XIX: No está bien

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—¿Estás loca? ¿Cómo se te ocurre proponerle algo así a Marta? Aún sabiendo lo que yo siento por ti —le recriminó molesto.

—Siento que es la única forma que tengo para remediar todo el dolor que le causé, que le causamos, Cruz. Tú más que nadie sabe que ella no se merecía eso, que es una mujer muy buena.

—No, pero ésta tampoco es la solución. Yo quiero dejarla, ya te lo dije. Y en su condición actual, y con un bebé, harás que todo sea más difícil.

—No me importa, quiero pagar mis culpas, aunque sea con ella. Le daré el bebé que ella tanto anhela, y después me iré.

—¿Darás a tu hijo cómo si nada? ¿Cómo si se tratara de un simple paquete?

—No será mi hijo, será el hijo de ustedes.

—Noelia, Marta no puede tener hijos —pronunció serio—. Debido a su edad, y a su enfermedad, no hay óvulos sanos para fertilizar. Y muchos menos luego de que comience la quimioterapia.

—¿Quimioterapia? —preguntó confundida.

—Tiene cáncer de útero.

—De todos modos la ayudaré —pronunció con pesar.

—¿Renunciarás a los derechos sobre tu hijo por el capricho de alguien más? Tú muy bien lo sabes, Noe, yo no la amo... Yo te quiero a ti.

Ella lo miró a los ojos, y negó con la cabeza.

—Debes quedarte a su lado.

***

—Un mes después—

Al final, Cruz había tenido razón, de Marta no habían podido conseguir un óvulo sano, o lo suficientemente joven para utilizar. No sé trataba sólo de la edad, sino de su salud.

Aún así, Noelia le había asegurado que los ayudaría, que les daría el bebé que ellos anhelaban tener para completar su familia. El problema estaba en Cruz.

Él no quería cuidar del bebé con su mujer, él estaba decidido a dejarla, cuando ella pudiera recuperarse. Y las quimioterapias recién comenzaban.

La besó, hundiéndose en ella, sujetándola de las caderas para poder tener control sobre ella, y marcar él el ritmo. Hacía tiempo no estaban juntos, no luego de que ella decidiera acabar con todo.

Pero ahora, estaban buscando el bebé que tanto Noelia quería darle a Marta. Aunque no de la forma que la morena había planeado. Se suponía que sería una inseminación artificial.

Rodeó su cintura con sus piernas, y él se abrazó a ella, hundiéndose profundamente en la castaña.

—Cruz —gimió abrazándose a su espalda, sintiendo como chupaba la piel de su cuello.

Subió con húmedos hacia su rostro, probando su boca con cortos beso, antes de dirigirse a su mejilla, y luego al lóbulo de su oreja.

—Di que eres mía —respiró pesado.

Pero la joven se negó a decirlo, simplemente dejándose llevar por sus placenteras estocadas. La tomó con firmeza de las caderas, y la penetró con fuerza, haciéndola salir de aquel trance.

—Di que eres mía, Noe.

Ella lo miró a los ojos con confusión, y lo tomó del rostro para besarlo. No pensaba decir aquello, ella no era de él ni de nadie.

Cruz cortó aquel beso, al llevar sus manos hacia su trasero, y apretarlo, haciéndola jadear.

—Dilo.

Ella negó con la cabeza, tomándolo de los hombros.

—S-Sigue insistiendo, y sólo conseguirás que me vaya.

La tomó del rostro, y acercó sus labios a los de ella, mirándola fijamente a los ojos.

—¿Aún eres de ese tipo, verdad?

¿Qué diablos le pasaba? A veces Cruz tenía esos arranques de celos y posesividad, que a Noelia no le gustaban para nada.

—Ya no quiero hacerlo.

Bajó su mano hacia su cuello, y ella lo observó con temor, colocando sus manos sobre las de él.

—Basta Cruz, sal de encima mío.

—Responde —pronunció ronco.

—No soy tuya ni de nadie, sal de encima mío, no quiero hacerlo, sal.

Los rasgos de él se suavizaron, y sin esperarlo, la abrazó, dejando aún más desconcertada a Noelia.

—No quiero perderte, siento que tú estabas enamorada de ese tipo, que por eso no quieres corresponderme, porque no lo has olvidado.

—Y mucho menos lo haré con estas actitudes que tienes —pronunció seria, ya sin ganas de seguir estando con él.

—No quiero que nadie más te toque —le dijo comenzando a repartir besos por su cuello, por su rostro.

—Cruz basta, no quiero hacerlo.

Besó su boca, y dirigió su mano hacia su intimidad, acariciándola, sin salir de ella.

—No volveré a actuar así, lo prometo —le dijo entre besos cortos.

...

La meretriz: Noelia (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora