38. Segunda parte.

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Dos años después.

A estas alturas de mi vida, necesitaba que alguien me tomara de la mano o estuviera interesado en mi. Quedé rota en mil pedazos y por supuesto que intentaría culpar a Mason, pero yo misma me había roto, lo perdone creyendo que eso me haría algún bien, que la exagerada era yo. Pero la imagen de el y Miranda besándose en el baño de la discoteca confirmó mis sospechas, por segunda vez.
Intenté verlo a los ojos, aunque únicamente expresaba una mirada que se colocaba entre el límite de la ira y decepción ante tanto tiempo de engaño nuevamente.
Sabia a la perfección que no era una persona libre de errores, que vivía acariciando las locuras y peligros cotidianos, que contaba con innumerables detalles no tan perfectos como quisiera, pero merecía a alguien que entre tantas cosas, encontrara una razón por la cual amarme y que con eso le bastara, aunque me había rendido.
Caminando por las calles de la ciudad en una tarde otoñal, presencié un accidente. Las personas y autos esquivaban el escenario rodeando a la persona agonizante. Mientras tanto, la mujer responsable del choque, llamaba desesperada a una ambulancia. Me acerqué para brindar ayuda en lo que pudiera participar, hasta que escuche su voz.

Styles—musité arrodillándome a su lado y revisando sus heridas.

—Déjame—tosió. Tuve que sujetar sus manos fuertemente para evitar que busquen librarse de mi toque.

No voy a irme, supéralo—bufó. Recostaron su cuerpo en la camilla conforme lo subían a la camioneta—Yo lo acompaño—agradecí a los paramédicos y terminando de cerrar las puertas. Me quede en silencio admirando sus facciones, había cambiado notablemente. Una leve capa de vello facial rodeaba sus labios y cubría su mandíbula que formaba un ángulo perfecto, su cabello creció a la altura de sus hombros sin perder el estilo rizado, sin dudas se veía mayor pero aun así, atractivo. El monitor disparó una alerta al no detectar latido alguno, comprimí su pecho cuanto antes—No cedas, por favor no te rindas, se que es doloroso, pero aún hay vida en ti—casi de inmediato se despertó carcajeando conforme volvía a conectarse el oximetro en el dedo—¡Eres un idiota!—

Perdona, estaba aburrido—ladeó la cabeza.
Lo trasladaron a sala común debido a que sus heridas no requerían mas que una simple sutura, las cicatrices desaparecerían con la aplicación de cremas antibióticas y los moretones se irían con el paso del tiempo.
Anne ingresó a la habitación a los gritos y gestos exagerados provocando que su hijo rezongara y hundiera su rostro en la almohada.

—Te dije que condujeras con cuidado Edward—tomo la temperatura de su frente—Nunca sabes que loco anda por ahí suelto—examinó su rostro.

—Mamá detente—limpio el labial de su mejilla con la sábana—Solo fueron un par de golpes, no fue mas que un gran susto—

—Por andar distraído con Mackenzie—mire mis pies nerviosa, sin poder creer que ella seguía formando parte de su vida.—Oh no te he visto lo siento, ¿eres la enfermera de Harry?—negué apenada.

—Ella es una a...—carraspeó—fue una compañera de estudio—me miro fijamente frunciendo el ceño, no muy convencido con su respuesta.

—¡Harry!—chillaron a mis espaldas, giré sobre mis talones pudiendo observar la figura de aquella persona carente de sentimientos. Paso por mi lado golpeando mi omóplato con su bolso, Anne revoleo los ojos y se despidió de el con un beso al aire.

Yo mejor me retiro—comente en forma de saludo aunque sabia que sería ignorada.

—Quédate—suspiro el castaño apartándose.

—Pero Harry, necesitamos privacidad.

—La tuvimos hace tiempo, ya no la necesito.

—¿Por que?.—golpeó el pie contra el cerámico gris, actuaba como una niña pequeña lo cual era incómodo pero a su vez gracioso de ver. Tuve que morder mi mejilla para evitar reírme fuertemente.

—Tu desinterés fue la razón mas grande para irme de ti, fuiste un caos en mi vida, pero te quería tanto que decirte adiós era mas difícil que darme cuenta del tiempo derrochado mientras fingías sentir algo.

—Espero que no estes por decir lo que creo.

—Ella se encargaba de hacerme saber lo mucho que brillaba por dentro y como tu me estabas apagando. Me negué durante un largo tiempo, pero decidí no caer en tu juego nunca mas.

El que estaba hablando no era el, era su seguridad, y lo haría constantemente convenciéndose de que realmente comenzaba a superarla. La veía pero ya no sonreía, quizás hasta comenzaba a sentir rechazo por recordar el daño que provocó.
Y aunque Mackenzie podría estar haciendo berrinches y queriendo golpearme, me susurró al oído palabras que jamas creí que escucharía proviniendo de ella.

—Cuídalo, aún le queda mucho amor por demostrar.

Asentí miedosa paralizando mi vista en un punto fijo, asustada por cosas que no estaban pasando, porque el podría extrañarla, le dio tanto, que cada minúscula cosa podría hacerle querer volver a donde sentía que su corazón pertenecía, y ese lugar no era yo.
Se desearon lo mejor el uno al otro, sin rencores ni cuestiones pendientes, y allí es cuando pensé, a lo mejor el selló un capítulo de su vida, deseando que el destino tenga un plan mejor para el, y estaría dispuesta a desarmarme para armarlo, aunque podía salir bien o mal, saldría y yo lo acompañaría.

—Siento tanto lastimarte con mis palabras—negué callándolo y sentándome en la camilla a su lado—No creía volver a encontrarte, y hubiera sido el peor error no decirte lo maravillosa que eres—acarició mi rodilla con su pulgar—Simplemente gracias.—se incorporó usando sus brazos para ayudarse y me atrajo empujando mi torso, pero no me besó, solo se quedó admirando la piel de mi rostro, mirándome como solo el sabe mirar, expresando ternura con un dejo de picardía.
Me acurruqué en su pecho suspirando, no era fan del silencio, pero en esta ocasión, sus latidos bastaban para distraerme de aquello.—No me importa a donde vayas, yo quiero ir contigo.

Sonreí comprendiendo que era el momento adecuado, que mis sentimientos nunca cambiaron y seguía enamorada de la misma forma que lo estaba cuando lo vi muriéndose por alguien más.

Imaginas de Harry Styles.Where stories live. Discover now