Oblivion | ATEEZ AU

Cap XXIII; lujuria [R18]

El ángel caído se levantaba de nuevo sin terminar de comprender por qué había decidido someterse a Seonghwa tan de repente, suponía que había sido simple instinto de supervivencia. No quería ni imaginarse como sería la vida en aquel espantoso lugar teniendo que apañárselas por su cuenta. No había elegido una buena opción, sino la más convincente, el demonio rubio a pesar de ser increíblemente peligroso parecía desarrollar un interés en él (en el caso contrario, estaba seguro de que no le hubiera ayudado a recuperar parte de sus recuerdos) que si bien todavía no comprendía, lo usaría en su beneficio. Ya no se trataba de ser bueno o malo, se trataba de conseguir pasar página de una forma u otra y de adaptarse a las circunstancias.

Y por otra parte, cada vez estaba más seguro de que sus recuerdos auténticos eran aquellas visiones, sin embargo aún no lo podía asimilar por completo. Por ello, esa decisión también simbolizaba no darle un voto de confianza a Seonghwa, sino al que parecía ser su verdadero yo y que había sido arrebatado.

Mientras Mingi intentaba de autoconvencerse de la decisión tomada, el demonio de ojos rojos reparó en que Wooyoung aún no había despertado y continuaba a su lado, desmayado en el suelo. Tal vez tendría que haber controlado su fuerza, ya que si bien Wooyoung muchas veces lo ponía de los nervios hasta unos extremos increíbles, no podía negar que era uno de los demonios que más lealtad le guardaba a pesar de la gran cantidad de discusiones que habían tenido.

Pero la venganza para Seonghwa no era tan simple, el demonio de cabello grisáceo había herido su orgullo, y tenía más que seguro que iba a pagar por ello tarde o temprano.

-Súbelo en brazos que lo dejemos en su habitación, ya de paso te enseñaré dónde te quedarás a partir de ahora -Ordenó el rubio señalando el cuerpo aparentemente inerte de su compañero, se podía notar cómo sus ojos rojos brillaban cada vez que observaba los estragos que podía causar con su poder.

El ángel caído todavía estaba agotado por culpa del fuerte golpe y toda la tortura por la que había pasado, pero no estaba en posición de protestar. Por ello sacó todas las fuerzas que le quedaban y cargó al demonio sobre sus hombros. Podía notar como su respiración despeinaba ligeramente su cabello azul eléctrico, así que sólo parecía como dormido.

Los tres salieron de aquel horrible lugar para comenzar la subida hasta la parte alta del Palacio del Averno, donde se encontraba la habitación de Wooyoung. Seonghwa apenas tuvo problemas para ello, ya que desplegó sus alas y con la ligereza de una pluma emprendió el vuelo escaleras arriba, pero Mingi en cambio no solo había perdido sus alas sino que tenía que llevar a Wooyoung también, por lo que tuvo que correr vertiginosamente para no perder de vista al rubio o acabaría más que perdido en aquel horripilante y laberíntico edificio. Estaba claro que el demonio no iba a tener ningún tipo de piedad con él.

Tras unos minutos que se hicieron horas para el ángel caído llegaron a las estancias superiores del palacio, donde se alojaban los demonios de clase alta y algunos afortunados. Mingi notaba que en cualquier momento sus rodillas iban a acabar haciendo contacto con la moqueta de terciopelo negro y granate que cubría los pasillos del lugar. Para él todo aquello era impresionante, el lugar parecía la antítesis del Palacio Divino sin lugar a dudas. Enormes y alargadas puertas de pizarra con escalofriantes grabados llenaban ambos lados del pasillo. La luz era limitada y proporcionada por retorcidos y alargados candelabros de ónix que se encontraban al lado de cuadros que representaban a Asmodeo, demonio de la lujuria.

Seonghwa se paró frente a una de las puertas y movió el picaporte con fuerza. Estaba cerrado con llave, así que tomó aire y abrió la entrada de una patada de potencia sobrenatural. El ángel caído se quedó impresionado ante la demostración de fuerza que acababa de realizar el rubio, no sólo era un embaucador sino que también estaba en muy buena forma física.