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Quizás se adelantó demasiado para hacer eso, pues no pensaba que el otro reaccionara de manera tan violenta, así que sus preparaciones estaban a medias. 

Ahora se encontraba en medio de la calle, de noche y solo con la maleta que había preparado con antelación, pero aun no terminaba los trámites para el departamento, por lo que, ¿Dónde se podría quedar?

Tomo asiento en una parada de buses y reviso sus redes sociales y contactos. Cuando vio algo publicado muy recientemente por su amigo Seokmin, como hace unos minutos y haciendo alguna payasada, hizo un amague de reír, pero le dolía toda la cara, así que termino soltando un jadeo de dolor. 

Bueno, eso significaba que su viejo amigo aún estaba despierto a esa hora, así que decidió llamarlo.

Casi pensó que no iba a contestar por cuanto espero, pero de repente escucho un montón de ruido y entre esos la risa del que contesto.

- ¡Josh, amigo! ¿Al fin te decidiste a acompañarme a ese concierto? – No estaba tan borracho aun, pues se fijó en la pantalla antes de contestar, aliviando al americano que temía abusar de la amabilidad de alguien que no estuviera en todos sus sentidos.

- Seokmin, te acompañare a ese concierto si me haces un favor – Hizo una mueca de desagrado al relamerse los labios y notar el característico sabor metálico de la sangre en ellos.

- ¿Qué paso? – Noto que su amigo cambio a un tono más serio, quizás porque rara vez se refería a él con su nombre o simplemente al pedirle un favor. Soltó un largo suspiro, vagando su mirada por las vacías calles.

- ¿Me puedo quedar en tu casa unos días? Yo... hice lo que debía y acabo bastante mal, solo eso te diré así que no preguntes más – Espero unos segundos en silencio, a que su amigo comprendiera y le respondiera.

- Entiendo. No hay problema, ven para acá, aunque estamos celebrando algo así que no creo que puedas dormir mucho, si eso es lo que buscas ­–

- Muchas gracias amigo. Nos vemos – Corto la llamada al escuchar al otro despedirse. Espero un poco hasta que pasara un bus, al cual se subió y pago sin problemas, pero las pocas personas que había en este, le miraban con cierto miedo. Eso no le preocupaba, tan solo quería llegar a un lugar donde hubiera una cama.

Luego de casi veinte minutos, sentado y perdido en sus pensamientos, llego a su destino. Desde afuera ya podía oír algo de música y como salían luces de colores por una de las ventanas del tercer piso. Por como era su amigo y su compañero de piso, se imaginó que ya se llevaban bien con todo el edificio.

Ya frente a su departamento, toco el timbre, esperando que le escucharan, pues desde afuera ya escuchaba como hacían karaoke. Para su suerte, Seokmin fue el que abrió la puerta.

- ¡AH! ¡¿Quién eres?! – Grito asustado el menor, pegando un saltito para atrás mientras se abrazaba a su lata de cerveza. Siempre había sido tan exagerado.

- ¿Tan mal me veo? – Inclino la cabeza hacia un lado, curioso. Su amigo abrió sus ojos con sorpresa, reconociendo su voz. Pasaron unos segundos, y se rio a carcajada limpia, abrazándose por el estómago.

- P-Pero – Intento calmar su risa, aun impactado – Realmente te dio una paliza, es que, tienes toda la cara hinchada y, dios, te vez rarísimo, amigo – Aun con una burlona sonrisa lo dejo pasar, guiándolo a su habitación.

- No dolió tanto como parece, aunque ahora tengo todo entumecido – Explico, tratando de esconderse de todas las personas que había en el salón gritando y cantando. Suspiro aliviado cuando al fin llegaron a su cuarto, un poco desordenado y con alguna bolsa de fritura abierta, pero era tranquilo, así que perfecto.

Quiero que seas feliz (JIHAN)Where stories live. Discover now