Bienvenida Elizabeth💚❤️

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Butch y Momoko llevaban dos años casados, la pelirroja se hallaba embarazada, pronto tendría a su quería hija, Elizabeth. Ese sería el nombre de la pequeña.
El pelinegro se encontraba preparando el desayuno, su chica por el gran peso que llevaba encima ya no podía mantenerse tanto tiempo levantada así que subirle el desayuno. Al subir a la segunda planta escucho la hermosa voz de su esposa, estaba cantando, entro a la habitación y hablo.

- Toma amor, tú desayuno.
- Gracias, cielo
- ¿Cómo te encuentras?
- Nerviosa, la bebé debió nacer hace una semana.
- Tranquila, tal vez ama vivir dentro tuyo
- Sin bromas, me preocupa.
- Tranquila, amor.

Dijo el mayor acariciando la mano de su pareja, la entendía. El igual se encontraba nervioso, quería ya tener a su bebé en sus brazos, el doctor dijo que no era tan grave, a veces los embarazos se adelantan o se atrasan.
Se acercó a la gran panza de su esposa y hablo.

- Mi amor, soy tu papi. Ya sal de ahí, mamá y yo esperamos ansiosos tu llegada, ya quiero abrazarte, besarte y amenazar a tu futuro novio.
- Jajaja Butch!

Golpeó suavemente al chico.

- Bueno, no lo amenazare de muerte, bebé nace luego, tenemos tanto amor que brindarte pero aún no sales, te amo hija.

Dijo y beso la panza de su esposa, dejó que está tomara su desayuno y bajo para prepararse el suyo, el día estaba demasiado flojo, estaban a mitad de invierno y el cielo no tenía color, tal vez lloverá. Mala estación para tener a su hija, la abrigarian más de lo necesario, eran alrededor de las 12 de la tarde, había quedado comida de ayer así que Butch decidió subir, se acostó con su esposa y ambos decidieron tomar una rica siesta.

💐💐

El pelinegro despertó al sentir unas patadas en su espalda, su hija estaba pidiendo comida. La única forma en la que podía dormir Momoko era apoyando su panza en la espalda de su esposo y su traviesa aprovechaba para molestar a papá. Este al ya estar totalmente despierto se levantó, vio la hora "4:00" de la tarde, bajo a la primera planta y saco la comida para calentarla en la cocina.
La comida tardo diez minutos en estar caliente, este destapó la olla y sirvió aquella cazuela en los platos, subió estos en una bandeja con sus cubiertos y un vaso con jugo para cada uno. Momoko se hallaba despierta, su niña la despertó con tanta patada que dio.
Comieron vieron unas películas hasta que ya por fuera se veía totalmente oscuro, eran las "8:00". Butch se levantó y bajo lo ocupado dejando estos en el lava platos, guardo la bandeja.

- ¡¡Butch!!

Su esposa grito con fuerza.
Este rápidamente corrió escaleras arriba llegando a su habitación.

- ¿Q-Qué, que pasa?
- La bebé ya viene.
- Aaaah, la bebé.... ¡Espera!, ¡¿La bebé ya viene?!, Oh mierda.

Corrió hacia la otra habitación agarrando un bolso que habían dejado armado la semana pasada, lo coloco en su hombro y bajo a toda velocidad.

- ¡Butch, faltó yo!
- Cierto!

Este nuevamente subió y ayudo a su esposa a bajar las escaleras, la subió al auto eso sí a los asientos traseros, este subió y comenzó a andar el auto, su esposa seguía gritando del dolor, la fuente se había roto y el pelinegro se hallaba nervioso.

- Amor, inhala, exhala
- ¡¿Qué crees que estoy haciendo Him?!
- Ya, ya. No te enojes.
- ¡¿Cómo quieres que no lo haga si no aceleras el maldito auto?!
- No te enojes conmigo, es el tráfico.
- ¡Cállate!
- Si amor.

Hizo caso a lo pedido y continuo el camino, intento avanzar lo más rápido posible por las calles, su esposa daba miedo molesta.
Llegaron al hospital y saco a la pelirroja del auto, luego vendría por el bolso, entraron al establecimiento y el mayor se dirigió al mesón.

- Hola, buenas noches. Mi esposa está apunto de dar a luz.
- Entiendo, necesito que llene unos papeles.
- Disculpe pero no tenemos tiempos para papeles, ¡Estoy apunto de tener a mi hija aquí parada!
- ¡Traigan una silla!

Grito la señora, aparecieron dos enfermeras que se llevaron a mi esposa y yo las seguí. Me encontré con el doctor y le expliqué que la fuente se había roto mientras veníamos de camino al hospital. Entre al cuarto y ayude a mi esposa a desvestirse por suerte andaba con un pijama bastante holgado así que no tardamos, una de las enfermeras me entrego una bata y una mascarilla.

- ¿Y esto?
- Para usted señor, necesitamos que se cambie.

Asentí.
Me coloque la bata encima de mi vestimenta y la mascarilla en la boca, me acerque a mí esposa y acaricie su mano.

- ¿Cómo estás cielo?
- ¿Cómo crees que estoy amor?, Siento que se me caerá el trasero.

El doctor se acercó y le inyecto algo a Momoko, no me pregunten que yo no sé que era.

- Momoko, necesito que te calmes un poco, todo saldrá bien, debes pujar lo más fuerte que puedas, ¿Esta bien?
- S-Si

Ya todo había comenzado, mi esposa estaba teniendo a nuestra bebé, tome su mano para darle apoyo, debo decir que mi chica es muy fuerte ya no sentía mi mano. El doctor le pedía que siguiera como estaba que todo iba bien.
Yo también le di palabras de apoyo.

De un momento a otro se escuchó un llanto, el doctor se había levantado y en sus brazos se encontraba un bebé con algo de sangre en su cuerpo, mis lágrimas no se hicieron de rogar y de un momento a otro la habitación se había tornado negra.


Desperté y me encontraba en una camilla, toque mi cabeza adolorido, ¿Qué había pasado?, En la habitación que yo estaba se había asomado el doctor que estuvo con mi esposa.

- Ha despertado.
- ¿Qué sucedió?
- Al ver a su hija se desmayó señor, pero tranquilo a muchos les sucede.
- Oh... Mi esposa, ¿Cómo está ella?, ¿Y mi hija?
- Su esposa está descansando y su hija está siendo pesada y otras cosas que normalmente se hacen aquí, si quiere puede ir a ver a su esposa.
- Gracias

Me levanté rápidamente y busque su habitación, entre mi pelirroja se hallaba durmiendo, me acerque y bese su mano.

- Mmmh, ¿Butch?
- Hola mi vida.
- Hola, ¿Y la bebé?
- Está siendo revisada, hiciste un gran trabajo mi amor.

Esta sonrió.
Bese sus labios con ternura, por fin la tendríamos en nuestros brazos.
La puerta se abrió dejando ver a la enfermera con un pequeño bulto en sus brazos, esta se acero y dijo.

- Señor Butch, le presento a su hija.

La enfermera me la entrego y al instante mis lágrimas salieron de mis ojos, por fin la tenía en mis brazos, lo había esperado hace nueve meses. Bese su pequeña cabecita, estaba durmiendo, se la entregué a mí esposa y está también se hallaba soltando lágrimas, la bese nuevamente y también la abrace.
Ambos miramos a nuestra hija y yo hablé.

- Bienvenida a nuestra familia, Elizabeth.

One Shot PPGXRRBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora