Razón 4. Por tu cabello

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Me enamoré de ti por tu cabello.

Me enamoré de ver cómo se te rizaban los mechones cortos que asomaban en tu frente.

Me enamoré de su color oscuro y de verlo crecer desenfrenado porque no tenías tiempo de cortarlo durante los exámenes.

Me hice adicta a ese olor fresco que desprendía cada mañana cuando llegabas recién bañado a la clase de las 7 a.m., porque decías que sólo con agua fría podías estar despierto.

Me enamoré de verte mientras tirabas de él cuando estabas enfadado, o cuando estabas nervioso, o cuando estabas preocupado... Me gustaba tu manía de tocártelo por todo.

Miraba embelesada cómo se te esponjaba en días lluviosos. Recuerdo cuando mi sangre se volvió un torbellino de lava ardiente aquel día que me pediste que lo peinara. Decías que no te gustaba que nadie lo tocara, pero esa mañana me dejaste jugar con él, dijiste que confiabas en mí para que te acomodara los rizos rebeldes. Me enamoré de sentirlo tan suave y sedoso mientras lo pasaba por mis dedos.

Ese día, ese mismo día en el que me hablaste de Abby. De la rubia y despampanante chica que te gustaba. Ese día en el que fui tan tonta como para animarte a ir con ella. Incluso te di consejos para que la invitaras a salir. Ese día que, sin querer, comenzó la destrucción de mi corazón.

Y, sin embargo, yo seguía observando cómo se aplastaba tu cabellera cuando en días fríos te ponías un gorro, o cuando en días soleados usabas la gorra de tu equipo de béisbol favorito.

Y yo ahí, perdida en el abismo, soportando que fuera otra la que te cuidara los rizos...  Porque no me di cuenta de que...

Me enamoré de ti por tu cabello.

Me enamoré de ti, ¿por qué?Where stories live. Discover now