V *Final*

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Dos hombres caminaban por los altos y largos callejones de piedra, uno de ellos con un aspecto completamente llamativo - un rostro macabro con cicatrices cruzando - y el otro bastante delgado y simplón.

No parecían expertos en lo que hacían, solo seguían un rastro falso. Se trataba de simples aficionados buscando dinero fácil, donde la promesa de una gran recompensa los atraía como luz a pequeños insectos.

Había muchos como ellos, inútiles en su mayoría, porque, si sigues a alguien, hay unas cuantas reglas básicas que debes saber.

Primero, sé silencioso.

—¿Es vivo o muerto? —preguntó el más bajo—. Me refiero a la recompensa.

—Creo que daban más dinero si lo llevaban vivo, no lo sé. No leí mucho en realidad —respondió el otro—. Es un valor muy alto por solo una cabeza. Tenemos que ser rápidos, hay muchos tras él ahora.

Kayn los seguía de cerca, entre las sombras de las calles, escuchando atentamente en busca de información que fuera importante.

Segunda regla, sé sutil.

—Una sola persona robando en Piltover —resopló el primero—. No puedo creerlo, ¿quién roba allí y vive para contarlo?

—He escuchado que pertenecía a la Orden de las Sombras.

El otro se sorprendió, e hizo un pequeño silencio.

—Pensé que eso era solo una vieja historia. No creí que realmente existieran. —opinó.

—Debe ser un idiota con mucha suerte, es todo.

Los dos siguieron por un callejón oscuro, completamente ignorantes a quien los seguía. Parecía que eran inservibles después de todo, no darían ninguna información nueva.

Kayn se adelantó un poco y decidió terminar con ellos. Salió desde las sombras para enfrentarlos; con un movimiento preciso, Kayn pudo pasar una de sus cuchillas por el cuello de quién parecía ser el líder, asesinándolo de inmediato sin siquiera permitirle decir una palabra.

Su compañero al ver la sangre salpicar en sus ropajes, apuntó de inmediato su arma hacia la oscuridad, sin poder ocultar el temblor en sus manos.

—¡Sal! ¡Maldito cobar...! —su garganta no pudo emitir más sonidos después de sentir el frío metal contra su cuello, punzándolo y haciéndolo sangrar levemente.

Kayn acorraló a su segunda víctima contra la pared, viendo como sus ojos estaban llenos de angustia, casi pidiendo piedad. El caza-recompensas alzó sus manos lentamente y soltó su arma.

El menor sonrió. Eso no lo salvaría. Parecía que con él podría divertirse un poco.

Tercera regla, no tengas miedo.


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Kayn limpió su hoja llena de sangre mientras miraba los dos cuerpos en el suelo. Suspiró, guardó el arma y se arrodilló para rebuscar en los bolsillos de los caza-recompensas en busca de algo de utilidad.

No vio venir un cuchillo apuntando a su espalda, de un tercer cazador.

No vio venir una sombra en la oscuridad, que no le pertenecía a él.

No vio venir que otro cuerpo cayera sin vida en el callejón, después de una muerte rápida y limpia.

Tampoco vio venir esos ojos carmesí mirándolo fijamente, otra vez.

Red as Blood [ZedxKayn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora