Capítulo 2

207 37 7
                                    

—¿Dónde estás? —pregunto apenas entrar a la casa.

Entró a la sala pero retrocedo al escuchar un ruido de cristal roto. Me quedo pensando un momento basta que caigo en cuenta de que ese ruido proviene de la habitación de Madison.

Cierro la puerta de la entrada, tiro mi bolso y corro al segundo piso. Tal y como lo imagine en la entrada de la habitación está un jarrón de cristal, hecho añicos. Entró teniendo cuidado de no pisarlos con mis tacones y veo a Madison hecha un ovillo en mitad de la cama. Juro que esta vez sí lo voy a matar.

—Madison… —Me acerco lentamente a ella.

Cuando me escucha se levanta rápidamente, me hace sentar y me abraza como si su vida dependiera de ello. Tiene los ojos hinchados de tanto llorar y las mejillas rojas. Odio verla así, pero desgraciadamente pasa más a menudo en estos últimos días.

—Cariño, dime qué pasó.

La separo de mi cuando siento que sus sollozos se han calmado. Casi.

—Lo mismo de siempre. Es un idiota. Debí de hacerte caso. —Habla increíblemente calmada, aunque sé que por dentro se está rompiendo en pedazos.

—¿Qué es lo mismo de siempre? Siempre me dices “lo mismo” pero siempre hace algo diferente.

Se sorbe los mocos y vuelve a hablar como si no se estuviera muriendo por dentro.

—Fuimos a comprar los disfraces para Halloween, sabes que le encantan estas fechas, a mí no, pero lo hice por él. —Se mira las manos perfectamente arregladas—. Así que fuimos, y todo estaba bien hasta que, un chico que trabaja ahí, me dijo que el disfraz me quedaba precioso. Sabes cómo soy, cuando me dicen un cumplido no puedo evitar contestar. Le dije gracias con una gran sonrisa. Era un chico encantador.

El resto de la historia me la puedo imaginar, y sé que voy a acertar.

—Adivino. Se puso como loco, le asestó un puñetazo al chico, te cogió a ti del cabello y te dijo “si estás tan agradecida porque no te lo follas de una vez” después se largó y te dejo a ti, humillada frente a todos… ¿Me equivoco?

Veo su turbación en cuanto acabo de hablar.

—No fueron las mismas palabras, pero si, técnicamente fue lo mismo. —Me mira intrigada—. ¿Cómo lo adivinaste?

Me río sin ganas. No me gusta saber la razón por la cual lo adivine pero…

—Esto ha pasado tantas veces. Te he visto llorar muchas veces por el mismo imbécil de siempre. Simplemente saque mis conclusiones, basándome en todas las “cualidades” de él. Entre esas está la de posesivo y psicópata.

Desgraciadamente he llegado a conocer a Felipe tan bien durante estos meses. He visto a Madison llorar una y otra vez por él, y siempre son por cosas como estas.

—Ya no puedo más. —Cruza las piernas y se agarra la cara, llorando de nuevo.

Madison es una chica tan hermosa. No se merece esto. No se merece que la traten así. Se merece algo mejor que un niño rico de papi.

La miro mientras se mece de un lado a otro como una niña. Su cabello rubio y ondulado le tapa parte de la cara. Su tez blanca se ve más pálida que de costumbre. Sus ojos azules están irritados e incocados. La cara ya no es blanca, sino de un color sonrosado que demuestra cuanto ha llorado.

—Voy a tirar la toalla. Lo juro.

—Sería lo mejor, pero sé que no lo vas a hacer.

Levanta la cabeza de entre las rodillas.

SOGGETTOWhere stories live. Discover now