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Era una nublada mañana en la que caía una ligera llovizna propia del mes de octubre...

Último llamado para los abordarán el tren con destino a "truci mortem".

Pocos eran los que entraban a ese tren, entre ellos iba un joven de cabello castaño claro, delgado y pálido de ojos marrón oscuro, el trayecto no era muy largo el joven antes mencionado miraba por la ventana como pasaba el paisaje de convertirse en el de una ciudad por la que no sentía nada, a transformarse, en el lapso de casi tres horas, en el sombrío paisaje del bosque que rodeaba el nublado pueblo de "truci mortem". Cuando por fin el tren había llegado a la estación noto la gran diferencia de número de los que bajaron y de los que abordaron. A diferencia de los demás el joven castaño solo llevaba una maleta consigo, después de dar una última mirada a la estación camino hacia la salida, en su bolsillo guardaba un trozo de periódico el cual contenía la dirección a la que se dirigía, en su condición de forastero no tendría más opción que pedir indicaciones. Las calles de " truci mortem" eran arcaicas y sus casas a plena vista rústicas, parecía poco moderno, se miraban algunos faroles y redes eléctricas nada más, parecía un pueblo de habitantes simples de vidas sencillas, pero, a la vez tenía una presencia hechizante, como si estuvieses en otra época.

Siguió dando una fugaz mirada a los alrededores, su rostro mostraba una expresión seria que no reflejaba ni mínimamente lo que pensaba, camino sin rumbo fijo, solo prestando su atención a las casas, los jardines, las personas, las cuales no se fijaban en él, era comprensible, por que abrían de hacerlo en primer lugar, tan distraído estaba en esas cosas tan pequeñas en las que nadie pone demasiada atención que el mismo no la presto donde más la necesitaba... El camino.

¡Ay!, maldita sea, ¡fíjate imbécil! .— reclamó la chica.

Fue el joven castaño el cayó al suelo de sentón pero era la castaña quien se quejaba.

Lo lamento, no me fijé .— se disculpo incorporándose.

Pues claro que debes lamentarlo, ¿acaso no sabes a donde vas?.

Es que no soy de aquí.

Pues eso ya lo note, ¡que genio que eres!, ¿como te llamas?.
— su tono había pasado de fastidiado a sinceramente curioso.

Timothy West, puede decirme Tim señorita.

Sube la mirada Tim .— ordenó.

Me disculpó si la he ofendido señorita...

Puedes llamarme Ivy y... ¿De donde eres?.

Soy de Oster, y me dirigía a...

¡¿Eres de la ciudad?! — preguntó emocionada —. ¡¿Como es?!, grande de seguro que cosas pregunto, ¿son grande los almacenes?, ¿es cierto que decoran a lo grande en la navidad?...

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