Capítulo 7

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Sentía frío, mi sentido de orientación era nulo. ¿Dónde estaba? ¿Quién me había traído hasta aquí? Pero principalmente ¿Por qué estaba aquí? Intenté enfocar mi vista, estaba dentro de una casa, tal vez un edificio.

Las pocas luces que alumbraban el pasillo titilaban. Podía escuchar a lo lejos como el agua caía. Humedad y miedo era lo que se podía percibir en el ambiente.

-¿Hola? -Bien Ale, ahora espera a que el psicópata de la esquina te responda.

Me levante del suelo, todo mi cuerpo dolía. Empece a caminar, lo único que se escuchaba era el agua cayendo y el sonido de mis pasos.

-Maldita sea. -Pronuncié.

No recordaba haber estado en aquel sitio, ni mucho menos el cómo había llegado allí. Mientras más caminaba, más largo se hacía el pasillo.

Pasaron unos diez, tal vez veinte minutos, caminando cuando pude divisar un cruce a la izquierda y a la derecha. ¿Cual tomar? ¿Cual era el correcto?

De pronto, del lado derecho salió una ráfaga de viento frío, tan frío que helaba los huesos. Me abrace un poco para poder darme calor.

-Ale.

Escuche pronunciar mi nombre. Gire varias veces al rededor en donde me encontraba. Nada, seguía sola.

-No puedes ocultarte. -Un susurro.

-¿Hay alguien allí?

-Ale.

El miedo comenzaba a apoderarse de mi cuerpo. Empece a correr hacia el pasillo izquierdo. Pude divisar varias puertas, apresuré el paso hasta llegar a la primera. Nada, estaba vacía.

-¡Maldición! -Refuté.

-Corre.

La maldita voz seguía hablando. Seguí intentando con las puertas y lo único que conseguía era habitaciones vacías.

-Corre.

-¿A dónde carajos se supone que debo correr? -Le respondí a la nada. Si Alex me viera, pensaría que estaba loca. De pronto una idea se vino a mi cabeza, ¿dónde estaba Alex? ¿Jhon? ¿Mis amigos?

-Eres mía.

Empezaba a hiperventilar. Los nervios comenzaban a atacarme, si no me controlaba entraría en un colapso.

-No puedes esconderte. -La voz seguía haciendo acto de presencia. -Eres mía.

De pronto, una puerta de madera, con grandes detalles, destacaba de todas las demás. Se podía observar que había luz dentro de esa habitación.

Corrí hacía ese lugar. Intentaba abrirla pero no tenía éxito.

-¡No la toques! -La voz de un joven se escucho del otro lado.

Me acerque un poco más a la puerta para poder escuchar mejor.

-¡Es mi maldito problema si lo hago o no! -Era una voz gruesa, suponía que debía pertenecerle a un señor. -¡Esto es lo que debiste hacer con ella!

¿Cuantas personas habían dentro de esa habitación? Intente nuevamente abrirla y no funcionaba.

-Corre.

Golpee la puerta con frustración. Me estaba cansando de la maldita voz, de sus murmullos y de todo aquello.

Un pequeño golpe sonó, venía de la habitación.

-Por favor, no más. -Una voz de una joven se escuchó. -Haré lo que me pidas pero detente. -La joven suplicaba.

-¡Cierra la maldita boca de una vez! -El hombre de la voz gruesa volvió a hablar. -¡Tú no eres más que un simple objeto!

¿Cómo saber sí es el chico correcto?Where stories live. Discover now