El Código Mateo

Capitulo 3 Corre y no mires hacia atras

La joven Taina se acercó curiosa a donde mateo se encontraba tirado. Una fresca y agradable briza tropical soplaba del norte refrescando el llano costero del norte. Un lagartijo subía por el árbol de almendras aledaño al lugar del fortuito encuentro mientras un zumbadorcito puertorricense sustraía el néctar de las flores del imponente y endémico árbol. La diminuta joven ahora más relajada estiro su mano y ayudo a Mateo a levantarse del suelo. - ¿Quién eres? ¿Qué haces por ahí caminando tan descuidadamente?- Mateo muy sorprendido por que podía entender en claro castellano las palabras de la Taina se incorporó con su ayuda. – No soy de por aquí, vengo de muy lejos y no sé dónde estoy. ¿Puedes Ayudarme? - Contesto Mateo en un tono asustado pero amable. La bella taina ahora más relajada le dijo en su idioma Taino. – Estas en la región norte de las tierras del valiente señor, no es sabio caminar descuidado por estos lugares hay patrullas de caribes por toda la región y el cacique Bayamo ha ordenado a que nadie abandone solo los yukayeques (así llamaban los tainos a sus poblados). Hace un par de días salimos de patrulla una decena de tainos, con la intención de establecer comunicación con el yukayeque más al norte del cacicazgo. Al llegar encontramos el lugar desolado y ni una sola alma viva. Los cemís (pequeñas esculturas que significaban los espíritus de los familiares fenecidos que habían pasado a orar el lado de Yaya el espíritu creador) de todos los bohíos (pequeñas casas redondas) habían sido amontonados en el centro del poblado y habían sido destruidos por fuego. Acampamos a medio camino entre el yukayeque y el gran mogote fuimos muy cuidadosos pero antes del amanecer nos atacaron los caribes, fue una masacre y solo pude escapar cuando uno de los nitaínos se sacrificó para que yo pudiera escapar.