Cap. 5| "Caramel Macchiato"

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Narra Amelia

Al otro día, volví a sentirme un poco más patética y perseguida que antes. Volví a darme cuenta de que en verdad Owen tenía razón en casi todo lo que decía:
-¿Qué pasa Derek? -dije cuando al entrar al hospital mi teléfono sonó.
-Buenos días a ti también pequeña Amy -rió.
-Perdón, buenos días hermano -sonreí.
-Necesito un enorme favor y sé que me odiarás, pero necesitamos empezar cuanto antes -dijo- estoy atascado en el tráfico y aún tengo que llevar a Zola a la escuela.
-Dime -dije.
-¿Podrías ir a la oficina de Hunt y ver si aprobó nuestro proyecto? -dijo.
-No creo que esté en su oficina -dije recordando que tal vez estaba llegando al trabajo en el mismo auto que la italiana luego de una noche de sexo.
-¿Podrías intentar ir y ver si está? por favor, Amy, ese proyecto es muy importante para mí -suplicó.
Suspiré, cansada y sin ganas de tener que aceptar su pedido. Pero Derek haría lo que fuera por verme bien, ¿por qué yo no podría hacer lo mismo por él?
-Okay, enseguida iré -dije.
-Te amo -respondió- llegaré en cuanto pueda.
Me dirigí al vestuario y me puse mi uniforme de trabajo azul junto con mi bata.
Me serví un Caramel Macchiato en la máquina expendedora de café del pasillo porque necesitaba pasar el mal trago de caminar hacía la oficina de Owen, tomé un sorbo y emprendí mi camino.
"Ya sabes lo que vas a ver" me dije a mi misma mientras el ascensor se detenía en el piso de su oficina y me lo imaginaba desayunando con Carina luego de su excelente velada. Toqué la puerta pero nadie respondió, tampoco se escuchaban ruidos adentro.
"Un vistazo a su escritorio para ver si había leído el informe de Derek no le haría daño a nadie" pensé y entré a la oficina. Pero lo que me encontré me hizo estremecer:
Owen se encontraba dormido en su silla con su cabeza apoyada en el escritorio lleno de papeles. Entre sus manos había un informe, parecía haberse quedado dormido luego de leer ese. Me acerqué un poco a él para ver de qué informe se trataba y me encontré con nada más y nada menos que la leyenda de "Neuro láser - por Derek y Amelia Shepherd", bajo el título había una anotación de Owen, fije mi vista para ver de qué se trataba y decía "proyecto aprobado y financiado".
Derek se pondría muy feliz. Estaba a punto de irme pero decidí detenerme a observar al pelirrojo y una sonrisa se escapó de mis labios. Owen era lo más dulce del mundo cuando dormía y sentí el mismo sentimiento de paz que sentía cuando observaba a mis hijos dormir. Era hermoso, sin importar lo mucho que me esforzaba en odiarlo, era el hombre más lindo del mundo y nadie podía llenar el vacío que no estar con él me producía, nadie, ni siquiera George, al contrario, cada vez que estaba con el rubio "carilindo",  besándonos o en pleno acto sexual sentía cuanta falta me hacía Owen.
Y al final, lo de Carina solo fue una fantasía mía. Sí, por supuesto que ambos se miran como algo más que solo "jefe y empleada", pero nada de lo que yo imaginé había pasado, Owen de verdad había pasado toda su noche trabajando y eso se notaba al ver el lío de papeles que era su oficina junto las tazas de té y lata de energizante que había sobre el escritorio. Había hecho hasta lo imposible para no dormirse, pero finalmente, cuando logró resolver todo ese lío debe haber apoyado su cabeza sobre el escritorio por dos segundos con la excusa de "descansaré mis ojos por unos minutos" (como siempre lo había hecho durante todo el tiempo que habíamos estado juntos, lo había hecho en la universidad, en nuestras vacaciones, en la luna de miel y miles de veces sentado en el sofá con Angelina y Austin en sus brazos) se quedó profundamente dormido.
Miré mi Caramel Macchiato, sabía que Owen moría por ese tipo de café, era su preferido, siempre lo había sido y no creía que en esos últimos tres años en los que estuvimos separados haya cambiado su favoritismo. Él lo necesitaba más que yo, sonreí y lo dejé sobre su escritorio para luego comenzar mi salida de su oficina y hacer como si lo que acababa de ver nunca sucedió.

Narra Owen

Desperté entre papeles e informes. Parecía que había sido pisoteado por una docena de elefantes, apuesto a que Austin se reiría de esa comparación.
Refregué mis ojos y miré la hora, era demasiado tarde. Me levanté de mi silla y vi un vaso de Caramel Macchiato, ¿acaso era un sueño? tomé el vaso y comencé a beberlo con todas las ganas del mundo. Ordené la pila de papeles y me dirigí a pegar mi propio informe que anunciaba en qué proyectos el hospital invertiría. Caminé hacía la pizarra principal y lo pegué, todos se asomaron a ver los resultados abordándome como una bandada de pájaros. Di la vuelta e intenté salir del amontonamiento de gente y me topé con Carina DeLuca apoyada sobre el mostrador.
-Buenos días -dije sonriendo.
-¿Son buenos? -preguntó con su acento italiano- te ves cansado.
-Noche complicada -dije.
Carina sonrió y desvió mi mirada hacía mi vaso de café:
-Mmmh Caramel Macchiato -dijo deteniendo su lengua entre sus dientes al decir el nombre- buena elección.
-Oh, yo no... -intenté explicar.
-Buena elección, quien sea que te haya puesto ese CM a tu alcance -sonrió mientras llevaba sus manos a su cabello.
¿Entonces ella había sido la que me dejó el café en el escritorio? por supuesto, "quien sea que te haya puesto ese CM a tu alcance" eso solo me daba la pauta de que había sido ella.
-Si quieres... luego podemos ir a tomar uno, juntos -dije.
-Me encantaría -dijo- si es que no te duermes antes, bambino.
-Descuida, no podré dormirme con toda esta gente alborotada porque no financié su proyecto, hoy será un día lleno de quejas -respondí.
-Okay, nos vemos luego entonces -asintió.
-Nos vemos luego, bambina -sonreí y comencé a caminar hacía mi oficina.
Observé y supervisé algunas operaciones y luego, fui a chequear el presupuesto del hospital. La matemática se me daba bien, pero la paciencia no. Moría de ganas de una cama, estaba agotado. Mi estómago rugió, hacía más de quince horas que no ingería nada más que líquidos así que bajé a la cafetería.
Me senté a comer mi sándwich junto a Webber y Bailey, casi que había olvidado cómo comer. Terminé y dejé mi bandeja de comida en la basura y allí volví a toparme con Carina DeLuca junto a su hermano.
-Hey, Jefe -sonrió Andrew.
-Hey -sonreí y miré a Carina.
Esta era mi oportunidad, Carina era una mujer bonita, europea y simpática.
-¿Tienes un minuto? -le dije.
-Claro -asintió.
Comenzamos a caminar fuera de la cafetería.
-No sé si quiero un Caramel Macchiato ahora, bambino -dijo riendo- acabo de almorzar.
-¿Un vaso de agua natural, al menos? -pregunté.
-Suena bien -rió.
Serví dos vasos de agua de la máquina expendedora del pasillo y caminamos hacía mi oficina, ambos nos sentamos sobre el sillón.
-¿Cómo se te da esto de ser jefe? -preguntó.
-Es agotador -dije- pero me gusta el trabajo.
-Tienes aspecto de ser un buen capitán -respondió.
-¿Tu crees? -reí tomando un sorbo de agua.
-Certo che lo sei (Por supuesto que lo eres) -dijo en un tono bajo, seductor y lento, chocando la punta de su lengua contra sus dientes.
-Grazie -sonreí.
-Che begli occhi (Qué hermosos ojos) -dijo mordiendo sus labios.
-Che bel sorriso (Qué hermosa sonrisa) -respondí acercándome un poco más a ella.
-Sabes italiano, bambino -dijo bajando su mirada hacía mis labios.
Hice tiempo para armar una respuesta en mi cabeza.
-Un po 'ma penso di aver bisogno di imparare un po' di più (Un poco pero necesito aprender más) -respondí a centímetros de su boca.
Finalmente, la italiana rompió el espacio y me besó. Su beso era igual que la forma en la que posaba su lengua entre sus dientes, sexy y lento. Sonrió y llevó su mano a mi mejilla para aferrarse más a mí. Finalmente nos separamos y sonreí.
-Tengo que seguir trabajando, jefe -dijo y volví a notar su acento italiano-  ¿nos vemos luego?
-Claro -sonreí- por supuesto, besarte fue aún más lindo que el Caramel Macchiato que dejaste sobre mi escritorio esta mañana.
Carina rió.
-Yo no he sido -dijo- pero lo tendré en cuenta para mañana si voy a conseguir que me sonrías como lo hiciste hoy temprano.
-Espera... -dije- ¿tu no dejaste el café en mi escritorio?
-Carino (lindo) yo no he sido. Apuesto a que fue alguien de todas esas personas que buscaba tu financiación -respondió y besó mis labios otra vez- nos vemos luego.
Pero entonces... si no había sido Carina, si había interpretado realmente todo mal ... ¿quién había dejado mi café preferido sobre el escritorio? ¿quién sabía qué café era el indicado para ganarse mi admiración? solamente una persona sabía de mi extraña preferencia y amor por el Caramel Macchiato, solamente una persona era capaz de saberlo con total exactitud.

Second try ༄ | Omelia {ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ}Where stories live. Discover now