Capitulo XXIX | Realidades.

169 13 8
                                    

Al día siguiente.(Viernes/Febrero/2009)


Alexei

¡Pssssst!.—Se escuchó aquel murmullo, por detrás de una pared. El pelirrojo, quien portaba su traje montando guardia donde correspondía, hablo;

—¿Estás seguro que este es un buen plan?... —Inquirió, ahora adoptando una postura erguida, mientras su compañero rubio quien portaba ropa acorde a la situación, vigilaba al par de policías a la distancia.

—Confía en mí. —Aseguró, llevándose el pulgar al pecho con ímpetu, causando que el ojos turquesa suspirara con resignación. —Bien, entonces ya sabes el que hacer.—Indicó el rubio, a lo cual Vladimir, asintió. Ahora, el rubio comienza a acercarse con lentitud hacia ambos oficiales kuznetsov y Reed.





No paso demasiado tiempo hasta que Reed, a contra de su voluntad se vio obligado a ser acompañado por el rubio. Después de todo, León Reed era oficial de policía, y su deber continuaría siendo el de proteger y servir hasta el final de sus días. Sin embargo muy a su pesar, no parecía demasiado convencido de ayudar al Chester Pratt, quien portaba una vestimenta sumamente humilde, marcando aún más su acento extranjero pidiendo indicaciones. Por su lado, la rubia asintió a que su compañero prosiguiera con la ayuda al ciudadano no nativo, en lo que ella montaría guarda entre aquellas calles.

Una vez la distancia fue más que notoria, Reed no tuvo otra opción más que utilizar el móvil policial al cual se subió junto Chester pratt, indicando a Tatiana que pronto regresaría. El desgano y la pesadez eran fácilmente perceptibles en el castaño, quien por su parte no tuvo más opciones que dignarse a cumplir su labor. Pronto, la rubia doncella se encontró sola en aquel ambiente. Relajada, pensativa, montaba su guardia cual impenetrable guerrera, escudando sus sentimientos bajo aquel uniforme de servicio, sin saber que aquellos sentimientos, eran observados por aquel ojos turquesa quien contemplaba con calidez cada gesto, cada facción de aquella princesa.




(...)



Tatiana

Al fin y al cabo, león termino por aceptar conducir aquel pobre viajero perdido. ¡Como querer negarse!, después de todo es nuestro trabajo y deber. A veces pienso que no tiene remedio, sin embargo doy fe de que León no tiene un mal corazón, y solo peca de obstinación.

Ahora, mantengo mi mente en cumplir mi labor de cualquier forma. Aunque... para ser sincera me es muy difícil no recaer en el pensamiento de lo sucedido recientemente con.... Alexei.




⟨...Flash Back...⟩

El, ladeo con lentitud su cabeza... y después de tanto tiempo nuestros labios tomaron un fogoso y desesperado contacto que sin timidez paso por alto aquella etapa suave y de ternura. Era como si aquel deseo se hubiera mantenido sepultado por parte de ambos, encerrado se volvió salvaje. Encerrado, se volvió indomable.

⟨...Final Flash Back...⟩




Mi cuerpo una vez más se tensiona con el simple recuerdo, mi corazón palpita agitado y mis pómulos adquieren un color rosado.—¡Ya basta!.—Repliqué para mí misma, sacudiendo mi cabeza intentando así alejar mis recuerdos. «Tengo que concentrarme en mi trabajo. ¡Además!, ¿por qué no puedo dejar de pensar en ello?...» Sinceramente, a veces pienso que el destino se divierte al jugarme malas pasadas, por que tan solo a un par de metros divise al pelirrojo ¡Caminando hacia MI!. «¿Qué hace?...Ay, no. ¡No no no!.» Me exasperé. «¡¡¡No me digas que viene hacia aquí!!!,¿Por qué me hace esto?, sin embargo no puedo darme por vencida. Además, todo está dicho ya, sea lo que sea que venga a pedirme... Si no es sobre el trabajo, ¡No le escuchare!.» Aunque pareciera que ni yo misma fuera a hacerme caso, el simple contacto de su mirada a la distancia lograba desenfocar mi mundo por completo, ¡Y esto no puede pasarme mucho menos cuando estoy trabajando!, me enfurece esta situación. Me enfurece mi debilidad hacia él.

La ley del amor.Where stories live. Discover now