𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟔: 𝐬𝐞𝐧𝐝𝐞𝐫

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Capítulo 6: Remitente

—♤—

— Perdón Eren, no fue mi intención preocuparte — dijo apenada.

Luego se levantó para salir de la habitación y evitar más preguntas de su amigo. Pero el castaño ya sospechaba del porque había estado actuando de una manera extraña.

FLASHBACK

Eren había terminado de cenar, y se fue afuera para tomar aire, y de paso, pensar una manera para que Mikasa y él volviera a hablar como siempre. Empezó a caminar, hasta que encontró a alguien en el suelo, pudo contemplar que era una mujer. El castaño se acercó y vio a una azabache dormida tan plácidamente, con un rostro tan relajado que sus facciones parecían de una muñeca de porcelana. Suspiró al admirar su belleza que, sin querer, ignoraba inconscientemente. Mientras la miraba, Eren recordó que ya habían castigado a Mikasa con anterioridad, así que por la seguridad de la azabache la cargó para llevarla a su habitación.

La recostó en la cama y la cubrió con una cobija con delicadeza y cuidado de no despertarlo.

— ¿Acaso hice algo malo? Lo siento, no sé que he hecho — musitó sus pensamientos en voz baja.

Tocó la frente blanquecina de su amiga, para luego acariciar sus cabellos azabaches, después estaba a punto de irse, de no ser porque notó una carta en el escritorio de Mikasa, al principio se contuvo a no leerá porque ella merecía tener privacidad, pero la curiosidad le ganó, y más al ver el año de la carta: 844.

Hizo la conclusión de que se trataba del año, por el aspecto antiguo que se veía la carta. Lo cual le sorprendió mucho, y avivó su curiosidad.

Dejó el sobre a un lado, y comenzó a leer la carta:

Para: Mikasa Ackerman
De: Sr. y Sra. Ackerman

Tanta fue su sorpresa, que provocó un ligero ruido, ya que golpeó la silla que estaba a un lado suyo. Se calmó para asegurarse de que Mikasa siguiera dormida, al parecer era difícil despertarla, ella seguía dormida como una niña, con una ligera sonrisa en los labios. Verla así le llenó de culpabilidad, así que dejó la carta a un lado y se dispuso a salir de su habitación, en cuanto escuchó voces en el pasillo.

— ¿Alguien ha visto a Mikasa? — se escuchó una voz muy familiar, era Historia.

— No, tal vez porque estaba ocupada comiendo — dijo Sasha.

— De seguro que está triste — dijo Ymir con indiferencia.

— ¿Por qué lo dices? — preguntó Sasha.

— Porque lo más probable es que ya la rechazó Eren, es un ciego — dijo bastante despreocupada.

— ¡Ymir! No seas tan cruel — le reclamó Historia.

— De hecho, tiene sentido — dijo Sasha pensativa mientras comía una papa.

Después de esa charla cada quien se fue a su respectivo cuarto, pero el castaño escuchó toda la conversación. Cuestionándose sobre los sentimientos de Mikasa hacia él, relacionando ese pensamiento con lo que sucedió la última vez que había hablado con Mikasa, y lo que él sentía por Annie. Al irse, concluyó que esa era la razón de su comportamiento.

Cuando fue a su habitación sus pensamientos, no terminaron ahí. Rememoró cuando a los 9 y 10 años estuvo enamorado de Mikasa, aunque se disiparon cuando concentró su objetivo en la eliminación total de los titanes. No tenía tiempo para esas cosas, al menos eso pensaba al prinicipio. Al conocer a Annie pensó lo contrario, o eso quería creer.

Su mente se llenaba de miles de recuerdos y monólogos internos, en donde se cuestionaba si de verdad amaba a quién creía o si de lo que su amiga sentía estaba equivocado.

En fin, todo se reduce a un sueño en donde despertó con lágrimas en el rostro.

FIN DEL

FLASHBACK

—♡—

— Mikasa, algún día tienes que ser sincera conmigo, ¿si? — dijo el castaño, mientras sostenía la muñeca de su amiga, con sus sospechas ya planteadas.

—Si...— respondió en casi un susurro, agachando su cabeza.

Entonces Eren la atrajo hasta sus brazos para poder abrazarla reconfortantemente. Mikasa, por su parte, deseaba decirle a Eren todo, sus sentimientos, la carta, sus padres y demás. Pero no pudo, se contuvo, pero para su sorpresa el castaño no le hizo ni una sola pregunta a Mikasa, solo la consolaba. Fue el silencio más alegre para ella, y agradecía la paz del ambiente. Sin darse cuenta derramaba un par de lágrimas.

— Perdón Eren, te prometo que algún día te diré todo — dijo, se podía notar sus sollozos, aunque trataba de acallarlos.

— No te presiones Mikasa, tranquila — dijo mientras frotaba suavemente la espalda de la azabache.

En ese momento, alguien arruinó tocó la puerta.

Continuará...

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