Parte 2

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El pensamiento más común cuando una mujer andaba por las calles a altas horas de la noche es que no estaba haciendo algo bueno. Todo lo que la mujer hiciera fuera de las leyes creados por el hombre estaba mal. Era reprensible y castigado por la sociedad aun a costas de la posible defensa que tuviera la mujer. Elisa conocía estos andares y los había experimentado en incontables ocasiones saliendo siempre con argumentos tan validos como groseros, pero validos al final. Una noche de navidad cuando contaba con 17 años de edad había decidido perder su virginidad por curiosidad y por enojo con sus padres. No estaba de acuerdo en que hubiera una regla que le impusiera a qué edad pudiera experimentar el sexo. Sus padres en la disputa por su testarudez aquella noche le habían permitido salir, alojando la esperanza de que al descubrir los fantasmas de la noche se devolviera a casa tan pronto como saliera. Y fue todo lo contrario. Aquella noche Elisa salió con su novio Andrés a una fiesta en el centro de la ciudad en un bar llamado "5copas".

En el transcurso de su casa a la de su novio recordaba cada vez que su hermano mayor salía con su novia a estas horas y sus padres no les importaba por el hecho de que él era mayor de edad y podía defenderse solo. Era una mierda eso. Elisa conocía muy bien las locuras de su hermano y sabía que eran ilegales. El fumaba marihuana y apostaba el dinero de sus padres en las esquinas de un motel en la ciudad. Ante esto cada recuerdo que tenía la hacía más firme de lo que estaba haciendo y no deseaba retroceder aferrándose a las palabras de su madre "para atrás ni para coger impulso". Maravillosa mujer pensó Elisa algo triste ante la idea de tener que enfrentarse a ella.

Al llegar a casa de su novio, unas cinco cuadras más delante de la suya, él la estaba esperando sentado en la entrada de su casa con un cigarrillo en la mano y unas pequeñas llaves de carro en la otra.

-¿Estás lista para esto? –preguntó con una sonrisa algo cínica.

-Desde que tengo uso de razón sabía que esto era lo mío –respondió Elisa mientras le quitaba el cigarrillo y fumaba un poco-, así que mueve esa humanidad tuya y vámonos que hoy es noche de putería y vos bien lo sabes.

El camino hacía 5copas era muy parecido al de ir a Ethonic con la pequeña diferencia de que al primero no iban cualquier tipo de personas. El bar 5copas era un pequeño local administrado por Enmanuel, dueño por herencia del bar de su familia, que no permitía a personas mayores de 35 años de edad en el bar. Su regla, su única regla, era que cada persona en el local era responsable de sus actos y lo que se hacía dentro, adentro se quedaba. Era una especie de "las vegas" encerrado en cuatro paredes.

Dentro del local el ambiente era denso por sus capas enormes de humo. Algunas camareras andaban dando tumbos a cada momento entre la multitud mientras entregaban los pedidos. Era muy recurrente ver cervezas y habanos en algunas bandejas; en otras tantas iban desde ron hasta marihuana envuelta en papel. El lugar era exótico para un novato. Para Elisa era el comienzo de una aventura para conocerse a sí misma.

-Qué lindo lugar para comenzar mis andadas –comentó alegre Elisa mientras tomaba por la cintura a su novio e iban a la barra-. Como vos eres guapo y una chica adora eso, tú invitas nene.

-Claro que sí –respondió risueño el novio mientras buscaba su cartera-. Esta noche es para disfrutar y la invitada eres tú cariño.

-Eso espero –Elisa cogió un cigarrillo de su chaqueta y lo encendió-. Porque si no te portas bien está noche no tendrás fiesta más adelante y mira que esta niña de acá quiere jugar.

El carácter sedante de la bebida inhibe a las personas a partir de cierta cantidad de alcohol en la sangre. Elisa no era una principiante bebiendo licor, aunque no estaba acostumbrada a grandes cantidades. Durante la noche los colores del vaso del que bebía cambiaban con alteridad al pasar las horas y de un ron pasaba a whisky sin darse cuenta. El novio estaba al tanto de todo esto, pero no podía controlarlo; él tampoco era un experto en la materia. Copas tras copa Elisa iba olvidando sus miedos y se entregaba a una suspensión temporal de su cuerpo. Pensaba insistente en que debía perder su virginidad con su novio aquella noche y nadie se lo iba a impedir. Sin embargo, la embriaguez la estaba dominando y no podía controlar su cuerpo como quería. En un momento de la noche se abalanzó entre la multitud de la gente y se dirigió al baño de mujeres. Adentro una chica de aproximadamente su edad estaba semidesnuda teniendo relaciones con un hombre alto de cabello largo. La muchacha la vio pasar entre gemidos a uno de los cubículos vacíos. Elisa se sentía como en una nube y las ganas de vomitar no se demoraron en mostrar al sentir el olor del urinal. Las arcadas eran largas y pronunciadas haciendo del clima una extraña mezcla de música, gemidos y su propia garganta gritando por vaciar su estómago.

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⏰ Last updated: Apr 06, 2019 ⏰

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La chica del cintillo negroWhere stories live. Discover now