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Advertencias:
Lenguaje maduro, violencia, abuso y demás temas duros de tratar. No intento sensualizar nada, solo mostrar la crudeza de la realidad. Mi intención es escribir una denuncia social y de paso el  protagonista tiene diesiseis-diesisiete. Les dejo un enlace externo para que la lean completa. Voy a editar algunas partes para no tener problemas.

https://wordpress.com/post/cachorrosyamos.wordpress.com

Por favor, sus comentarios me ayudan a mejorar, no se olviden de dejarlos.

Luka buscó a tientas la manija de la puerta. Noel iba envuelto sobre su cuerpo y a pesar de que le llevaba diez años, lo besaba con la urgencia de un adolescente.

Aun siendo tan mayor, tenía la sensación que el chico le llevaba mucha ventaja en el arte de la seducción. Noel sabía como moverse, como besarle y hacerle perder la cabeza. Mientras se sujetaba con las piernas alrededor de su cintura, el chico se iba frotando contra su cuerpo, gimiendo tan suavemente, que hacía que la ropa le ajustara, al punto de querer arrancársela.

Tenía que aceptar que el chico lo tomó por sorpresa. Apenas bajaron del auto,  se le trepó encima y no tuvo valor para ponerlo en el suelo. Tuvo que  recorrer el garaje, subir al elevador, con un adolescente enroscado a su cuerpo.

Ahora tenía problemas para abrir la puerta, porque no conseguía calzar la llave. Cuando por  fin lo logró, ingresó a prisa  y no se detuvo hasta dejarlo caer sobre el sofá.

Noel era tan liviano, estaba demasiado delgado, aún. A pesar que no le sentía los huesos tan pronunciados, como la primera vez que lo tuvo en sus manos, seguía por debajo del peso normal de un chico de su edad. Ahí estaba ahora, en el sillón donde empezó todo,  panza arriba, con esos pantalones negros ajustados, que recordaba bien. Si no fuera porque la camiseta le quedaba algo grande, tendría todo el vientre descubierto. La idea de verle la piel desnuda, le calentó la cabeza aún más.

Rio para sus adentros y se retiró la chaqueta de piel marrón, a prisa. Definitivamente, se sentía como un jovenzuelo  intentado tener sexo en el sofá de la casa de sus padres. La sensación de prohibido, todavía se cernía en su mente. Por más vueltas que le diera, no podía  acostarse con Noel, por más ganas que tuviera, por más que lo deseara. No era lo correcto.

Cuando lo vio, al lado del chulo, sintió tanta rabia. ¿Por eso tenía que pasar cada noche? ¿Qué lo entregue a cualquiera que quisiera pagar por él, como si fuera una cosa?

¿Qué dices Luka? Tú estás haciendo lo mismo. Le diste dinero al proxeneta, a ese que lo trata peor que a un perro. Cuando acabe la noche, va a tener que regresar con él, con ese sujeto. A esa vida, a seguir acostándose con quien sabe cuantos más.

La sola idea le puso la sangre a hervir.

Tú eres el único idiota que le paga para tenerlo tumbado sobre el sofá y no hacer nada con él.

Sí, podría tomarlo ahí mismo, hacer lo que le diera la gana con él y ser como todo el resto. Noel lo miraba extrañado, podía leer su expresión preocupada. Seguro ahora pensaba que hizo algo malo y se iba a encoger como una oruga.

—¿Lu-ka?

—¿No-el? —le respondió al chiquillo a quién ya le empezaban a crecer los ojos y ocuparle la mitad de la cara.

Se sentó a su lado para tranquilizarlo. Mocoso asustadizo, murmuró y supo que no le escuchó. Noel le hizo un espacio para que se sentara y lo vio tenso, en guardia. Ahora estaba reuniendo valor para decirle algo. Casi hasta le dolía verlo de ese modo, con tanto miedo en los ojos. ¿De verdad creía que le iba a hacer daño?

Cachorros y AmosWhere stories live. Discover now