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Tal como dije anteriormente, la pareja de chicos no dejaba de observarnos, claramente habíamos dado en el clavo. Ahora solo faltaba que el chico quiera venir a casa con nosotros.

—Me iré de aquí y debes entrar en el plan, ¿vale? — asentí.

Yoongi se levantó de la mesa y besó mi frente. Caminó a lo largo del salón hasta que lo vi desaparecer entre la gente. Procedí a trabajar en el plan atraer al rubio.

Llamé al mesero y pedí tres tragos, vodka. Uno para mí y los restantes para los chicos en la mesa del frente. Cuando éstos recibieron los vasos se miraron confundidos, luego miraron en mi dirección y levanté mi vaso a modo de brindis.

Se miraron y sonrieron. Acabé mi vaso y me levanté, caminé en dirección a su mesa.

Cuando llegué allí ambos observaron mi cuerpo. Mierda. —Buenas noches— saludé —¿Puedo sentarme?

El pelinegro rápidamente se movió cerca del otro chico y dejó un espacio para que tomara asiento haciéndome quedar frente al rubio. Perfecto.

El chico a mi izquierda procedió a hablar —Mi nombre es Jungkook y éste es mi amigo Jimin. ¿Tú nombre?

—Oh, no acostumbro a dar mi nombre a extraños— comenté suavemente y el rubio sonrió de lado. —Y bien ¿qué los trae por aquí esta noche? — pregunté.

—Hemos venido a pasar el rato— respondió el pelinegro.

—Interesante.

— ¿Tú? — habló por fin el rubio.

—Mi novio y yo hemos venido a pasar el rato al igual que ustedes.

— ¿Dónde está tu novio?

—Oh, él fue a atender una llamada. O eso creo— dije restándole importancia.

—Ya que tu novio no está cerca, ¿te gustaría bailar? —dijo educadamente el rubio. Asentí tomando su mano.

Nos movimos hasta la pista donde anteriormente habíamos estado bailando con Yoongi. El chico se movía con clase.

Posó sus manos en mi cintura pidiéndome que siguiera la música acorde a sus movimientos. Me moví lentamente disfrutando cada segundo.

—¿No es un poco descortés abandonar a tu preciosa novia en un club? — acercó su boca a mi oído causando que mis vellos de la nuca se erizaran— ¿No le da pena que hombres, bien parecidos a una manada de lobos hambrientos la vea como una presa?

Aparte mi cabeza un poco de él, le sonreí maliciosamente y llevé mis labios a su oído— Oh cariño, estás muy equivocado— di una suave carcajada aún en su oído y susurré —La única presa aquí, eres tú.

Me separé de él y caminé fuera de la pista, invitándolo con mi mano, llamándole para que me siguiera.

Texteé a Yoongi. Miré hacia atrás y el rubio aún me seguía. Perfecto.

Llegué al baño donde había quedado con Yoongi hace un rato atrás. Me apoyo en la pared y pierdo a Jimin, pero en cuestión de segundos, me encuentra.

Siento como sus manos se posicionan a ambos costados de mi cabeza atrapándome. Me mira fijamente mordiéndose el labio.

­—¿Quién es la presa ahora? ­—el chico comienza a acercar sus labios a los míos, estábamos a punto de besarnos cuando una tercera voz nos interrumpe.

—Creo que la presa sigues siendo tú— me separo levemente del rubio para observar a mi novio, que se acerca aún más a nosotros con paso firme y con un rostro impasible.

Jimin se tensó y procedió a dar explicaciones. Mi novio lo tomó por el brazo para hablarle al oído cuando un cuarto cuerpo empuja bruscamente a Yoongi.

— ¿Quién crees que eres tú para venir a golpear a mi amigo? Te lo dije Jimin, era una mala idea.

—Kook...— Jimin trató de apartar a su acompañante que claramente estaba como una cuba de borracho, pero éste siguió insistiendo en golpear a mi novio, quién observaba la situación con una ceja enarcada.

—Verás Jimin— habló mi novio llamando la atención de ambos chicos. — Nos gustaría hablar contigo en un lugar más privado— dijo Yoongi de manera educada y atenta, pero sin hacer alguna expresión facial.

Jimin se lo pensó un poco, luego de unos segundos le susurró algo al pelinegro y le tendió dinero.

—Hey, no dudes en llamarme si algo sucede— dijo el chico arrastrando las palabras, estaba bastante jodido.

Yoongi nos hizo seguirlo hasta afuera donde esperaba nuestro vehículo. Abrió la puerta para mí, entré seguida por Jimin quedando éste en medio de nosotros. Apreté el botón que se encontraba a mi costado izquierdo y una gruesa cortina dividió el auto en dos.

—Verás Jimin, te hemos traído hasta acá por la simple y sencilla razón de que eres la perfecta pieza faltante a nuestro puzle. ¿Te animas?

Jimin lucía algo asustado, pero a la vez interesado. — ¿Te gustaría participar de nuestro trío? Solo necesitas poseer una mente suficientemente abierta para que nos divirtamos los tres­— sonreí nerviosa esperando la respuesta.

—Oh, bueno. Yo... no me van los hombres, lo siento— no hizo contacto visual con ninguno de los dos. Me sentí algo decepcionada.

—James, para el carro— el auto dio una frenada brusca haciendo que nuestros cuerpos se apartasen del asiento —Gracias por tu tiempo, Jimin.

Yoongi abrió la puerta y esperó a que Jimin comenzara a moverse. — N-No, creo que puedo con esto, digo, ya estoy aquí — dio una sonrisa nerviosa.

El carro comenzó a avanzar casi inmediatamente luego de que Yoongi cerrara la puerta. Jimin seguía igual de tenso que hace un par de minutos.

Mi novio posó una de sus manos en una de las piernas del rubio. Imité su acción. Yoongi subió una de sus manos hasta la barbilla de Jimin y le hizo mirarle, acercó su cabeza enredando sus pálidos dedos en los finos cabellos color oro de Jimin.

El rubio tensó la espalda esperando por el próximo movimiento del Yoongi, éste último llevó su boca al cuello del primero. Besó gentilmente la piel y luego succionó despacio en el mismo lugar. Jimin dejó escapar un leve gemido.

El ambiente se estaba cargando de erotismo, maldita sea. Me quedé observando las reacciones del rubio a través de la ventana. Podía ver como sus cejas se encontraban fruncidas, tenía sus ojos cerrados y los labios entre abiertos. Yoongi no dejaba su cuello, succionaba cual vampiro chupaba sangre a un indefenso animalillo.

El pelinegro apartó sus labios y sonrió de lado —Presiento que cambiarás de opinión a medida que avanza la noche.

La conversación cesó inmediatamente y nadie articuló palabra en todo el camino hasta el apartamento.

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