El Desafío - YoonMin

04

Me espanto y lo empujo. Siento que me arde la cara de la vergüenza.

Yoongi no se ve para nada alterado. Al contrario, parece disfrutar de verme en este estado.

Me levanto como puedo y lo miro furioso. No sé qué clase de mala broma me esté jugando mi cuerpo pero yo estoy furioso.

- Es normal que produzca eso en los chicos. No tengas miedo. - me dice en un tono socarrón.

Se acerca de nuevo pero esta vez no le dejo dar un paso más. Apenas lo tengo al alcance de mi mano, le doy la cachetada más fuerte que alguna vez le di a alguien en mi vida.

Después de eso, no me da la cara para seguir allí y salgo corriendo.

Sé que la cagué, la cagué por completo pero tampoco voy a dejarme manosear así.

Aún no entiendo por qué tuve una erección. Me digo a mí mismo que solo fue el roce, el hecho de tener un hombre tan cerca cuando hace mucho tiempo que estoy solo. Sí, solo es eso. No quiere decir que me guste Yoongi. No, eso jamás.

Todavía sigo alterado pero me voy a casa de todos modos. Tengo que pensar en una buena excusa para decirle a Han sobre por qué no hice el negocio.

Solo espero que ese golpe le haya bastado al idiota de Min para no atreverse a tocarme otra vez o incluso volver a intentar ligar conmigo en el bar. Espero no tener que verlo esa noche. No puede ser tan caradura de ir ¿verdad?

Cuando llego a casa, agradezco el hecho de estar solo. Han y yo vivimos en un espacioso y fino departamento del centro, y si bien odio vivir con él, lo bueno es que no está casi nunca. Por lo general solo lo veo por las mañanas y por las noches en el bar. No sé qué mierda hace con su tiempo o donde anda, seguramente por ahí gastando el dinero de mi madre y el mío.

Voy a mi cuarto y me encierro allí a terminar de relajarme. Al lado de mi cama tengo una foto de mi madre y en momentos así me pregunto en qué había estado pensando para casarse con un tipo como Han. De verdad la había engañado y le había hecho creer que eran el uno para el otro. Ugh, maldito cazafortunas.

Respiro hondo y suplico por paciencia. No es momento para hacerse mala sangre. Tengo que tolerar esto por el máximo tiempo posible. Por mi hermano.

Y hablando de él, tengo que llamarlo, como todos los viernes a la tarde. Hablamos una vez por semana sin falta.

- Hyung! - responde emocionado cuando la directora del colegio me pasa con él.

- ¿Qué tal, mi pequeño Kookie? ¿Qué has estado haciendo? ¿Cómo estás?

- Bien! Sabía que ibas a llamar antes de que lo hicieras!

- Wow eres un adivino. ¿Acaso tienes poderes?

Lo oigo reír del otro lado del teléfono y es todo lo que necesito para juntar fuerzas y seguir adelante.

Jungkook, mi único hermanito. Ese pequeño de 8 años es mi única razón para soportar tantas mierdas en mi vida.