CAPÍTULO 4

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-Hola Camila- digo entre dientes un poco complicada mientras siento la mano de mi padre en mi espalda alentándome a hablarle a la castaña delante de mi.

-Hola Laur- dijo tímida Camila que estaba delante de su mamá que veía la interacción de las chicas.

-¿Sabes que me he inscrito en un entrenamiento de fútbol? ¿Y quería saber si un día de estos quieres venir a verme?- dije rápidamente y de forma complicada.

-Sip- volvió hacer énfasis en la letra P y vi como su lengua estaba entre sus dientes al momento de sonreír.

-¿Quieren un poco de limonada?- pregunto la madre de Camila.

Alce mi mirada y le asenti a mi padre que gustoso acepto. Esa tarde la pasamos hablando sobre mi entrenamiento y como era tan buena jugando al fútbol.

Camila comenzó a tirar suave de mi la manga  de mi camiseta llamando mi atención.

-Uh- gire mi mirada a la de ella luego de comer un trozo del pastel de chocolate que nos había ofrecido la señora mamá de Camila.

-¿Cuando tienes entrenamiento?- pregunto en bajo mientras sus ojos miraban los mios.

-Todos los días- susurré como si de un secreto entre nosotras dos se trataran.

-¿Puedo ir a todos?- susurro la morena preguntando.

-Espero que si puedas- susurré al igual que Camila guiñándole mi ojo derecho causando una risita en ella.

-Papá apurate- estaba de brazos cruzados mientras veía a mi padre tomar una tostada entre sus manos y dar un gran mordisco.

-¿Porque tanto apuro?- pregunto mi madre mientras le pasaba un poco de jugo a Mike en le vaso que va en el porta vasos del auto.

-Camila vendrá con nosotros- balbuceó mientras bajaba mi mirada y comenzaba a mover mi pies de un lado a otro.

-Esta bien- alce un poco la mirada y mis padres estaban mirándome con una sonrisa.

-¡¡Pero no me miren así!!- dije alzando la mirada de lleno, logrando que ambos rieran por mi actitud.

-Mike, cuidence- escuche a mi madre decirle a mi papá, salio con el y le dejo un beso en sus labios y luego uno a mi en mi frente.

-Camila ella es Normani- las presente, ambas chicas estaban tomándose de las manos cuando el entrenador nos llamo. -Nos vemos en un ratito- le dije para dejar un beso en su mejilla y salir corriendo al campo.

Estábamos en un pequeño encuentro entre nosotras y a lo lejos vi a Camila gritar -¡¡LAUREN ERES LA MEJOR!!- y en ese momento logre anotar un gol.

10 años después...

-¡¡LAUREN!!- se escucho el grito de Camila mientras alzaba las manos saludandome.

Quien diría que realmente asistió a todos los entrenamientos y partidos desde mis 6 años, sin contar esos días en los que estaba enferma y sus madre le negaba salir, pero siempre lo compensaba con una tarde de películas.

Camila y yo, se puede decir que crecimos siendo bastante cercanas, aunque en ciertos momentos sentía un aura de Claudia en ella. Su sonrisa y su mirada me dejaban minutos absorta cuando estaba a su lado, causando que pinchara mi mejilla. A veces lloraba recordando a Claudia, y aunque ella no entendía el porque, siempre buscaba una manera de abrazarme y estar para mi. Y no puedo negar que yo buscaba mil formas de siempre estar con ella, aunque sentía que en mi corazón no estaba cumpliendo la promesa de buscar al amor de mi vida, sin importar en que vida este.

RENACER (CAMREN)Where stories live. Discover now