Sin Descanso

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No tengo idea de lo que sucede. Pareciera que la línea fuera eterna, lo cuál tiene sentido si conoces la cantidad de gente que habita la Tierra. Aún así parece una exageración que tal cantidad de personas esté aquí. ¿Acaso ha surgido una guerra? No encuentro un patrón, niños, jóvenes, ancianos, mujeres, hombres de cada país de cada continente. Me intriga que pudiera haber ocurrido, al mismo tiempo que me aterra. 

Y algo que no he podido evitar notar es que soy la única que se dedica a esto. ¿Soy la única que tiene el don? ¿Por qué yo? Si pudiera recordarlo... ¿encontraría la respuesta?

Desde que puedo recordar, sólo me he dedicado a admitir las personas dentro de nuestro mundo. Quizá tanto trabajo y la falta de descanso me haya hecho olvidar poco a poco de dónde vengo. Sí, quizás sea eso.

Todos los días, todo el día, no hago más que ver cientos de miles de caras diferentes, con cientos de miles de historias diferentes. Cada vez distingo menos sus rostros. Para mí todos son completamente iguales hasta que llega el momento de revisar sus antecedentes.

Dejo pasar a una persona que cumple perfectamente con el nivel de bondad. Las puertas detrás de mí se abren y escucho un par de gritos de alegría.

—¡Finalmente llegaste! Te he estado esperando todo este tiempo, ¿por qué has tardado tanto?

—Era una larga fila— ya lo creo.

Crónicas de un ÁngelWhere stories live. Discover now