Hasta Tarde

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—Una pizza Italiana, una Hawaiana y un refresco, ¿Gusta algo más?- Dijo amable

—No, muchas gracias- Le entregó su ticket con el número 15

—No hay nada que agradecer, su pizza saldrá en veinte minutos- Sonreía ampliamente -Uraraka, ¿Podrías hacer este pedido? Por favor- La nombrada asomó su cabeza por la ventanilla que conectaba la cocina con el mostrador

—¡En seguida!- Tomó con entusiasmo el papel que le daba y se retiró a preparar las pizzas.

Todo cliente que ingresara en el establecimiento terminaba satisfecho tanto con el sabor de las pizzas como con el servicio ya que el cajero de pecas finas y cabello verde ondulado no solo tenía un carisma único si no que una belleza extraordinaria.

Desde su posición detrás de la caja era conciente de como una mesa llena de chicas hablaban sobre él, se notaba por su forma de sonrojarse, apuntarlo "discretamente" y sonreírle de manera nerviosa cuando las miraba. Cuántos no desearían tenerlo de novio sin embargo, no importaba de quién se tratara, fuera chica o chico, las mismas veces que se le declaraban este se negaba.

No notó el momento en que la fila se hizo tan larga que llegaba fuera del establecimiento, tenía que darse prisa en atender —Izuku, las pizzas del número 33 están listas. Estamos ocupados con los pedidos, ¿Podrías llevarlas?- Pidió la castaña mientras estiraba las cajas y asomaba medio cuerpo con una sonrisa en el rostro, la cual fue correspondida

—Seguro- Sostuvo las cajas e inmediatamente Uraraka desapareció de la ventanilla -Disculpe, solo entrego este pedido rápido y vuelvo a tomar su orden- Explicó al cliente que estaba al frente, para su suerte este no se molestó y sonrió mientras asentía con la cabeza, otros que se encontraban más al fondo se quejaron un poco, no era para menos, mínimo llevaban ya media hora esperando para que les atendieran, sin mencionar que aún faltaba les prepararan las tan codiciadas pizzas.

Identificó con rapidez la mesa que portaba el número 33, se acercó a zancadas grandes y depósito las cajas al centro —¿Les puedo ofrecer algo más?- Preguntó con su habitual sonrisa

—Si, tú número- Una de las chicas con cabello rosa mencionó sin miedo alguno, era la quinta vez que le decían aquello en el día, sin embargo el sonrojo no se hizo esperar -¡Mina!- Le reprocharon sus amigas

Midoriya se limitó a reír de manera nerviosa mientras volvía a su puesto, ya estando ahí, intentó no distraerse con el olor que desprendía la cocina y concentrarse al cien porciento en los clientes, pues ya les había hecho esperar demasiado.

El tiempo pasó volando, los clientes parecían multiplicarse como células, el pecoso se empeñaba por anotar rápido, montañas de pedidos ingresaban sin parar por la ventanilla, los cocineros corrían de un lado para otro manchados de harina, especias y de más, un caos total, inclusive el repartidor a domicilio se encontraba acelerando de manera un tanto peligrosa.

Ya entrada la noche finalmente entregaron la última pizza del día, todos estaban agotados a más no poder —Chicos, creo que nos merecemos una recompensa. Hice estas pizzas mientras cocinaba las últimas- Mencionó la castaña cargando tres cajas en las manos, su ropa estaba tan manchada que no se podía distinguir cual era el color inicial, al igual que su rostro estaba lleno de harina, justo como los otro cinco cocineros, Iida, Kirishima, Kaminari, Momo y Tsuyu.

Al dejarlas sobre la mesa todos se abalanzaron sobre ellas como animales, estaban hambrientos a más no poder, ya que tuvieron que saltar sus horarios de lunch para poder atender a la clientela. En esos momentos comprendieron porque las personas hacían fila de una hora y esperaban otra para comer tan solo una rebanada, pues no era para menos, ¡Valía totalmente la pena! El queso derretido se desplazaba exquisitamente en su paladar, las especias que poseía se podían sentir sin que fuera un sabor detestable, al igual que los ingredientes se encontraban en su punto con la cantidad exacta para no perder el sabor de ninguno pero combinarlos al mismo tiempo, un sabor delicioso.

Hasta Tarde [Katsudeku] Oɴᴇ-SʜᴏᴛOnde histórias criam vida. Descubra agora