[03]

13.4K 2.7K 6.7K
                                    

Después de la recuperación de Taehyung llegó el mes de abril y con él, el reencuentro con Hyungsik.

Yoongi acudió al hotel con una actitud muy distinta. La primera vez estaba asustado, nervioso y hasta temió por su vida; ahora se encontraba tranquilo, inquieto porque había pasado un tiempo pero mucho menos ansioso de lo que estuvo la primera vez.

Hyungsik lo recibió en su habitación como si no hubiese pasado el tiempo. Se mostró tan amable como la última vez, ofreciéndole comida y bebida que Yoongi aceptó. En esta ocasión no se pasó con el tequila, aunque sí tomó lo hizo sin llegar a emborracharse.

Yoongi se sintió extraño después de acostarse con él. Primero, porque había desaparecido todo el estrés de las últimas semanas, dejándole en un estado de absoluta relajación. Y segundo, porque no quería reconocer que le había gustado; quizá no quería porque sabía que lo que hacía no estaba bien o quizá fue por orgullo, aunque el orgullo lo había perdido hace tiempo.

¿Qué es el orgullo cuando tienes a cargo a un hermano que necesita comer?

Pero lo peor de todo no fue descubrir su pasión por el alcohol y el sexo, lo peor de todo fue aceptar que lo que más le gustaba de quedar con Hyungsik era hablar con él. Yoongi no tenía a nadie con quien desahogarse. A Taehyung le ocultaba cualquier problema económico que pudiera surgir para no distraerle de los estudios y con sus abuelos no podía contar en absoluto. Tampoco tenía amigos, así que el único que le quedaba era Hyungsik y él siempre se mostraba dispuesto a escucharle.

Con el paso del tiempo Hyungsik le daba más dinero si mantenía ciertas peticiones como seguir soltero o no dejarse penetrar por otros. No le importaba si tenía encuentros sexuales pero no quería que fuera el pasivo de nadie. Yoongi sabía lo mal que estaba aquello pero se justificaba en el dinero y también en su necesidad por tener a alguien con quien hablar. Aunque solo se veían dos veces al año, esperaba esos encuentros con impaciencia.

La muerte de Kim Kwanghwan llegó en febrero, un mes antes del decimoctavo cumpleaños de Yoongi. El hombre había salido a pasear al monte, desoyendo los consejos de su mujer que, consciente de las lluvias torrenciales que habían castigado Daegu en los últimos días, temía que le pudiese suceder algo.

Kwanghwan cayó por una pendiente debido al terreno inestable, atravesándole una rama gruesa el costado y quedando sepultado bajo gran cantidad de tierra. Así lo encontraron a los tres días, con el cuerpo enterrado y el rostro destrozado por un animal salvaje. La forense determinó que Kwanghwan no murió hasta pasadas cuarenta y ocho horas, por lo que sufrió una muerte lenta y dolorosa.

Su pérdida trajo cambios con los que ninguno contó. Sin Kwanghwan había menos ingresos y la pensión de viudez de Sangmi fue menor de lo esperado. Ahora Yoongi ya no tenía que darle su sueldo íntegro, su abuela no lo exigía pero la mujer no podía hacer frente a todos los gastos sin la ayuda de Yoongi.

Kwanghwan había dejado deudas de las que su esposa no sabía nada. Y semanas después de su muerte se enteraron de que los padres de Yoongi y Taehyung les habían dejado una herencia que Kwanghwan se gastó a sus espaldas.

A Yoongi no le quedó más remedio que seguir contribuyendo con su sueldo íntegro y encima buscar otro empleo en la ciudad para aportar más. Entre él y Sangmi, que había comenzado a trabajar, consiguieron mantenerse a flote durante unos meses.

En verano, cuando Yoongi se quedó sin el trabajo de la tienda, recorrió todos los restaurantes de Daegu con la esperanza de conseguir un empleo como lavaplatos. En Elysian, un restaurante coreano situado en una zona comercial encontró suerte. Allí le contrataron sin papeles, lo que era habitual para él pero le ofrecieron un sueldo mucho mejor de lo esperado.

Sui Géneris | ³Where stories live. Discover now