tres.

73 22 15
                                    

ㅤㅤ
tres.

ㅤLevanté la mirada del libro justo cuando alguien posó unos cuantos mangas sobre el mostrador frente a mis ojos. Fue un movimiento delicado, para nada brusco, pero sirvió para que mi concentración se esfumase. Ni siquiera era consciente del tiempo que llevaba sumergida entre las palabras; ese libro me estaba gustando tanto que había perdido la noción. Aunque realmente me solía ocurrir con cualquiera. Una vez que mi mente hubiese huido de la realidad y se hubiese refugiado entre las hojas, era muy difícil devolverme a nuestro universo.

ㅤSubí mi mirada intentando buscar el rostro de la persona que había ocasionado aquello. Tenía una ligera sonrisa en la cara, mirándome como si se estuviese cuestionando miles de preguntas sobre mí en su cabeza. A lo mejor estaba pensando qué estaba haciendo yo allí, una chica tan joven, o a lo mejor simplemente estaba criticando el libro que estaba leyendo una vez más.

ㅤNo supe cómo reaccionar así que por unos segundos tan solo lo observé. Tenía unos labios finos, unos dientes totalmente blancos y unos ojos marrones que brillaban con una pureza increíble. Podía atreverme incluso a decir que nunca antes había visto unos ojos resplandecer tanto. Su pelo marrón caía sobre su frente, ocultando sus dos cejas con sus mechones.

ㅤNo podía negar que era un chico muy atractivo. Sus ojos y los míos ya se habían cruzado, pero no pude mantener la mirada por más de dos segundos seguidos. Su sonrisa ya se había desvanecido del todo. Seguramente solo había sido para mostrarse amable como primera impresión, aunque, mejor dicho, para mejorar la sensación que yo ya tenía sobre él. Cuando volví a elevar la mirada, ya no me miraba a mí, sino al libro bajo mis manos. Lo cerré rápidamente, avergonzada, y bajé la cabeza como siempre hacía cuando trataba de ocultarme.

ㅤ—Buenos días —dije respetuosamente, como si él y yo nunca hubiésemos hablado antes.

ㅤ—Buenos días —respondió él, pasando su mano derecha por el pelo. Su sonrisa volvió a aparecer en su rostro. Esta vez era más amplia, mientras mantenía contacto visual conmigo.

ㅤCon torpeza, le cobré los libros, sin volver a compartir ninguna palabra más. Trataba de no tener que entablar una conversación con él. Así sería mucho más rápido. Él probablemente no volvería a la librería y yo podría seguir leyendo. Mientras cogía cada uno de los libros, me fijaba en sus respectivos títulos. A parte de que me gustaba hacer aquello cuando alguien iba a comprar, también quería tener algo con lo que poder contraatacar si se volvía a meter con mis gustos. Sin embargo, mis ojos se agrandaron en cuanto agarré el último manga sobre el mostrador. Me asombré al ver Noragami entre mis manos. De hecho, no pude evitar sonreír y traté de ocultarlo mordiéndome el labio inferior, pero al levantar la mirada lo encontré observándome cautelosamente.

ㅤ—¿Noragami? ¿En serio? —sonreí, formulando la misma pregunta que él me había hecho unas cuantas semanas atrás.

ㅤÉl también sonrió y bajó la mirada al mostrador. Ya sabía lo que iba a decir incluso antes de que abriese la boca para preguntarlo. La picardía en su sonrisa y ojos lo delató.

ㅤ—¿Quiero comerme tu páncreas? ¿En serio?

ㅤ—Siempre leo lo que me recomiendan —le respondí, con total confianza. No supe de dónde la había sacado, pero allí estaba, hablando con soltura con alguien que no conocía. Probablemente, si Akiyama me hubiese visto en aquellos momentos, no se lo hubiese creído. Era aquel tipo de persona que al principio ni siquiera podía mirar a los ojos a una persona, aunque luego con el tiempo fuese alguien completamente diferente.

ㅤ—¿Y...? —volvió a mirarme. Su sonrisa se había expandido aún más y ya no parecía el chico con el que había hablado aquella vez—. ¿Qué opinas?

ㅤ—Opino que puede que tuvieses razón —le contesté, arrastrando las palabras como si no fuese capaz de admitirlo. Sin embargo, yo siempre había tenido la habilidad de reconocer mis propios errores, tan solo lo estaba haciendo para tomarle el pelo.

ㅤ—Ahora viene la parte en la que me das las gracias —dijo, continuando la broma que había empezado aquel día.

ㅤ—No corras tanto —le contesté, poniendo detrás de mi oreja uno de los mechones que me estaban empezando a molestar—. Aún no la he terminado. A lo mejor tiene un final horrible que fastidia la historia.

ㅤ—No va a ser así. Hazme caso —cogió los libros del mostrador y pagó. Rápidamente le di el cambio, sin responderle aún, pues parecía querer añadir algo. Se metió las vueltas en el bolsillo trasero de su pantalón y cruzó su mirada con la mía una vez más—. Supongo que volveré pronto para recibir tu agradecimiento —dijo, con un notable tono burlón.

ㅤ—Mejor no te anticipes. Disfruta de Noragami —respondí, siguiéndole el juego mientras una sonrisa se escapaba de mis labios.

ㅤÉl negó con la cabeza con una expresión divertida y se dio la vuelta. Lo vi alejarse por el pasillo de camino a la puerta. Caminaba lento, con los libros bajo su brazo y su sudadera ancha moviéndose cada vez que daba un paso. La campanilla tintineó como de costumbre cuando aquel chico salió por la puerta. Yo seguía con mi mirada puesta en él y, sin ser totalmente consciente de ello, con una sonrisa dibujada en mi rostro. Mis codos estaban apoyados sobre el mostrador y mi pierna temblaba con un ritmo lento. Era una manía que tenía, pero que no podía controlar. Cuando pasó por delante del ventanal, se puso la capucha de su sudadera y giró su cabeza hacia mi dirección. Se despidió con su mano derecha, la cual tenía libre porque los libros estaban en su izquierda. Yo me limité a sonreír un poco más y a seguirlo con la mirada mientras se iba alejando. En el momento en el que se perdió de mi vista, me llevé una mano a la frente y reí levemente ante la situación. No me arrepentí de nada de lo que había dicho, pero no tardé en avergonzarme.

ㅤBajé mi mirada dispuesta a seguir leyendo, pero algo me llamó la atención en frente de mí, a unos centímetros del libro.

ㅤAquel chico se había dejado uno de los mangas que había pagado. "Anohana", se leía en la portada. Ni siquiera me lo pensé. Lo agarré rápidamente y salí corriendo de la tienda. Por suerte no habría ido muy lejos. Me paré frente al escaparate, girándome hacia la dirección por la que él se había marchado unos segundos antes.

ㅤ—¡Eh! —no supe qué gritar al darme cuenta de que no sabía su nombre. Sin embargo, no me hizo faltar saberlo, porque se giró. Vi su figura unos cuantos metros más adelante con una expresión confusa—. ¡Se te ha olvidado esto! —volví a exclamar, agitando el manga en el aire sobre mi cabeza para que lo pudiese ver desde allí. No estaba demasiado lejos, pero sí lo suficiente como para que no fuese capaz de leer el título. Seguramente lo que estaba haciendo no tuviese sentido. Seguramente habría dejado ese libro a posta para que me lo quedase.

ㅤÉl sonrió, negando con la cabeza, causando que mis sospechas se disiparan.

ㅤ—¡Es para ti! —gritó.

ㅤ—¡¿Qué?! ¡No, no! —no sabía siquiera qué responderle. Estuve a punto de correr hacia él para devolvérselo antes de que huyese.

ㅤ—¡Has dicho que nunca rechazas una recomendación! ¡Tómate esto como una!

ㅤDespués, una sonrisa pícara se formó en su expresión. Estaba usando mis propias palabras en mi contra, como si ya tuviese todo planeado. Abrí la boca para contestar, pero una voz habló por detrás de mí y no tuve más remedio que girarme, esperando que aquel chico no se marchase aprovechando la situación.

ㅤ—¡Buenos días! —dijo una señora que solía ir mucho a la librería a comprar o simplemente a pasar las horas muertas entre libros, como todos solíamos hacer.

ㅤ—Buenos días, señora Komatsu —sonreí, no queriendo sonar borde con ella.

ㅤMe volví a girar cuando ella entró a la librería, pero aquel chico ya había desaparecido por alguna de las calles. Podría jurar que en ese momento él estaría sonriendo, o incluso riendo, mientras se marchaba de allí esperando que yo no lo siguiese.

ㅤSuspiré y miré el manga. Sin querer, una sonrisa se dibujó en mi rostro.

sizigiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora