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En menos de un minuto ya tenía a la rubia fuera de la oficina mientras que el abuelo de Ethan entraba.

Claramente había ayudado a mi jefe a recolocarse su corbata.

Deje a Ethan solo con su abuelo ya que nunca le gustaba que lo molestara.

Me senté en el lugar de la secretaría, ella se había ausentado hoy. Si me preguntan nunca he tenido buena relación con las secretarias de Ethan, si en cinco años ha cambiado más de secretaría que de ropa interior.

Saqué mi celular y comencé a ver mi Instagram.

Podía ver como Amelia subía una vez más una foto de su vestimenta.

Después de una hora salió el abuelo de Ethan bastante calmado.

-La estaré viendo en la semana Emma- dijo él sonriendo con su peculiar sonrisa de un abuelo cariñoso.

-Cuídese- mencione mientras le pedía el elevador

Cuando entre a la oficina me encontré con todo lo que debería estar encima del escritorio en el suelo.

Ethan estaba sentado en su oficina con su corbata estrujada

En silencio comencé a limpiar todo y colocarlo en su lugar.

-¡Lárgate!- elevó su tono un poco enojado

-Debo limpiar primero- mencione mientras continuaba con mi labor

-¡Qué te largues, te dije!- me tomo de mi brazo para sacarme de su oficina que era la mía también

-Ni se te ocurra- me zafé de su agarre

- ¡¿Por qué no me puedes dejar solo?!- grito mientras se acercaba demasiado a mí

Claramente por mi estatura debo alzar mi mirada para verlo.

Podía sentir su respiración en mis labios por lo cerca que nos encontrábamos

Nos quedamos alrededor de unos minutos callados teniendo luchas de mirada.

-¡Haz lo que te salga de allá bajo! - mencionó enojado mientras se separaba de mi

Al fin podía respirar tranquila.

Terminé de limpiar la oficina y me senté en mi lugar

-Vámonos- cometo él tomando de golpe mi bolsa y mi mano para irnos

La gente nos miraba raro ya que Ethan iba con una cara de mala leche y literalmente me iba arrastrando.

Si que podía ser bipolar

-¡Imbécil mi traje!- ahora la que elevó su tono fui yo

Me llevaba como si fuera su perro faldero.

Como si fuera mi pareja el tomo la esquina de mi vestido y lo halo haciendo que vuelva a su lugar.

Al llegar al auto me entro de mala gana.

Imbécil- pensé mientras miraba como se subía al auto

Sin hablar me llevo a su departamento como siempre así que saque las llaves de mi auto para irme a mi casa.

-¡De aquí no te vas todavía!- me tomo de mi codo para entrar a su apartamento

-¡Suéltame que me lastimas!- intente zafarme de nuevo, pero esta vez no pude

Él vivía en uno de estos condominios súper lujos que pensamos vivir cuando seamos grande, pero seguimos igual de pobre o peor. Quién sabe.

Durante estos cinco casi seis años trabajando para él había conocido o vistos muy pocos vecinos.

Relación por contratoWhere stories live. Discover now