Capítulo 1 |Nueva Versión disponible|

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«He reescrito el libro con mejor ortografía, mejores momentos y quitado cosas que no me gustaban, sustituyéndola por otras, por si vas a releer la historia o estás a la mitad y no recuerdas ciertas partes»

|| Agradecería si educadamente me avisarais si veis algún fallo comentando en el párrafo que esté la falta ortográfica ||

El sonido de la puerta del baño llamó mi atención, y vi a Gabriel recién duchado con el pelo mojado y vestido solo con unos pantalones vaqueros azules. Sus ojos dorados recorrieron el salón hasta que encontró su camiseta blanca, dándome la espalda mientras se la ponía.

Observé detenidamente las horribles cicatrices en su espalda.

Evitábamos hablar de su pasado y del exilio, pero eso no significaba que el dolor y las heridas emocionales estuvieran completamente sanados. A veces, las cicatrices más profundas son las que no se pueden ver físicamente, y el exilio era una herida invisible que seguía afectándolo.

En lugar de abordar el tema directamente, intentaba ser sensible y comprensivo hacia Gabriel, aunque me costaba mucho. Sabía que hablar del exilio podía abrir viejas heridas, así que prefería centrarme en el presente y encontrar formas de apoyarlo en su búsqueda de adaptación en el mundo humano.

A pesar de mis esfuerzos por ser sensible y comprensivo hacia Gabriel, seguía sintiendo cierta molestia cada vez que expresaba su intención de visitar Nueva York. No se trataba únicamente de su deseo de adaptarse a los humanos, sino de las consecuencias que parecían acompañar esa idea.

Admiraba su determinación por ser independiente y no ser una molestia para nadie, pero parecía que sus acciones resultaban en todo lo contrario. Sus visitas a Nueva York generaban una serie de problemas y complicaciones para todos nosotros, y francamente no tenía tiempo para lidiar con estupideces.

—Vale que te estés quedando en mi departamento, pero no quiero hacer de niñera todos los días — me quejé cruzando los brazos y apoyándome en la isleta de la cocina.

—Nadie te ha pedido que vinieras conmigo — se encogió de hombros.

No pude evitar sonreír con desdén ante su contestación.

—Sabes que si te pierdes no puedes volar hasta aquí, ¿verdad? — me miró, sorprendido. Abrió la boca para replicar, pero se mantuvo callado —. No habías caído por lo que veo — comenté, y él me fulminó con la mirada, haciéndome reír —. No iba con segundas...

Sí que iba con segundas.

—Puedo cuidarme solo — aseguró.

—Sí, claro. Como aquella vez que cruzaste un paso de peatones en rojo y en vez de apartarte, detuviste un coche con las manos. O aquella vez que te perdiste y en lugar de contactarme, te pusiste a llorar en un banco porque no sabías cómo regresar — mi sonrisa iba en aumento a medida que enumeraba sus sucesos vergonzosos —. Y no podemos olvidar el día que te perdiste en un centro comercial con Ashley y tuvieron que llamarla por los altavoces de niños perdidos...

Gabriel suspiró, reconociendo la veracidad de mis argumentos. Aunque intentaba ser independiente, a menudo se encontraba en situaciones complicadas debido a su falta de experiencia en el mundo humano. A pesar de todo, era mi hermano y estaba decidido a ayudarlo a adaptarse.

—Está bien, admito que a veces necesito un poco de ayuda — dijo finalmente.

—Un poco — arqueé una ceja.

—Estoy intentando cuidarme solo, ¿vale? — bufó —. Me estoy esforzando. Todo esto es nuevo para mí — sonó frustrado.

—Lo sé, por ello vamos a ir a por un teléfono móvil — me acerqué al sofá, donde reposaba mi cazadora de cuero.

Luzbel ( 2° Parte ) ||En Físico||Where stories live. Discover now