Parte 1

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Esta historia comienza con un joven mesero, un atractivo y muy delicado chico llamado Kibum.

Mucha gente le decía que él no era guapo o bonito pero ni eso bajaba su gran ego del tamaño de una montaña. Su piel era tan hermosa que todas las mujeres que conocía alguna vez le habían preguntado por su rutina de cuidados; su cabello rubio claro era un problema "del qué dirán" para sus padres por lo que decidió vivir solo; y sus ojos verdosos eran la perdición de algunos hombres.

El chico –abiertamente gay– trabajaba en una pequeña cafetería al centro de un bello pueblo con clima mayormente nevado. Y aunque no tenía una pareja fija, era un tipo romántico. Tanto así que su mirada y corazón ya habían sido robados por un hombre. Él estaba perdidamente enamorado de un cliente que frecuentaba su lugar de trabajo.

El hombre era bajito, de cabello negro medio despeinado, de aspecto rudo, de tez morena y musculoso, o al menos eso creía pues el chico siempre iba medio abrigado. Para Kibum, era el hombre más sexy del mundo y se moría de ganas de hablarle, de compartir más que un "Buenos días, ¿qué va a ordenar?" o un "Muchas gracias por venir, que tenga buen día". Él ansiaba verlo, cada día esperaba pacientemente a su llegada y ya que era el único mesero, no tenía que pelear con nadie por atenderlo.

En algún punto, el sólo ser un mesero para aquel hombre ya no era suficiente, quería más. Y no podía parar de pensar en él en ningún momento del día, ni siquiera cuando compartía cama con algún tipo. Cerraba sus ojos imaginando cómo sería aquel hombre durante el sexo, qué sonidos haría o qué tan grande la tendría; últimamente se corría imaginando la voz de ese chico diciendo su nombre.

Y por él había dejado de tener encuentros al azar, se sentía culpable de querer gemir un nombre que no conocía. Por el contrario, decidió hacer un primer movimiento con el chico.

Su plan era simple, un acercamiento discreto mediante un mensaje.

El moreno llegó pasado el mediodía, cuando Kibum ya perdía la esperanza de que llegara. Se veía tan guapo como siempre pero Kibum notó que el muchacho lucía triste. Tal vez era su imaginación pero de todas formas lo usaría como parte de su plan.

–Buenas tardes, bienvenido, ¿qué va a ordenar, señor? –Kibum ya estaba de pie junto a la mesa del hombre, sonriendo un poco intentando no verse demasiado emocionado.

–Uno doble y galletas de mantequilla, por favor –Mencionó el chico al pagar por adelantado y correspondiendo con una de esas sonrisas que, aunque sólo eran amables, a Kibum le derretían profundamente.

–En seguida.

Y en menos de cinco minutos, Kibum dejó un café y un plato ridículamente bien adornado lleno de galletas, tal vez más de las que normalmente servía a otros clientes.

El chico dio un gran sorbo a su café abriendo el periódico situado en su mesa, sus ojos viajaron desde el encabezado titulado "La construcción del nuevo centro comercial en debate", hasta su taza de café. Dentro de ésta, asomándose en el borde y medio cubierta por el líquido humeante, había impresa una palabra: "Hola".

El moreno miró en dirección al mesero, ahora dándose cuenta de que la taza era distinta a la del resto de los clientes, pero Kibum no le miró, estaba demasiado ocupado sirviendo más bebidas. Así que él no quiso darle más importancia y tomó una galleta. Bajo todos los adornos, una servilleta tenía algo más impreso, una carita feliz. El chico sonrió bufando bajo pero divertido y con mayor curiosidad bebió otra vez, mirando ahora que algo más estaba escrito y si quería saber todo el mensaje tendría que tomar todo el café y comer todas las galletas.

Ni siquiera volvió a tocar el diario, estaba tan emocionado con el mensaje que había recibido que se dedicó a comer y beber un poco más rápido de lo que normalmente lo haría.

En la taza decía:

"Hola, soy su mesero y me llamo Kibum. Gracias por venir con frecuencia, su sonrisa me da ánimos para trabajar".

En el plato, la servilleta tenía muchas caritas sonrientes y algunas guiñando.

El chico sonrió más amplio de lo normal, de su bolsillo sacó una pluma y luego de escribir en la servilleta, dejó el local.

Kibum maldijo por dentro al tener que estar sirviendo bebidas cuando lo que quería era ver las reacciones del chico que le derretía, y fue mucho peor cuando se fijó que éste se había ido mucho más rápido de lo que normalmente lo haría. Tal vez se había pasado y el chico se había asqueado, pensamiento que dejó de lado al fijarse que el hombre había terminado su bebida y sus galletas.

Tratando de no desmayarse se acercó a limpiar la mesa llevando en su rostro una media sonrisa hasta que se fijó en lo que estaba escrito en el papel:

"Hola, mi nombre es Jonghyun. El café y los postres de este lugar son mis favoritos :)".

La letra era tan jodidamente fea que Kibumapenas pudo entenderla y sin querer su escandalosa risa asustó a algunosclientes. Rápidamente volvió avergonzado a su puesto tras el mostrador sinpercatarse que esas mejillas rojas fueron vistas por el hombre de sus sueños,Jonghyun había esperado afuera del negocio al otro lado de la vidriera sólopara ver su divertida reacción.

Despierta por mí [JongKey]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum