Capitulo 6

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Los dos amigos se dirigieron de manera silenciosa hacia el cementerio del pueblo. El sol no daba indicios de levantarse temprano y la penumbra invadía cada rincón de aquel pintoresco lugar.

Caminaron durante un corto periodo de tiempo, hasta que llegaron a la reja que separaba el cementerio del resto del mundo.

Con sólo una linterna en mano, los dos hombres escalaron cuidadosamente la reja, con esperanzas de no hacer el suficiente ruido para despertar al velador.

–Esto definitivamente no es para mí. –Susurró Heinrich a medida que trataba de poner ambas piernas del otro lado de la reja.

Vicenzo simplemente chasqueó los dedos y se elevó por arriba de la reja, hasta que aterrizó delicadamente del otro lado.

Heinrich se dejó caer al suelo y sus piernas resintieron el peso de su cuerpo. Una nube de polvo se levantó a su alrededor.

– Podías teletransportarte y dejar de presumir, ¿Lo sabes? – Heinrich estaba celoso.

– Me conoces bien. – Vicenzo contenía las carcajadas dentro de sí mismo.

Una vez dentro, comenzaron a caminar por los diferentes caminos que formaban las lápidas en aquel lúgrube lugar. Heinrich apuntaba su linterna a casi cualquier tumba que se encontrara en su camino y a medida que lo hacía, su ceño se fruncía más y más.

–¿Qué buscamos exactamente? – preguntó el mago.

– No qué, sino a quien.

Heinrich apresuraba el paso.

– Si mi memoria no falla, en uno de mis libros se menciona a un notorio mago que vivió por éstas tierras hace tiempo. Las leyendas lo llamaban Kloj, el sabio. Al parecer acudían a él por su habilidad para recordar el pasado y leer el futuro.

Vicenzo trataba de recordar el nombre, pero por más que se esforzaba, no recordaba tal personaje. La historia no era su fuerte y los nombres, aún menos.

–¿Y cómo sabremos cuál es la tumba correcta? Podría haber desaparecido hace años.

– No te preocupes mágico amigo, si los libros no se equivocaron...

Heinrich acortó sus pasos y se movía cautelosamente. Habían entrado a una parte muy antigua del cementerio. Todo era tierra y muchas de las tumbas estaban rotas o por desmoronarse por completo.

La luz de la linterna iluminaba tenuemente las tumbas alrededor. Nombres, epitafios y la ocasional broma de algún chistoso del pueblo se dejaban ver. La hierba de aquella sección ya no crecía; sin embargo, la poca hierba seca que crecía parecía emanar de un lugar en común.

—Aquí está.

Heinrich se acercó rápidamente hacia una lápida y la iluminó directamente. Una inscripción se dejaba ver.

"Morir para no vivir. Conocer para no ignorar".

Vicenzo se quedó reflexionando aquellas palabras, pero no les encontraba mayor significado. Al menos no despertaban nada en él.

—Espera. —El mago paró en seco a unos cuantos metros de la tumba—. ¿Cómo sabes que es la correcta?

—Parecerá simple, pero la verdad es que alguien decidió representar el lugar de entierro de Kloj en una pintura que se encuentra en el museo del pueblo.

Heinrich se regocijaba en su conocimiento. Vicenzo por otra parte, se sentía ignorante. Jamás había puesto un pie dentro del museo, o cualquier centro cultural desde que despertó de su hibernación.

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⏰ Last updated: Apr 09, 2019 ⏰

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El mago oscuro: Relato de una vida difícilWhere stories live. Discover now