¿Cómo me siento? 2/2

255 43 4
                                    


*****

POV: Miranda

“¿Por qué invitar a Tara a mi casa sí sé que aquí esta esta chica? ¿será que esta bien que haga esto? “Me preguntaba a mí misma mientras terminaba de pintar mis labios de color rojo.  

Creo que puede alterar las emociones de Tara, pero creo que si hago esto ella dejara de sentir miedo hacia Eva, quizá se sienta más segura y sepa que no todo gira alrededor de esos pelos de elote.

—¡Bruja! Te anda buscando Tara. —gritó Francis de sala.

Sentí hormiguitas en mis pies y en mi estomago del susto.

—Deja de llamarme así. Que eso solo te hace más inmaduro y chusco. —le señale pasando a su lado. —Y te ves más ridículo con esas medias blancas. —le regale una falsa sonrisa cuando le pase al lado y lo quite para abrazar a mi nueva amiga.

—Hola. Pasa. —le dije dándole espacio para que pasara, pero ella se rehúso mirando a Eva que se miraba las uñas. —Solo ignórala. —susurre sintiéndome un poco culpable.

La muchacha pasó sin levantar la vista, pasó desapercibida, no miró ni a Francis cuando entró. Sentí compasión de ella y mucha rabia hacia esa chica que se hacia llamar “amiga”

—Siento mucho que te la encontraras aquí, pero al parecer mi hermano cada día esta más enamorado de esa vagina. —le expuse quitándole el bolso del hombro.

Tara se encoge de hombros y me sonríe. ¡Dios! Acaso no se da cuenta lo linda que es.

No quería comenzar con mi sermón, pero era casi imposible no poder quedarme callada viendo a una chica tan bella como Tara sentirse tan mierda porque una maldita persona la hizo sentirse así.

—¿Cómo te sientes? —pregunte entrando a mi habitación con olor a incienso.

—¿Justo ahora?  —Parece que deja de respirar. —Creo que puedo vomitar. —Saca la lengua de manera exagerada y suelto la risa.

Me acerque a la lampara y apague el aparato de fragancia olor almendras.

—Eres un poquito exagerada, chica. —Ruedo los ojos divertida y me lanzó en el sillón blando que tenia al lado de la ventana.

—A veces. —me contestó curioseando mi cuarto, agarrando mis cuatros con una sonrisa.

—¿Y cómo sigues de tu mejilla?

—Mi mamá no se dio ni cuenta que mi pegaron. Todos estos días me ha pasado ignorándome. —Se encogió de hombros y continuó viendo las fotos.

La baja autoestima tiene que ver mucho por la falta de estima en la casa. Si tienes un niño o una niña a la cual le das seguridad y amor, este cuando crezca seguirá siendo así hasta la adolescencia, y si en la juventud le sigues dando ese amor y esa seguridad por más decepciones que se lleve, él o ella sabrán que en casa lo aman por lo que es.

Ahora piensen en lo contrario, cómo creen que se sentirá esa niña la primera vez que la rechacen o ese pequeño la primera vez en que su amiguita le diga que solo ve como amiguito.

—¿Y nunca has hablado con ella de cómo te sientes? —pregunté antes de levantarme y abrir las cortinas.

Miré a Tara y esta solo se encoge de hombros.

—Que va. Mi madre ni sabe cuál es mi música favorita.

—¿Y cuál es tu música favorita? —pregunté con emoción.

—Me gusta un poco el hip hop y también la música italiana.

—¿Entonces no eres única y divergente? —bromee lanzándole una almohada en rostro.

No Me Llames GordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora