CAPÍTULO 4

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Eran las once de la mañana y yo jugaba con un lápiz golpeándolo contra mi escritorio, no podía concentrarme en el trabajo, había sido una espectacular noche que terminó con una frase que me llevó a pensar algo que para nada me agradó:

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Eran las once de la mañana y yo jugaba con un lápiz golpeándolo contra mi escritorio, no podía concentrarme en el trabajo, había sido una espectacular noche que terminó con una frase que me llevó a pensar algo que para nada me agradó:

No estaré disponible hasta el lunes por la noche —recordé que me dijo antes de salir por la puerta de la habitación, así que, uniendo eso a lo de que no lo hacía por dinero, llegué a la conclusión de que era casado. 

¿Qué otra razón habría para que no pudiéramos vernos en fin de semana?

No sabría si podía soportarlo, apenas era viernes y faltaban muchas horas para las ocho de la noche del lunes y eso si me respondía el celular. 


—Claro que siempre hay otras opciones... puedes acariciarte pensando en mí —había agregado mientras abría la puerta.

—¿Estás bien? —preguntó Ino entrando a mi oficina.

—Sí, ¿por qué?

—Llevas como media hora haciendo lo mismo, vas a terminar por aboyar el escritorio.

—No seas exagerada —exclamé con una sonrisa.

—Te noto... algo ansiosa, no sueles jugar con los lápices muy a menudo y menos por tanto tiempo. ¿Problemas con Naruto?

—No, con él todo bien, estoy un poco bloqueada con el eslogan de esta campaña.

—Será que la señora inspiración anda de vacaciones —le sonreí mirando hacia arriba—. Por cierto, hoy no podré ir a almorzar contigo, iré con Sai.

—¿El contador? —dije sorprendida, habían tenido un par de altercados poco agradables.

—Sí, pero no es lo que tú piensas, su hermano administra un salón de fiestas infantiles y quizá me consiga un descuento para la fiesta de cumpleaños de Lauren.

—Sí, claro, por supuesto, algo parecido me dijiste de, ¿cómo es que se llamaba? Ah sí, Shikamaru, y terminaron en su oficina, pero no precisamente haciendo negocios.

—Bueno, tú porque tienes un novio maravilloso y no sabes lo que es querer sentirse mujer en toda la extensión de la palabra: sentirse deseada.

—No, no lo sé puesto que todos los días duermo con mi novio —dije irónica.

—Al menos tienes un novio —dijo saliendo de la oficina.

Sí, lo tenía, pero no me hacía sentir deseada, al menos, no como el extraño que anoche me había mirado de una forma que me hizo temblar, que me hizo sentir deseada como nunca antes, con un fuego incesante en sus ojos. 

Tenía que hablar de esto con alguien, no podría seguir manteniéndolo en secreto, me estaba carcomiendo por dentro y necesitaba que alguien me escuchara, pero Ino no era la opción, seguramente me regañaría por engañar al perfecto novio que al menos yo sí tengo.

¿Estás libre esta noche? (ADAPTACIÓN)Where stories live. Discover now