°08° La Suerte Que Nos Tocó

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–¿Es broma verdad? –Ambos chicos negaron con la cabeza.

¿Es tan difícil creer que van hacer el peor plan mal hecho de la historia para salir de una complicada situación que ni siquiera es tan complicada? ¿Es difícil procesar para la prima de los Golden's que no se les pudo ocurrir algo mejor? Pero a pesar de todo está siempre dispuesta a colaborar con lo que sea.

Después de explicarle toda la situación a la rubia de ojos azules comenzó el verdadero trabajo. Ella se encargó de vestir y maquillar al pobre pelinegro como si fuera un conejillo de indias (él lo creía así). Pasaron aproximadamente 50 minutos para llegar a este punto...

—No te muevas por favor, ya casi termino —Mencionó con una linda voz suave mientras terminaba de acomodar los rizos que hizo con el cabello azabache. Fred estaba harto "¿Por qué las mujeres son tan complicadas? Que bueno que soy chico" pensaba para distraerse de todo este embrollo. "Cuenta... 1, 2, 1..." Suspiró, "mejor me mato alv" —¡Listo! ¡Hemos terminado!

De un salto Fred se levantó para estirarse por fin.

—¡Libertad! —Caminó hasta un enorme espejo que estaba junto al closet del albino para poder "apreciar" el trabajo de Joy.

Lo veía y ¿Qué creen? ¡No lo creía!

—¡¿Qué chuchas?! ¿Qué me han hecho? —Su expresión era más de terror que de impresión, ¿de verdad era él?

—¿Te gusta? —Preguntó curiosa la rubia.

—¿Qué si me gusta? ¡¿Qué si me gusta?! ¡Es una respuesta muy obvia!

—Emmmm... ¿Si? —Dijo confundido el albino.

—¿Qué? ¡No! ¡Aaaaaaah! ¡Mi perfección! —Comenzó a correr por toda la habitación.

—¡Ya cállate! Nos van a escuchar –Le fulminó con la mirada. —Mejor terminemos con esto.

—Es que... Es que...

—Nada, vámonos —Le tiró de un brazo hasta la puerta.

—¡Espera imbécil! —Gold volteó la cabeza como la exorcista ¿Acaso le llamó "imbécil"? ¿En qué momento llegaron a ese tipo de confianza?

—¿Cómo me llamaste? — Lo miró con una sonrisa torcida. Su calma estaba por llegar a cero.

—I. M. B. É. C. I. L. ¿Tienes algún problema? —Respondió desafiante. Joy miraba preocupada la discusión, nah mentira, ella ya estaba haciendo apuestas mentales para el posible ganador.

—No te atrevas a llamarme de nuevo "imbécil", imbécil.

—El imbécil me ha llamado imbécil, que imbécil.

—Vuelve a decir de nuevo la palabra "imbécil" y te mostraré lo que puedo hacer con solo una mano.

—¿Qué? ¿Llamarás a tu papi para demandarme por acoso a su preciado hijo? Te recuerdo que estás apunto de mentirle porque el niño no se quiere casar con una desconosida.

—Cierra la boca —Gold estaba perdiendo el control, Fred era una persona peligrosamente irritante.

—¿O qué? ¿Vendrán tus guardias a sacarme de tu casa? Olvidaste que entramos a escondidas.

—Cállate, ¿qué es lo que quieres? ¿Qué te recuerde lo patética que es tu vida? ¿Qué tú hermano estuvo a punto de morir porque eres un inútil?

Esas últimas palabras dejaron un silencio sepulcral. Toda la habitación yacía en pleno silencio y el ambiente era tan tenso que casi podías palparlo con la mano. Hay cosas que no puedes mencionar ni en la peor situación, aún así Gold había pasado la línea de tolerancia. El tiempo se había detenido, ambos rivales se miraban con un odio profundo y de sus bocas sólo salpicaban veneno. El único sonido eran sus profundas y pesadas respiraciones que no estaban ni cerca de sincronizarse. Tal como polos opuestos, como negro y blanco, como el bien y el mal... No.. El destino se ha equivocado, no había ningún vínculo entre ellos pero a pesar de todo la suerte así lo quizo; pero eso es otra historia...

Joy dejó a un lado los juegos, esto ya no era gracioso. Entró en pánico sin saber que hacer; sin embargo antes de que la situación se complicará más y llegaran a los golpes se colocó en medio deteniendo así cualquier acción que proviniera de ambos chicos. Asustada los miró y comenzó a hablar.

—Ya basta, oigan este no es el mejor momento. La cena está a punto de iniciar ¿De verdad echaran todo por la borda? ¡Miren! Ya están todos los arreglos listos, solo soporten un poco más... Que apenas es el inicio. —Intercambio miradas de súplica con el pelinegro y luego con el albino.

Después de las palabras de la rubia el ambiente se relajó un poco. El azabache bufo y miró hacia un lado. Y el albino por su parte relajó su expresión de molestia volviendo así a su expresión neutra de siempre. Joy sonrió ampliamente y se hizo a un lado.

—Como sea... —Metió ambas manos en los bolsillo y alzó los hombros restando importancia a la tensa situación de hace unos minutos.

—Entonces... ¡Vamos! —Expresó eufórica la rubia. —¡Vamos Fred!

—Ya voy... Ya voy —Dijo cansado el más pálido de todos. Gold aún con las manos en los bolsillos caminó detrás de ellos para así por fin salir de la habitación y enfrentar al jefe final...

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Joy fue la primera en adelantarse y sentarse en la enorme mesa que estaba al centro del gigante comedor.

Fred desde el pasillo de la segunda planta pudo ver su vida pasar delante de sus ojos...

A la cabeza de la mesa se encontraba el Sr. Fritz Golden S. Al que conoce por fotos como el abuelo de Gold que anteriormente le mostró mientras Joy le torturaba. Sentado a su derecha estaba otro hombre que vio aquella noche en el bar, si, el hombre que demandaba y gritaba por su hijo exigiéndole volver a casa. Exacto, su padre Henrick Golden B. Siguiendo a su derecha estaba otro chico el cual, vagamente Gold le mencionó era su hermano gemelo, menor por minutos. No recordaba su nombre... ¿Gabriel? ¿Gabbelt? ¿Lámpara? Que más da. Solo recordaba que todos le llamaban por su apellido "Golden" ¡Aunque aquí todos son Goldens! ¡Qué frustrante todos son rubios y ricos! Bien... Ahora su autoestima estaba embarrada en el piso, gracias Gold.
Okey sigamos... A la izquierda del demonio de Fritz  estaba una señora que lucía muy joven y fresca y a decir verdad, era la única que se veía amable y no tenía rostro de devoradora de almas, todo un pan de Dios.

—¿Quién es la que está junto a tu abuelo? —Preguntó Fred a Gold en susurro mientras terminaban de bajar los escalones.

—¿Ella? Ah... Es mi tía, la madre de Joy —Entonces Fred sintió el verdadero amor. No, mentira. Quizás si fuera unos años mayor... Y ella unos menor... Y no estuviera casada... Y con hijos... Bueno soñar se vale ¿No? —Su nombre es Elizabeth. Es hermana de mi padre. —Fred solo asintió y siguió el eterno camino que parecía nunca acabar.

A un lado de Elizabeth estaba ya sentada la dulce y linda Joy viéndolos con una enorme y cálida sonrisa, ella era todo un amor... Ahora veía de quien lo sacó. Después de Joy estaba un hombre el cuál suponía era su padre. Y bueno... ¡Al fin uno que no es rubio! Pero si pelirrojo de ojos azules... Mierda. Otra vez ¿Autoestima dónde estás?

En fin... Y más chingo de gente de relleno para llenar la mesa a lo cual al azabache se le hacía más fácil pensar que son más familiares y representantes de todas esas mierdas de gente rica y cosas de millonarios. En pocas palabras, basura.

Por fin habían llegado a la contra cabeza de la mesa, exactamente al otro lado de donde estaba el abuelo de Gold.

—Familia... —Habló mientras hacía un reverencia y captaba la atención de todos los presentes en la mesa —Buenas noches les agradezco por venir... —Tomó de la mano a Fred y lo hizo dar un paso al frente —Hoy quiero presentarles a mi prometida...

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....
Información que cura :

Abuelo de los gemelos lámpara:
Fritz Golden Smith

Padre de esos mismos weyes:
Henrick Golden Benedict

Madre de Joy:
Elizabeth Golden Benedict

Padre de Joy:
Jeremy Fitzgerald Thompson

La verdad no es importante pero por si se revolvieron :D

"El Contrato" ||GoldFred||Where stories live. Discover now