La vida de Natalia da un vuelco cuando quiere conocer todo aquello que Alba esconde tras sus ojos tristes. Y Alba... Alba descubrirá que para ganar primero hay que perder.
Intento que sea un fic Albalia muy cuqui, fácil y rápido de leer.
Historia s...
Los días de junio transcurrían felices, plácidos, tranquilos.
Se habían convertido en un oasis en el que Natalia y yo disfrutábamos de cada segundo juntas. Eran nuestras merecidas vacaciones y también el momento de recuperar todas las horas que no habíamos podido aprovechar juntas en el período de exámenes. La tensión, los nervios y el estrés habían quedado atrás.
Algunas mañanas las dedicamos a bañarnos en el mar y tomar el sol estiradas en la arena. Aprovechamos que Natalia se sacó el carnet del Valenbici, y paseamos montando las bicis de alquiler hasta la Malvarrosa en unas ocasiones y, en otras, hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Aunque Calatrava se fumó el presupuesto y utilizó materiales un tanto pobres, de baja calidad para ser francos, no se puede negar que la imagen arquitectónica es alucinante.
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Una calurosa tarde me llevo a Natalia al museo Príncipe Felipe. Este museo está dedicado a la ciencia, la tecnología y el medio ambiente y es muy interesante y entretenido para visitar porque puedes interactuar con los elementos expuestos.
-Su lema es "Prohibido no tocar, no sentir, no pensar". –Le digo a Natalia tras sacar las entradas y caminar por el interior del museo en busca de las escaleras mecánicas. Ella me sonríe de manera pícara.
Lo pasamos como dos niñas pequeñas jugueteando con cada uno de los experimentos y en las animaciones científicas. A Nat le apasiona la ciencia, ella sabe muchas más cosas que yo y se divierte explicándome detalles de la molécula de ADN o los cromosomas. Y a mí es que me encanta escucharla tan entusiasmada.
Otra tarde hemos estado en el parque de Cabecera después de recorrernos todo el antiguo cauce del río Turia con las bicis. Las aparcamos en la calle y compramos en Carrefour unas Coca-colas. Bajamos de nuevo hasta el parque y nos sentamos en el césped. Nos llega el olor a hierba recién cortada y húmeda.
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-Me lo estoy pasando súper bien estos días contigo. –Le digo a Nat sonriente mientras le doy un sorbo a mi Coca-Cola. –No quiero que se acaben.
-Y yo contigo, amor. Me está encantando que me enseñes más sitios de Valencia que no conocía. –Me dice Natalia con los mofletes rojos por el calor y el esfuerzo de montar en bici.
