Capítulo 10

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Ya habían pasado unos cuantos días desde la última vez que vio a ese chico tan importante para él.
Aunque prometieron verse en la universidad, parecía que la vida conspiraba en su contra, puesto que por diversos motivos como las clases, los trabajos que no tenían fin, así como las tareas les impidieron verse en aquellos días, así que estaba algo desanimado.
Sin embargo parecía que no era el único con un problema, pues su amigo enfrente de él estaba molesto por algo.


En ese momento se encontraban en la cafetería de la universidad, tenía algunas horas libres y curiosamente su mejor amigo también, pues en su horario esa hora no tenía nada que hacer.
Al menos podrían conversar un rato, porque él quería saber que era lo que le sucedía a aquel chico que se veía tan molesto.


Lo escucho suspirar con pesadez.
Estaba en una pequeña mesa cuadrada, así que sentado quedaban precisamente justo enfrente del otro, además era agradable cuando el lugar estaba más o menos vacío, era más tranquilo.


— No tienes idea de lo cansado que estoy. —Por fin escucho una queja clara de su mejor amigo, misma que provocó una expresión de confusión en su rostro, ni siquiera necesitó pregunta "¿Por qué?" para que su compañero lo entendiera. — Ese idiota, siempre va por su amigo y las veces que lo encuentro solo me hace enfurecer. —Ahí fue comprendió la situación de mucho mejor que antes en sí.
— Llega y lo primero que hace, es hablar de sí mismo como si fuera algo "asombroso" cuando más bien es molesto. —Podía ver a su mejor amigo colocando sus manos alrededor de su rostro, dejando claro que Neon, amigo de Evan le daba serios dolores de cabeza, eso le causo risa, misma por la cual su amigo le lanzó una mala mirada.
— No me veas así, Leo. —Pidió. La situación le causaba cierta gracia porque no era muy común que alguien lo hiciera enojar tanto, era algo entretenido y muy a su parecer aquellos se llevaban bien.
En cierto modo agradeció que fuera de esa forma, le gusto saber que su mejor amigo ahora conocía a otras personas.


— Claro, es que tú te ríes porque no lo tienes que aguantar. —Se quejó mirando hacia otro lado.
Por suerte su mejor amigo podía quejarse tanto como quisiera sin que nadie los viera raro, cerca de ellos prácticamente no había nadie, pero cuando lo vio hacer otra mueca de enojo supuso que venía otra queja con respecto al mismo tema. — Yo no sé como Evan, es amigo de esa cosa. —Reía con ver a su mejor amigo actuar así y por parte de este, comenzaba a recibir pequeños golpes en sus manos, las cuales apartó.


— Es un tipo molesto, desagradable, presumido y que además se mete donde no lo llaman, lo odio. —Escuchando esas quejas asentía un par de veces, intentando contener su risa.
Pero se sorprendió cuando pudo ver que en una mesa no muy lejos ambos chicos mencionados en la conversación se encontraban tomando asiento, por lo que enseguida se sintió nervioso.
Su mejor amigo al percatarse se giró un poco notando la presencia de estos, sintiendo las ganas de irse de ahí.


— Perfecto, terminemos esto pronto y vámonos, no quiero que nos vean y quieran acercarse. —Mencionó. Por su parte Elio no podía dejar de mirar en esa dirección queriendo ser notado.
Había terminado con su comida, ahora solo tenía una bebida entre sus manos y su mirada puesta en un chico que apenas volteaba a mirarlo, era una sensación un poco amarga ¿Cómo lograban las personas acercarse a quien amaban? El no entendía como muchas lo lograban, ni siquiera tiene el valor de invitarlo a salir aunque fuese en plan de amigos, desventajas que tenía en momentos.
Creí que por lo menos en ese momento podría ser algo invisible, que aquel chico no notaría su presencia ni nada, pero se equivocó.
Sus miradas se cruzaron y su corazón comenzó a latir tan rápido que podía notar que la temperatura de su rostro se elevaba, seguramente ya tendría un lindo tono rojizo en sus mejillas.
Aun así, recibió una sonrisa como saludo, misma que instantáneamente correspondió sonriendo de forma tímida, luego de eso sus miradas se perdieron en sus respectivos amigos.


Por un momento pudo sentir que su corazón estuvo a punto de explotar. Ver esos ojos, esa sonrisa.
Si definitivamente no era algo para nada seguro, por lo menos él se sentía muy avergonzado ahora.
Terminaron de comer, tomaron sus cosas y simplemente se fueron a tomar las últimas clases que les quedaban, aunque claro en el camino se perdieron hablando de Elio y su situación con respecto al chico de sus sueños, ya que aun sentía que no avanzaba absolutamente nada.


Las horas pasaron, entre las clases que pese a que normalmente disfrutaba ahora estaba algo ido, distraído.
Agradece que en parte fuesen repasos de algunos temas ya vistos en estos días, así que no se sentía tan mal por encontrarse tan perdido.


Al salir de clases, luego de despedirse de los compañeros de clases que tenía, justamente cuando planeaba buscar a su mejor amigo recibió una llamada de este mismo.
— ¿Qué pasa? Iba a ir a buscarte. —Mencionó escuchando al instante una disculpa de su mejor amigo, pero se aclaró luego de que escucho que aquel tenía que irse directamente al trabajo que había conseguido hace poco y no volverían a casa juntos.— Está bien, no tienes que disculparte. —Dicho eso intercambiaron algunas palabras más y luego de eso termino colgando la llamada y así guardo aquel aparato.


Camino hasta salir de aquel lugar, con sus manos metidas en los bolsillos de la sudadera que usaba.
Iba cuidando sus pasos, mientras sonreía un poco pensando en que podría detenerse en una tienda a unas calles antes de su casa, sí eso sonaba más que bien para él.


En todo su camino iba tan perdido en sus pensares, que ni siquiera se percato de que precisamente detrás suyo había alguien que también tomaba ese mismo camino a casa.
Aquel iba riendo en momentos notando las acciones y reacciones del chico que iba pasos delante de él, mientras agradeció internamente aun no ser notado.


Normalmente siempre iban ambos acompañados de sus amigos, por lo que era usual que no se hubiera atrevido a hablarle, pero en esta ocasión, era distinto, ambos estaban solos.
¿Pero cómo hablarle? No era tan sencillo como sonaba, así que por eso prefería ir caminando con cierta distancia, cuidado de este en cierta forma.


El azabache detuvo sus pasos justo enfrente de la tienda que había pensando visitar con anterioridad.
Giro hacía esta y luego de abrir la puerta y dejar salir primero a una señora mayor, entró él con confianza de ir directamente a los dulces y aperitivos que planeaba llevarse para pasar un rato tranquilo leyendo algo o viendo una película, pues no tenía actividades o deberes por atender, se merecía un pequeño descanso.


Llevo todas las cosas a pagar y pudo notar como afuera comenzaba a llover poco a poco.
Si bien el día se había visto algo nublado y con una ligera amenaza de lluvia, pero pasó más rápido de lo que imagino. Pago sus cosas, las guardo en su mochila y saco el paraguas que siempre llevaba con él, al menos para al menos no mojarse al salir.
Justo afuera abrió el paraguas y planeaba irse, sin embargo por echar un vistazo a su alrededor lo vio ahí.
Era él, no había forma de que se confunda o algo. Y lo estaba viendo refugiarse de la lluvia, si bien creía reconocer que sus caminos a casa eran similares, así que podría brindarle compartir la protección que tenía de la lluvia pero ¿Cómo rayos le diría? En verdad no sabía cómo acercarse a hablarle. 


Tenía que pensar en algo, podría acercarse y decirle que casualmente lo vio y que podrían compartir el paraguas.
Si sencillo, normal y nada raro ¿Cierto? Los nervios lo consumían, toda idea parecía ridícula o demasiado rara, pero es que le había sorprendido encontrarlo por ahí y además de eso, hasta ahora notaba que estaba solo, parece, que ambos volvían a casa solos ese día.


Suspiro profundamente tomando todo el valor que pudiera recolectar en un momento como ese y simplemente comenzó a avanzar en dirección a ese chico.
Los nervios lo envolvían a cada paso que daba, sus manos comenzaban a sudar y sentía náuseas, odiaba en cierto modo esa sensación, pero al mismo tiempo no quería detenerse era una oportunidad única de lograr algo que no había podido hacer antes.


Cuando se encontró justo a un par de pasos de este, volvía a recordarse porque hacía tal cosa, como si buscara como retomar el valor que hacía minutos había tenido.


Camino nuevamente y cuando se detuvo, aclaró su garganta y puso el objeto sobre ambos, sin poder mirarlo a los ojos finalmente se decidió a hablar.
— Evan, te vi aquí y pensé que podríamos ir a casa juntos. Lo digo porque, de esa forma no te mojaras. —Si bien, lo dijo.
¿Sonó normal? No lo sabía, pero en seguida escuchó un "sí" como respuesta lo que aligeró el peso en su corazón.
Empezaron a caminar y en medio de aquel camino llegaron a un punto en la conversación donde podría averiguar si este tenía pareja o algo, que esperaba que no.
Era mejor si lo descubre de una vez ¿no? Además consideraba que había suficiente confianza al menos en ese momento.


— Dime, Evan. ¿Sales con alguien? —Preguntó directamente mientras su mirada se distraía en sus propios pasos.
No quería verlo a la cara y descubrir que pregunto algo que no debió haber preguntado en realidad. Suspiro un momento esperando por escuchar la respuesta ajena.


— No, en realidad no. —Respondió sin demorar. Sin embargo cuando volteo a ver al contrario apenas un poco, noto una sonrisa en aquel chico de alta complexión.
Se sintió nervioso. — ¿Y tú, Elio? —Bien, le resultaba inesperado que le devolviera la pregunta, pero ya que habían llegado al punto donde debían separarse y la lluvia comenzaba a calmarse era mejor responder y luego irse a su hogar.


— No, tampoco salgo con alguien. —Con decir eso, sonrió apenas vio al chico, luego de eso, ambos se despidieron, solamente pudo ver como el chico que quería se iba corriendo bajo la leve llovizna que caía, el por su parte siguió su andar bajo su paraguas.
La conversación se había tornado un poco extraña en realidad, pero ambos llegaron a su casa con una sonrisa en él rostro, que indicaba la felicidad que les daba las respuestas recibidas. 

Cuando te encuentre.Where stories live. Discover now