La ultima decepcion.

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En mi cabeza ronda la idea que la decepcion es un seudónimo  del engaño, de pequeños somos los protagonistas del caos de nuestta vida pero cuando la inocencia muere, con el tiempo se hace más difícil creer en las personas así que, es mejor hablarles y conocerlas con la mente fría.
Hace algunos años, conocí a Gaspar.
En ese tiempo, Gaspar tenía apenas 18 años y lo conocí en un cine, la película era muy aburrida Pero a mis amigas parecía gustarles.
Salí de la función con la excusa de que me sentía mal, y corrí a tomar el transporte, al parecer el pensó lo mismo, me alcanzó y comenzamos a hablar, salimos un par de veces y no todo fue color rosa el era muy agresivo. Me hizo alejarme de mi familia y tener múltiples problemas... Me volví más callada y me quedaba en casa .
Bien dicen, los hechos más terribles, la desesperación y el desamparo están ocultos en el silencio.
El cariño entre nosotros termino, y el tiempo se encargo de ser mi inconsolable amigo, las noches eran más largas, la decepcion de mi misma crecía, la decepcion se apoderó de mis ilusiones y quimeras estaba entre dos caminos; el primero estaba entre el miedo atenazado a mi corazón de cuando era niña y el otro era la mente fría ensimismada en los huesos del actual yo.
Entonces me cansé, mande todo al carajo y comencé a ver por mi; se que suena egoísta pero ¿cuántas veces nos detenemos a pensar en que es lo que nosotros queremos? Nos pasamos día y noche buscando la manera en la que queremos encajar en la sociedad, no sin antes criticar al prójimo para sentirme superior, claro.
Entonces, desde ese día, deje de decepcionarme de la gente y empezar a aburrirme de los comentarios absurdos cuando yo ya tenía previsto que había pasado o que iba a pasar.
Me volví más astuta pero jamás deje de pensar en las demás personas.

No es la misma historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora