2 almas han sido separadas.
El heredero al trono, el príncipe Kim SeokJin, necesitaba protegerse del abuso físico y mental que su padre, el Rey Kim Donghae, ejercía sobre él. Aquella noche de Julio de 1717 cuando quisiera escapar de sus tocaciones...
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4 días después, 22 de octubre de 1717, Hanseong, Joseon
El rostro de Min Yoongi se deformó inmediatamente cuando el príncipe le contó lo que había sucedido hace unos días atrás, se inclinó hasta sus pies y lo reverenció sin dejar de repetir que lo perdonara por no haber estado despierto para él.
SeokJin meneó el rostro, incluso explicándole de la mejor manera su mejor amigo iba a continuar creyendo que todo era culpa suya. —Kim Donghae es un hombre enfermo —masculló tan despacio que apenas pudo entenderle, era el eunuco más hermoso y eficiente del palacio— necesita acabar con sus malas prácticas ¡Necesita ser descubierto!
—Incluso si así fuera, de alguna manera buscaría incriminarme diciendo que yo lo he provocado —gruñó y levantó el rostro hacia el frente mientras su amigo le acomodaba parte del hanbok— saldré a llevar obsequios para la mujer y sus hijos que me recibieron cuando los secuestradores me abandonaron en su granero ¿Están los víveres preparados?
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Rayos solares que calentaban de manera exquisita el cuerpo de las personas, nubes blancas como los copos de algodón, el cielo más celeste que nunca allá en lo alto. Jeongguk bajó la vista y miró su calzado, jugaba de manera lenta con una piedrecilla del suelo mientras esperaba pacientemente por el príncipe. Sabía que quería visitar a unas personas y, por supuesto, era su deber seguirlo. Desde ese día que había escuchado como su padre había querido tocarlo, es que su sentido de protección estaba siempre en alerta. En algunas ocasiones cuando veía al rey hacía todo el esfuerzo para que su rostro se mostrara impasible, sin embargo sus ojos escrutaban hasta el mínimo detalle. Era evidente el deseo en Kim Donghae por su hijo, así como también era sospechosa la atención que tenían los ojos de Kim Yeon cada vez que se encontraban de frente con el príncipe.
Había escuchado historias prohibidas de amor entre personas del mismo género, pero lo que más le preocupaba no era eso, era el incesto. Cuando se dio cuenta que las puertas se iban a abrir, descendió la mirada e inclinó parte de su cuerpo así como también otras personas que estaban al servicio del príncipe.
—Puedes mirarme al rostro Jung Jeongguk, eres mi guardián
Cuando levantó el rostro tuvo la necesidad de correr parte del cabello que cubría su ojo derecho. Mordió su mejilla por dentro, el corazón le latía y era por sentimientos además del miedo. El príncipe sonreía mientras le brillaban sus ojos, no estaba vestido con el hanbok azul pero de igual forma tenía otro hanbok y apariencia que gritaba lo importante que era para la nación. ¿Cómo podía sonreír cuando sufría por dentro?
