Un amigo también puede romperte el corazón

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En la vida te vas a encontrar a muchas personas; algunas serán buenas contigo, otras estarán contigo por conveniencia, y otras te harán la vida una mierda. Esto a causa de la envidia que te puedan llegar a tener.

Cuando encuentras al verdadero amigo o amiga tienes que cuidarlo como un hermoso tesoro, porque debes saber que nunca nadie será igual a ella o a él.

No les voy a mentir que cuando vi a Nicholas mi corazón daba saltos de alegría. Quería bajar para llenarlo de besos, pero a la vez tenia muchas ganas de ir a golpearlo y decirle un par de groserías, pero quería escucharlo.

La mirada del muchacho se conectó con la mía. Nos quedamos mirando por unos segundos, y me sentí mal en estarlo evitando todos estos días atrás.

 Me acomode el cabello para bajar despacio hacia a las escaleras, con mi respiración un poco agitada y mis manos sudorosa. Hoy estaba sin esfuerzos de pelear. Me sentía como si un carro me hubiera atropellado ayer; esperen, eso mismo me pasó ayer.

Abrí la puerta y la sonrisa forzada de Nicholas me hizo fruncir los labios y dejarlo pasar.

—¿Qué quieres? —pregunte sin mirarlo.

—¿Por qué me has evitado todos estos días, Ty? —el muchacho no quiere pasar hasta la sala, sino que se queda en el pasillo mirándome con cautela.

Ignoro su pregunta.

—Te estoy hablando Walker. ¿Por qué me has dejado de hablar? —Nicholas hace una pausa larga y baja su mirada.

Lo miró y rio mordaz cruzándome de brazos. Yo tenía razón en estar enojada.

—¿De qué te ríes? —me amonesta frunciendo el ceño.

—¡¿Y quieres que este feliz de que me hayas mentido?! —le chille cerrando mis manos.

—Nunca te he mentido, Tara. Y eso te consta.

—Aja. ¡Y por qué nunca me dijiste que te gustaban los hombres! —siento el palpitar de mi corazón cada vez más rápido. —Dime. ¡Dime! —intento mantener la calma y no lloriquear.

—¡Porque mira como te has puesto! —señala —¿Crees que estoy contento de haber perdido a mi mejor amiga solo por ocultarle un secreto?

No respondo.

—¿Acaso tú no de avergüenzas de tus secretos? —los ojos del pelinegro se ponen cristalizados.

Cuando Nicholas me hizo aquella pregunta, inmediatamente pensé en Eduardo. En ser la jodida amante de un hombre mayor y casado.

—No es el hecho que te gusten los chicos. —respiro hondo para tragar las lágrimas que querían salir. —El hecho es que me enteré de que te gustan porque te vi besándote con uno.

—Sí. Sé que no fue la mejor manera que lo supieras. —me da la razón por unos segundos.

A continuación, lo que van a leer es una de las peores cosas que alguien le pudiera pasar.

 Nicholas se muerde los nudillos de su mano diestra y mira hacia arriba para calmarse.

—Cuando le conté a Eva, ella no me juzgó como lo has hecho tú.

¿Escucharon eso? El sonido de mi corazón romperse…Eso quiere decir que la princesita de Eva lo sabia todo.

—Dices ser mi mejor amiga y lo único que haces es juzgarme y sacarme en cara que soy un homosexual, cuando en realidad simplemente no sé ni quien soy.

—¿Entonces Eva sabia de esto? —lo reto con la mirada. — ¡Por qué ella y yo no! — me queje.

No pude resistir ni un segundo más estas ganas de llorar; saben a lo que me refiero: llorar y no saber si es por tristeza, decepción o ¿rabia? Quizás.

Mordí mis labios para no gritar más, mis mejillas se tornaron rojas y mi nariz se hincho justo en la puntita.

 —¡Eres una antipática, Tara! —se lamenta el muchacho que tenía a mi lado. —Te estoy contando que estoy confundido con mi orientación sexual y lo único que te importa es que le haya contado a Eva y no a ti. —aplaude varias veces sin nada de humor.

Nicholas miró hacia el suelo y bafeó.

—Cuídate ¿sí? Porque no creo que seas una buena persona. —dicho esto se marchó dejando la puerta de mi casa de par en par.

No Me Llames GordaWhere stories live. Discover now