Las aguas estigias

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KyungSoo se apresuró hacia la montaña con paso animoso. Lo que menos le preocupaba era cumplir las órdenes de BaekHyun. Había decidido lanzarse desde lo alto de la cima y así, acabar con su sufrimiento.

Al llegar al pie de la montaña, su plan sufrió un duro golpe. Era imposible escalarla. Se trataba de un risco muy alto con paredes completamente lisas. Casi fuera de la vista, un punto negro casi imperceptible, señalaba el lugar exacto donde nacía la fuente de las aguas negras.

KyungSoo consideró que tal vez podría obtener el agua negra desde el valle que recibía el agua de la fuente. ¡Quizá incluso podría precipitarse hacia una muerte segura desde alguna de las rocas próximas al río! Con esos alegres pensamientos llegó hasta la entrada del valle. Pero las aguas del valle la detuvieron.

—Hermoso KyungSoo, no entres en el valle por tu propio pie. El agua negra está custodiada por temibles dragones que jamás cierran los ojos o pestañean para mantenerse en vela perpetua. Y por favor, no busques tu muerte en mi caudal.

Cuando KyungSoo vio la imposibilidad de llegar a las aguas negras, sintió como sus esperanzas de vivir o de morir desaparecían. Su dolor fue tan intenso que ni las lágrimas encontraron ya el camino hacia sus ojos. Aunque su cuerpo seguía latiendo, él no sentía nada.

Así lo descubrió LuHan, que no pudo resistir tanta desesperación y decidió ayudarlo. El dios le envió el águila, ave real de JunMyeon. El ave de las alas abiertas se apresuró, feliz de ayudar de alguna manera al dios Kai, quien un buen día había acudido a ayudarla.

—¿Es que eres tan iluso como para pensar que podrías robar el agua estigia, que incluso despierta el respeto de los dioses? Ten en cuenta que, mientras los mortales juran por los dioses, los dioses juran por las aguas estigias. Dame el vaso que traes contigo —Le dijo el águila.

Como KyungSoo apenas podía moverse, la misma águila tomó el recipiente de sus manos y se lanzó volando hacia las alturas, escapando hábilmente del fuego de los dragones que intentaron quemarla sin éxito.

Al llegar a lo alto de la montaña, justo en el nacimiento de la fuenta negra, el águila reclamó el agua en el nombre del dios BaekHyun y su petición le fue concedida. Llenó el vaso y lo depositó suavemente en las manos de KyungSoo. Cuando el dios del amor lo tuvo entre sus manos, volvió a reir con su risa mortífera.

—¿Crees que ha terminado tu sufrimiento? ¿Sabes qué es lo único que has demostrado hasta ahora? Que eres una puta que ha conseguido que otros hagan por ti lo que yo te ordené que hicieras sin ayuda.

KyungSoo permanecía de pie frente al dios, con la mirada baja. Sin embargo, su gesto mantenía la sutil altuvez de quien, a pesar de todo, se sabe libre. Cosa que molestaba extraordinariamente a BaekHyun, cuya mente no pensaba tan rápido como para idear una nueva prueba que doblegara para siempre al muchacho.

Tras un largo silencio, BaekHyun salió de la habitación y volvió con una cajita de las que se usaban para guardar perfumes.

—Quiero que le lleves esto a Tao, dios del infierno, y le digas estas palabras: «Mi señor, BaekHyun te ruega que deposites en su interior un poco de tu hermosura, aunque solo dure un día, porque toda la belleza que poseía la perdió sanando a su hijo Kai, que está en peligro de muerte»

Ni siquiera la mención del moreno alteró el estado de ánimo de KyungSoo. BaekHyun, un tanto sorprendido, lo despidió sin contemplaciones.

—Apresúrate, porque el camino al infierno, donde vive Tao, es largo y penoso. Y yo quiero ser el más hermoso en la fiesta de los dioses.

El dios se dio media vuelta y salió de la estancia sin prestar atención a la expresión feliz del rostro de KyungSoo. El chico había intuido que se trataba de la misión final, lo que conllevaba el cumplimiento de su único objetivo, la muerte.

KyungSoo se dirigió a una torre muy elevada para saltar desde lo más alto y descender rápidamente al infierno pero la torre le recriminó.

—¿Por qué quieres precipitarte desde mis piedras? ¿No sabes que si mueres así tu alma se separará de tu cuerpo y, aunque llegues al infierno, nunca podrás regresar? —Le advirtió la torre.

Durante un largo rato la torre le habló del difícil camino que debía seguir para bajar al infierno, cosa que muy pocos mortales habían conseguido. Mencionó además algunos objetos que debía llevar para superar todas las dificultades. KyungSoo la escuchaba apoyado en sus piedras y buscaba en su serena solidez la fuerza para poder cumplir su misión.

Cupid and KyungSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora