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-¿A dónde fue? -Jhin miraba hacía todos lados, pero simplemente se había esfumado.

Los cuatro paralizados fueron liberados de la cárcel cristalina que los cubría, dejándolos caer al piso, completamente agonizantes. Su sangre fluía de cada una de las múltiples aberturas que yacían a lo largo de los cuerpos.

-No se ven nada bien... -Kayn corrió hasta Jinx.

-No podemos pelear si solo somos dos -Protestó Jhin.

El líquido carmesí que brotaba sobre la piel de los cazadores bajó lentamente sobre los mismos hasta crear poco a poco un mar rojo debajo de ellos, no llegarían a tiempo para ser curados, morirían a manos de quienes amaban.

-Jinx... ¿Puedes oírme? -Kayn acariciaba una de sus mejillas.

La peliazul ya no tenía fuerzas para responder. Jhin se quedó junto a Ekko, sin embargo, este ya se había desmayado hace un tiempo.

-Maldita sea... -las lágrimas de Kayn comenzaron a brotar hasta caer por sus mejillas.

-Mientras yo viva, nadie conocerá el sufrimiento.

Un rayo de luz morada calló sobre los cuerpos de los heridos, envolviéndolos en partículas de brillo amarillo, sus heridas sanaban de a poco, y la sangre se iba con ellas, cuando este proceso terminó, una mujer con un bastón, un cuerno en la frente y piel color púrpura apareció atrás de ellos.

-Sus acciones los han llevado hasta aquí -Exclamó la mujer con un tono dulce y calmado -Pero eso no quiere decir que sean malos, en realidad, sus ideales han salvado a mucha más gente de lo que ustedes piensan.

Se acercó lentamente, su aura emanaba calidez y armonía, te daba la sensación de estar seguro, incluso en un momento como este.

-Es por esto que he decidido salvarlos, porque ustedes, que son reconocidos como villanos, han salvado a más que cualquier supuesto héroe.

Las cuatro víctimas se levantaron, completamente aturdidos, pero sanos.

-¿Quién eres tú? -Preguntó Jhin.

-Mi nombre es Soraka, soy hija de las estrellas, y poseo el don de curar cualquier herida.

-Vaya tarjeta de presentación -Kayn sostenía a Jinx en sus brazos. 

-La tuya no es para presumir -Contradijo Soraka -Iré con ustedes, de esa forma podré mantenerlos con vida.

-No necesitamos tú ayuda -Ekko levantó su espada.

-Siete ojos ven mejor que dos -El cuerno de la frente de la mujer brilló con intensidad, soltando ondas en toda el área, envolviéndola de un color amarillo cálido -Puedo revelar la posición del enemigo para todos nosotros.

-Nos será de ayuda, andando.

Todos salieron de Jonia.

-¿Tienen alguna idea de dónde está?

-La ubicación más cercana es Zaun -Sugirió Rhaast.

-Es hora de defender mis tierras -Jinx sujetó con valentía a carapescado.

Nuevamente caminaron hasta su destino, cuando pudieron ver el paisaje Zauniano de lejos, notaron pequeñas explosiones de fondo.

-¿Ese bastardo quiere que el mundo explote o qué? -Comentó Jinx, enojada.

-Es irónico que lo digas tú -Rhaast se rió un poco.

No faltó mucho para que pudiesen entrar a las tierras de Zaun y, como en Jonia, se encontraron con caos ante sus pies. Soraka activó la visión de su cuerno, dejando ver a todos la posición del hombre ahogado. Pero, a diferencia de la vez pasada, el no huyó, simplemente les miró fijamente, irradiando brillo en sus ojos mientras los observaba.

-Veo que aquí hay gente orgullosa de sus tierras de origen -La voz ronca y muerta de Pyke resonó por todo el lugar -Gente orgullosa de ser la mierda egoísta que sus padres les dijeron que fuesen.

-Ni si quiera te conocemos, ¿Porqué le guardas rencor a toda esta gente? -Habló Soraka.

-Porque nadie les ha enseñado lo que es la justicia, porque todo el mundo trabaja para aguas turbias, porque todos han asesinado a inocentes... -Se esfumó durante unos segundos para luego reaparecer tras de ellos - Porque ustedes ignoraron todo lo que me pasó -Dejó caer unas fotos a los pies de todos, y luego se esfumó.

Las imágenes mostraban a los asesinos, siendo cómplices de distintas acciones, todas pertenecientes a tráficos de aguas turbias. Todos, excepto Kayn, las fotos de el lo mostraban a la orilla del mar, riéndose satisfactoriamente al lado de Rhaast.

-Tú, hombre maldito -Dijo Pyke, refiriéndose a Kayn -Me viste morir, viste como el agua me tragaba y solo te reías.

Kayn estaba confundido, hasta que los recuerdos vinieron a el por si solos. Zed le había dado el trabajo de observar cierto barco, y de asegurarse de que uno de los hombres que iba a bordo, muriese. Había hecho tratos con el capitán de la tripulación, Pyke poseía una fortuna por ser uno de los mejores cazadores jamás conocidos, al no tener familia, todo su oro le sería entregado al capitán. Kayn fue cómplice de la muerte de aquel desafortunado hombre, había sido enviado como carnada por su propio maestro.

-Tú... Estás en mi lista...

El ahogado apareció en un parpadeo en frente de el chico, clavándole su arpón justo en el corazón. Los que estaban atrás de el solo vieron como la sangre comenzó a salir de el, sin cesar.

Un amanecer inexistente (Kayn x Jinx)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora