Esto es sólo para avisarles que cuando lleguen al final del capítulo, en la parte donde Perla se levanta, pongan la canción que les dejé en Multimedia. Fue la que me inspiró a escribir este capítulo*-* Sin más por el momento, disfrútenlo:
— ¡Yo te elijo, Ponyta!
Ponyta quintuplica el tamaño de Umbreon. Sale de su Pokebola soltando un relinchido y adopta también una posición de ataque. El fuego que emana de su cuerpo se percibe mucho más intenso que de costumbre, es como si él también estuviera enfurecido.
— ¿Qué es lo que pretendes, humana? —dice Umbreon sin bajar la guardia.
— ¡Atraparte! —le respondo alzando la voz.
Umbreon se enfurece y eso es justamente lo que quiero. De su cuerpo comienza a emanar una extraña energía de color negro. Algo me dice que vencerlo no será sencillo.
— ¡Ataca, Ponyta!
Ponyta corre hacia Umbreon para embestirlo. Él esquiva el ataque y se levanta de un salto en los aires para embestirlo desde arriba. Ponyta lo esquiva por poco y contraataca con una potente llamarada que envuelve a Umbreon. Él se libera dándole a su cuerpo una sacudida y se lanza sobre Ponyta para morder su cuello. Ponyta lo golpea con sus patas delanteras antes de que Umbreon pueda acercarse y lo embiste con fuerza. Umbreon se levanta en el aire de nuevo y vuelve a tratar de embestirlo. Su técnica golpea a Ponyta pero no es suficiente para dejar a mi Pokemon fuera de combate. Ponyta lanza de nuevo una llamarada que Umbreon consigue esquivar.
Lo admito, es muy útil que sea tan pequeño.
Umbreon da un salto y ataca por la espalda, su técnica especial golpea el lomo de Ponyta y con eso consigue derribarlo.
— ¡¡Ponyta!!
Intento acercarme, pero la atención de Umbreon se fija en mí. Sus ojos brillan con un intenso resplandor de color rojo y yo siento cómo un intenso dolor punzante se apodera de cada fibra de mi cuerpo. Mi visión se nubla y se siente como si mis pies se despegaran del suelo.
Mamá y yo caminamos por el parque. Yo voy usando mi uniforme del jardín de niños, así que no debo tener más de cuatro años.
— ¿Qué es eso, mamá? —le pregunto señalando con un dedo a un pequeño Eevee que corre por el césped con su Entrenador.
—Es un Pokemon, Perla.
— ¿Un Pokemon?
—Sí. A los Pokemon les gusta jugar con sus Entrenadores.
Eevee se acerca a mí y olfatea mi rostro. Su nariz me hace cosquillas. Su Entrenador ríe y lo llama con un silbido.
—Cuando crezca quiero ser Entrenadora Pokemon —le digo a mamá y ella sonríe.
—Seguro serás la mejor Entrenadora del mundo.
Caigo de bruces sin aliento y mi corazón late a mil por hora.
¿Qué fue eso?
—Es una pena que tu madre se haya equivocado, humana. No eres más que una inútil.
Aprieto con fuerza los dientes y de alguna forma encuentro dentro de mí la fuerza para levantarme. Devuelvo a Ponyta a su Pokebola y lanzo otra, exclamando:

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Pokemon IV: La Cueva de Umbreon
FanfictionJamás lo había pensado... Jamás se me había ocurrido que ellos pudieran estar traicionándome... ¿Qué si es cierto? ¿Qué si a nosotros también nos han creado memorias falsas? ¿Eso significa que nada de lo que recuerdo es real? ¿Quién soy yo entonces...