Horror Fest (1era Parte)

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Eso, así me gusta... flojitos y cooperando 7u7 

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Finalmente había llegado la hora y yo andaba de un lado al otro como gallina sin cabeza. Buscando la ropa, arreglando mi cabello, el maquillaje, si llevaba algún accesorio, si me ponía estos zapatos, si me veía mejor con aquellos, total, como si tratara de la PROM de mi secundaria o como si fuera a la gala de los Oscar. Parecía una loca, hasta que por fin pude organizar mis ideas y conseguí qué ponerme. 

Salí de mi habitación y terminé de acomodarme en el espejo del pasillo; casual, elegante y cómoda, como siempre, mi buen gusto por la moda jamás me dejaba mal. De repente escuché la puerta al fondo del lado opuesto del pasillo y me quedé estupefacta viendo la aberración que estaba saliendo de la habitación de mi apuesto casero. 

Era como si Marilyn Mason y Gene Simmons hubieran tenido un hijo y estos al morir se los dejaron a cargo a todos los integrantes de Led Zeppelin y Metallica: Nick estaba vestido... exacto, como todo un fanático del rock, pero... uno que no sabía diferenciar entre el fanatismo y la obsesión enfermiza. Llevaba el cabello debajo de una gran bandana roja atada en su nuca, el maquillaje de sus ojos asemejaba a un mapache y tenía piercings en la ceja, nariz y boca (¡que yo no sabía que tenía!) los labios pintados de púrpura (tampoco sabía que tuviera maquillaje) y fue justo ahí que me di cuenta que se había dejado la barba en la mañana, ni siquiera lo había notado antes. Bajando, su cuello estaba cerrado en una gargantilla negra que parecía más un collar de rottweiler  y cadenas de calavera (¡como ocho!) encima de una remera negra algo desgastada y roída en las mangas; un chaleco de cuero negro con púas y más cadenas, sus brazos se marcaban debajo de la camisa y la verdad le quedaba bien, si no fuera por las cincuenta pulseras y esclavas que tenía en ambos brazos y la gran hebilla de plata en un cinturón de cuero, forrado con pantalones ajustados de jean negro y botas de obrero igual de negras. Nick se veía ridículo. 

Aparte del exagerado mal gusto y  como si el uso excesivo de accesorios no fuera suficiente, Nick salió de su cuarto poniéndose unos guantes de motorista  y al levanta la vista para encontrarse conmigo, me sonrió y yo no podía ocultar la cara de sorpresa por su apariencia. 

- ¿Eh? ¿Qué tal? - me habló desfilando - tenía años que no me ponía estas cosas - se acercó a mí - ¿Cómo me veo? muy guapo, ¿no? - me sonrió como suele hacerlo pero mi cara hablaba por sí sola. 

- Te ves ridículo... - le respondí seriamente y su sonrisa se desvaneció. 

- ¿Qué? 

- Pareces... un payaso gótico con problemas de autoestima... - respondí con estoicismo y unos segundos después, luego de observar fijamente su rostro pintarrajeado durante minuto y medio no pude aguantarlo más y, literalmente, caí al suelo ahogada de la risa. 

Mi cara se puso roja, mis ojos comenzaron a llorar, estaba rodando en el suelo mientras largas y estruendosas carcajadas salían desde lo más profundo de mí. Nunca en mi vida me había reído así, menos si era de "alguien" . La cara de Nick se puso roja, no sé si de rabia o vergüenza, sólo sé que se apartó rápidamente de mí, esquivando la cara como si fuera un niño enojado y se fue bajando las escaleras, yo finalmente recuperé el control de mis facultades y bajé junto con él todavía riendo. 

- Oye, me dijiste que era un concierto - le dije entre risas - no un congreso anual de fanáticos drogados de Twilight. 

- ¡Cierra la boca! - replicó fuertemente avergonzado - es obvio que tú no sabes nada de como nos codeamos nosotros los que estamos en esta onda del rock. No sabes nada de la moda, así que no puedes decirme nada al respecto. 

Bajo El Mismo Techo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora