Extra #1

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¿Nunca tuvieron la curiosidad de saber cómo inició todo, pero por parte de Walter? Pues aquí está la respuesta. ¡Gracias por los 50K (ahora 870K) de vistas! Son geniales.




Walter.

9 de junio 2024.

Bajé el vidrio del auto, dejando salir el olor de su perfume. Muy dulce para mi gusto, pero ella no fue nada dulce en ningún momento en esa habitación de hotel, razón por la que puedo aguantar su empalagosa fragancia más tiempo.

El sol mañanero del domingo lastima mis ojos a pesar de llevar gafas solares. Mi cabeza martillea por la resaca, amenazando con cambiar mi buen humor. Es por eso que no me gusta beber, pero esa chica me sonsacaba.

El alcohol y yo jamás nos llevaremos bien.

Estacioné el auto en el lugar que corresponde a mi apartamento dentro del edificio y salgo para ir directo al ascensor hacia mi piso.

Amo mi vida. O al menos eso me repito cada mañana al despertar y ver todos los lujos que tengo. No puedo quejarme de ellos, aunque me habría gustado no tener nada y solo ser feliz con lo que me gusta hacer

Pero no todo es como quieres en esta vida, algunas veces solo debes adaptarte a lo que te toca hacer.

—¿Petunia? —llamé a la mujer que me ayuda a mantener la casa en orden, pero que también me cuidó mientras crecía. Suelto mis llaves en la mesa alta de la entrada de camino a la cocina.

—Buenos días, mi niño. ¿Qué tal tu noche de sábado?

Tomé la taza de café que dejó en la barra y seguí de largo hacia el comedor. No sé porqué compré los banquillos si jamás los uso, y estoy seguro, jamás usaré.

Abro el periódico para hacerme el interesante mientras pone el desayuno frente a mí. Adoro a Petunia, es como una madre para mí, pero no me gusta que se entrometa en mi vida.

Aun así, le respondí para no ser un grosero con ella.

—Igual que los demás.

—Ya deberías de conseguirte una novia. Al paso en que vas, no me sorprendería saber que tienes clamidia.

Bajé el periódico de golpe, lanzándole una mirada severa.

—¿No tienes cosas por limpiar?

Ella bufó arrebatándome el papel, farfullando cosas que sí logré entender:

—Es un amargado. De seguro la muchacha que se consiguió no le dio bien.

Suelto una risa nasal y me dispongo a ingerir mis alimentos en completo silencio. Como todos los días, reparo en cada objeto qué hay a mi vista, no son muchos a decir verdad.

El teléfono de casa suena, pero yo me concentro en ver por la ventana. Petunia aparece poco después, con el aparato en mano, extendiéndolo hacia mí.

—Su hermano.

Lo tomé, bebí del café con parsimonia, tragué incluso más lento, y contesté.

—¿Sí?

—Tenemos, bueno, tienes un problema. —Frunzo el ceño—. Mamá está en la empresa, y no se ve muy feliz. Se metió a tu oficina y cerró de un portazo.

Suelto el aire de manera pesada y aprieto el puente de mi nariz.

—Voy para allá.


***



El camino a la oficina fue en extremo tedioso. No vuelvo a darle el día libre a Oliver. Él es quien debería estar aguantando el tráfico y a los demás conductores, no yo.

¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)Where stories live. Discover now