Camila y yo nos encontrábamos en mi habitación tumbadas en la cama, abrazadas y hablando.
- Por eso creo que Carmen es r... - Camila me corta.
- ¡Por cierto! - se exclama de repente. - Mamá quiere conocerte. - dice y yo me quedo en estado de shock.
- ¿C-como eso? - me puse nerviosa.
- Sí... pues le hablé de ti y pues quiere conocerte. - dice levantando los hombros.
- Pero...
- Por favor. - dice sonriendo y juntando sus manos.
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- No le puedo decir que no a esta carita. - digo sonriendo totalmente enamorada.
- ¡Si! - se exclama para saltarme encima y besarme. - Es esta noche. - me dice al separarse.
- ¡¿Qué?! - me exclamo y ella se levanta, me da un beso en la mejilla y se va.
- Hasta luego, te amo. - No me da tiempo de responder que ya se ha ido.
(...)
Me encontraba delante de la casa de mi novia, delante de la puerta en realidad, con unas rosas en la mano. No sé si voy a poder entrar, los nervios me están matando. Estaba decidiendo de llamar o no y recibo un mensaje de Camila.
- Vas a llamar o que?
Así que decido que ya si que tengo que llamar a la puerta y lo hago. Me abre una hermosa Camila con un hermoso vestido.
- Wow estás hermosa. - le digo sonriendo.
- Gracias, tú tampoco estás mal. - dice guiñándome un ojo y dejándome entrar. - tranquila, no estes nerviosa.
- Fácil de decir tú ya conoces a tu madre. - digo a lo que ella suelta una carcajada. Andamos hasta el salón donde se encontraba su madre.
- Mamá, ella es _____, mi novia. - me presenta.
- Encantada, señora Mendes. - le extiendo mi mano sonriendo y ella me abraza.
- Igualmente, no sabes cuanto he oído hablar de ti. - me corresponde la sonrisa.
Nos sentamos en el sofá, en frente de la madre de Camila, que estaba en un sillón.
- Pues cuéntame de ti ______.
(...)
Estábamos en la puerta de la casa de Camila, despidiéndonos, antes de que me vaya.
- Lo ves al final no fue tan mal eh. - me dice Camila con una sonrisa burlona, pasando sus brazos por mi cuello.
- La verdad que no, casi que prefiero a tu madre ahora. - dije en broma a lo que ella me pega en el brazo. Puse mis manos en su cintura apretándola un poco. - te amo, ¿lo sabes? - hago rozar nuestras narices.
- Lo sé porque yo también te amo. - junta nuestros labios en un tierno beso.
