Capítulo 1

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Dos años y medio después.

01/01/2016

—¡Feliz Año Nuevo!

Escucho a todos gritar y, como si se tratara de un episodio de Friends, todas las parejas de la fiesta se besan y yo soy la perdedora que observa desde una esquina.

¡Odio a Cassie!

Mi mejor amiga me ha arrastrado esta noche a esta fiesta en el centro de Boston porque es el primer año que mi pequeño Aaron pasa por primera vez la noche de Año Nuevo con su padre y yo estoy deprimida.

¡Odio socializar en fiestas! Llámenme vieja prematura, ¡pero lo odio!

Nota mental: matar a Cassie cuando vaya a mi casa.

Han transcurrido casi tres años desde nuestra separación y ahora Derek vuelve a mi vida para ganarse el premio del padre del año. Cassie apuesta a que la razón es que su retiro está cerca y yo apuesto a que su nueva novia quiere hijos; pero el hecho es que simplemente juega a ser un buen padre, y yo le dejo porque nuestro hijo merece tener una figura paterna, pero debo aceptar, aun cuando no me gusta nada que pueda dañar a mi pequeño.

Ahora estoy en esta fiesta y me siento fuera de lugar. Nada y menos nadie combina conmigo y para mí es hora de irse. Busco con la mirada a Cassie barriendo cada persona en la sala y la encuentro con la lengua de un desconocido limpiando sus cuerdas vocales. Pongo los ojos en blanco y me escapo de este desastre de día. Salgo de la casa y camino sólo unas pocas cuadras hasta donde está mi auto aparcado. Subo lo más rápido que puedo ya que el frío está insoportable, enciendo el auto y se activan los altavoces. 3 a.m. de Meghan Trainor suena.

Antes de arrancar le escribo un mensaje de texto:

«Voy a casa y mañana tengo guardia».

Arranco mi amado escarabajo tarareando a Meghan por el camino y al llegar a casa me doy una ducha rápida y me visto con un pijama de algodón.

En el divorcio las leyes me ampararon en muchos aspectos y por eso vivo en la misma casa que compartía con Derek antes de divorciarnos, que está ubicada en el barrio Beacon Hill, uno de los más antiguos de la ciudad. En sus calles y tiendas puedes encontrarte jugadores de los diferentes equipos, catedráticos destacados y congresistas. Recuerdo que soñaba con una casa aquí, fue uno de los pocos sueños que Derek y yo cumplimos; compró esta casa cuando recibió el primer pago por su fichaje y no tuvimos que entrar a verla porque, cuando llegamos a la entrada, sabíamos que era aquí donde formaríamos una familia juntos; estas paredes iban a ser las testigos de cumpleaños, aniversarios y celebraciones. Escogimos este barrio por lo familiar y por la buena reputación que goza; sus calles con adoquines, casas adosadas, locales contemporáneos y una localización céntrica era todo lo que podíamos desear para vivir tranquilos por años.

Normalmente cuesta una fortuna mantener una casa igual a esta, no lo digo literalmente porque es una fortuna. Además mi sueldo como supervisora del Call Center del 911 no me permite darme una vida de tipo jet set. Mi crédito universitario se lleva la mayor parte de mi sueldo, por eso el primer año de mi divorcio estuve tentada a venderla, pero simplemente no pude, era acabar con sueños y aún dentro de mí había una esperanza de volver. Derek, en aquel entonces, prometió ayudarme y creo que es la única promesa que ha cumplido. Sonará horrible, pero el dinero de la manutención me deja respirar tranquila.

Soy supervisor en el centro de llamadas, como psicóloga velo por el bienestar de mis operadores y las víctimas en situaciones extremas (persecuciones, robos, asesinatos...). También tomo turnos extras como operadora, amo mi trabajo y, aunque muchas veces es muy difícil porque nos toca escuchar situaciones sacadas de una película de acción o suspenso, de vez en cuando hay situaciones muy divertidas.

Amor en llamas, primeros capítulosOn viuen les histories. Descobreix ara