Capítulo5 *Merida*

706 84 25
                                    

El atardecer estaba reflejado en cada estructura de hielo sólido en el reino de Arendelle; en las torretas, los muros de vigilancia y en el castillo.

Dentro, en el salón de reuniones, la reina Elsa estaba en la gran cabecera del comedor de juntas, a su lado estaba el primer ministro, quien asistía con incomodidad.

Rapunzel quedaba frente a ella en el comedor circular, y a su lado su marido y del otro su primer guardia de su reino.

Los acontecimientos fueron narrados a detalle desde el enfoque de la reina, y desde la percepción de su prima dejando escuchar todo con paciencia.

-Una.....una torre cayó en ambas - Confirmó Rapunzel.

-Intenté protegernos -Habla Elsa con el mentón en alto - Pero de un segundo a otro con un error, todo se perdió.

-Y una guerra ¿Será la solución?

-Yo no pedí la guerra - Habla a su defensa Elsa - Pedí al príncipe como justicia y son ellos quienes se oponen y siguen ocultos. Más de la mitad de su gente en mi reino podrían estar en el Sur, pero se niegan.

-¿Cómo estás tan segura que él dio la orden?

-Fueron sus barcos quienes dispararon.

-Pero pudo haber sido alguien más, alguna traición al Sur.

-Eso fue error de Hans y de su gente, son su responsabilidad lo que suceda con su gente y sus actos.

La princesa Rapunzel soltó un suspiro, sabiendo que sería imposible convencer a su prima de eliminar esa guerra.

Eugene miró de reojo a su esposa, miró de nuevo a la reina y tomó valentía para tomar la palabra.

-Con su permiso, majestad - Dijo para continuar sin ninguna objeción- Hay familias y seres queridos esperando a quienes estén en su reino, vivos o muertos.

Elsa sintió una punzada de enojo ante tal comentario, pues cargaba culpas con aquellas muertes.

-Si el príncipe Hans hubiese querido alguna muerte en Arendelle ¿No cree que lo hubiera hecho mucho antes con usted y él a solas?

-No fue así porque no quería ser su esposa, eso sucedió - La reina miró a su ventanal alta y delgada, dónde el anaranjado del atardecer pintaba los muros de su castillo.

-Elsa, no puedo apoyarte en esta guerra. Si continúas congelando todo a tu alrededor puede que invadas reinos que no les corresponde esta baja temperatura.

-Además, tu reino peligra -Continuó Eugene.

-Siempre he protegido con capa y espada a mi reino de cualquier amenaza - Elsa se irguió levantando levemente la voz - Y llega un príncipe encaprichado a iniciar fuego para matar a mi gente.

-Pero....-Rapunzel iba a objetar, pero le interrumpió la reina.

-Perdí a mi hermana ¡Mi única familia! - Elsa le miró con odio y dolor en su voz - Quiero justicia por ellas y mi reino, si deberé hacer una guerra de invierno eterno, que así sea.

-Pues no cuentes conmigo o mi reino - Habla con valentía Rapunzel - Y no quiero permitirte hacer daño a más inocentes.

Con la última palabra, la reina se levantó de su asiento tomando impotencia sobre los demás.

-Mi reina...-Murmuró inseguro el primer ministro ante cualquier acto de ella, pero la platinada sólo levantó con discreción su palma para indicarle que todo estaría bien.

Caminó a un costado del comedor, provocando un latido acelerado en el pecho de su prima y de su marido.

-No lo harán -Dijo con seguridad la reina - Continuarán sus vidas sin estorbar en mis asuntos, pero por ahora debo asegurarme que no intenten nada.

The Snow Queen. 2do libro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora