🍼 7 🍼

2.7K 367 80
                                    

🍼 «De locuras, hermanos y baños» 🍼

La última vez que compartió la cama con alguien, su hermano amenazó con echarlo al piso a mitad de la noche. Nunca tuvo problemas con que durmieran juntos, aunque de niños la tendencia de Luhan por patalear entre sueños, no dolía tanto como décadas después, cuando el futbol había vuelto de sus piernas un par de armas mortales.

Sehun no parecía estar considerando la opción de mandarlo fuera, aunque pedirle que usara el sofá de la sala habría sido una genial excusa para terminar con la extraña incomodidad que había ido a instalarse entre ellos. El asunto no era si Luhan se removía mientras dormía, sino el hecho de estar compartiendo la cama cuando hacía sólo unos días desde que empezaran a salir.

— Aprendí a andar en bicicleta subiendo a la montaña y lanzándome en picada. Estrellé el auto nuevo de gege la primera vez que conduje. Quemé la cocina de la abuela intentando hornearle galletas y sueño con ser actor, aunque no he aprobado una sola audición — murmuró el castaño.

Recitar la colección de desastres ocurridos en su vida no era lo que Sehun esperaba cuando la voz de su novio inundó la habitación, aunque compartir una extraña lista de eventos parecía mejor opción que el sinfín de reclamos a los que debería echar mano. ¿En qué pensaba el rubio cuando lo arrastró a su apartamento y le obligó a pasar la noche fingiendo ser un patético tronco?

No quería imaginar las cosas que Luhan pensaría cuando recordara su primera cita, como si no bastara con su incapacidad para proponer un mejor escenario que el zoológico, el rubio incluso se había atrevido a terminar aquella noche siendo lo más parecido a un pervertido. «Imbécil, mira que meterlo a tu cama como si se tratara de una aventura» se reñía.

—...lo que intento decir, es que no eres la primera locura que cometo y a diferencia del resto, no podría arrepentirme por acceder a ser tu novio — continuó el chino, para su sorpresa — Me gustas, Sehun. Provocas mamuts en mi pancita siempre que sonríes y maremotos de oxitocina cada vez que me besas.

Debía admitirlo y es que, el efecto que aquellas palabras provocaron en su interior no podría haber sido menos que increíble. Había estado tan ocupado suponiendo lo peor de sí mismo que escuchar las cosas tan bonitas que su novio decía, aligero la inquietud y entibió su corazón.

— No espero que lo nuestro sea sencillo, pero no le temo a los retos. Me gustaría que dejaras de actuar como si atravesaras un campo minado. No saldré corriendo porque vayamos un poquito rápido, ni te tomaré por depravado sólo por meterme a tu cama tras la primera cita.

La respuesta que Luhan esperaba, se estrelló contra sus labios cuando la boca de Sehun buscó agradecer con un beso todo cuanto acababa de escuchar. Fue un roce distinto, menos suave y más que alucinante. Esa noche, el rubio le obsequió la caricia que el hombre enamorado anhelaba plantar en sus belfos, olvidándose por un segundo del papel de padre que desempeñaba cada día y la carga de responsabilidades que pesaba sobre sus hombros.

Sólo cuando el aire comenzó a escasear en sus pulmones y todavía con las manos de Luhan aferradas al cuello de su camiseta, Sehun se apartó lo suficiente como para dejarle distinguir la sonrisa que curvaba sus labios en medio de la oscuridad, las palabras sustituyendo la melodía que los suspiros habían entonado un instante atrás.

— Ahora sí puedes tomarme por pervertido.

— Bobo — se mofó el castaño.

— Igual te gusto — Sehun rio y lo atrajo hacia sí. Luhan se acurrucó contra su pecho, aspirando la fragancia del suavizante mezclado con el perfume del rubio.

Canguros y cangureras || HunHan ✔Where stories live. Discover now