La mañana era fría, las hojas de los árboles volaban cuando las ráfagas de viento soplaban. Todas las personas en la calle estaban abrigadas y Park Jimin no era la excepción. Tenía su suéter blanco con rayitas negras, un hilito se desprendía de la manga derecha y con eso se entretuvo mientras esperaba a su novio en aquel parque.
Sentado en una de las bancas verdes oxidadas del parque, tenía la cabeza gacha, mientras sus ojos y sus dedos estaban concentrados en eliminar ese hilo que se había salido de la prenda. El chico de cabello negro suspiró, había llegado demasiado temprano. Jungkook, su novio, siempre llegaba demasiado tarde.
Siempre.
Miró a su alrededor y vio a unos pequeños niños jugando, rondaban entre los 6 y 8 años. No sabía porque, pero recordó cuando él jugaba su hermano menor.
Jimin miró su reloj, eran las 10:05 am, él y su novio habían quedado a las 10:00 en punto. En realidad la impuntualidad de su novio no le sorprendía para nada, pero mientras Jimin esperaba, siempre se aburría.
Volvió a bajar la mirada, esta vez iba dirigida al pavimento gris. Una hormiga caminaba mientras cargaba un pedazo de hoja. Jimin la miró con cierto interés, apreciando las antenitas y las pequeñas patitas que tenía, hasta que alguien le tocó el hombro.
Subió la mirada y vio a su novio, esté le planto un beso en la frente y Jimin se sonrojo. Jungkook adoraba verlo así, saber que sus mejillas sonrojadas eran por su culpa lo hacía sentir bien.
Los ojos color caramelo de Jimin hacían contraste con los ojos color café de Jungkook. Cuando el pelinegro hizo contacto visual con Jungkook se sonrojo de nuevo.
¡Jimin solía sonrojarse por todo!
“Te ves tan lindo cuando te sonrojas”. Murmuro Jungkook, mientras tomaba asiento a un lado de Jimin.
“Eh, no lo creo. P-pero gracias”. Tartamudeó Jimin, mientras dejaba ver una tímida sonrisa.
“Jimin, ¿Por qué no puedes verme a los ojos?”. Preguntó Jungkook con curiosidad.
“Porque me da pena, Jeon Jungkook”. El pelinegro volvió a sonrojarse. Ya eran 3 veces en menos de 10 minutos.
“Pero llevamos ya un año de ser novios, ¿Por qué te da pena?”. Jungkook miraba con interés a su novio, esperando una respuesta satisfactoria.
“Jeon Jungkook, no sé, es que... no me gusta que me veas sonrojado y cuando me miras siento que me ves con...”. El de ojos caramelo suspiró, y después infló sus cachetes.
“¿Con qué, Jimin-ssi? Sabes que puedes decirme lo que sea, ¿no?”. Jeon tomó la mano de Jimin y la acarició.
El chico sólo miró las manos y volvió a sonrojarse, vaya, la cuarta vez. Jungkook comenzaba a sentirse culpable de que toda la sangre de Jimin siempre estuviera en sus mejillas, pero no se arrepentía porque era demasiado tierno ver a su novio así.
“Siento que me ves con lujuria y tu cara me dice ‘te quiero comer’, igual y lo estoy mal interpretando, perdón, Jeon Jungkook”. Park bajó la mirada al piso, intentando concentrarse en otra cosa menos en lo que acababa de confesarle a su novio.
“Oh, sabes... Lo siento, a veces no puedo controlar mis sentimientos, tampoco soy bueno fingiendo, perdón por eso”. Dijo Jungkook mientras alzaba el mentón del Jimin con su dedo índice.
“No... Está bien...” Sonrió Jimin, para tranquilizar a su pareja.
Jungkook suspiró, en realidad quería tocar a Jimin. Quería sentir su piel deslizándose con la suya, llenar su cuerpo de besitos, pero claro que eso no iba a pasar.
