Capítulo seis;

36 3 7
                                    

Desperté junto a Alek, quién seguía durmiendo sin percatarse del horrible sonido de la alarma que por primera vez; me había enterado de aquella. Acerqué mi rostro a su cuello y a su vez, mis manos acariciaban su cabello desordenado para despertarlo con dulzura. Noté cómo se acomodó en el colchón para abrazarme, apoyando su cabeza en la mía, gesto el cual me hizo sonreír para empezar a llamarlo.
Gruñó adormecido al despertarse, dejando un cariñoso beso sobre mi frente al hacerlo.

— Venga va, vamos a llegar tarde.—Le advertí a lo que dejó escapar una risa, incorporándose para acto seguido, levantarse de la cama.— ¿Qué pasa?

— ¿Desde cuándo te importa llegar a tiempo a clase?

— No es por mi, si no por ti, se que nunca te pierdes una clase.—Esbozó una sonrisa para calzarse e ir al baño a lo que yo me dirigí al armario para cambiarme la ropa, pues llevaba la misma de ayer.

Acomodé mi cabello en un recogido desordenado y adorne mis labios de aquel labial común en los mismos; color vino. En cuanto salió del baño, me introduje en este para hacer mis necesidades mañaneras; no os sorprendáis, que todos cagamos por la mañana.

Poco después, salí de la habitación junto al mayor para dirigirnos a nuestra primera clase que por desgracia, era distinta, pues a mí me tocaba gimnasia.

Caminé hacia el vestidor para ponerme el pantalón corto y el jersey de tirantes, de nada había servido cambiarme esta mañana de ropa, aunque no recordé que tocaba aquella clase. Terminé y volví hacia el gimnasio aunque mis pasos se vieron interrumpidos por un tirón de brazo hacia el pequeño almacén que había de limpieza, pensé que sería Nova aunque para mí suerte, no era mi mejor amiga; si no el australiano.

— Qué quieres, Luke.

— ¿Cómo va la nariz?—Preguntó colocándose detrás de la puerta, asegurándose de que no saldría corriendo aunque no sería un problema, con una buena patada en los huevos sería suficiente para salir de allí.

— Bien, empieza a amoratarse pero es normal.—Me crucé de brazos frente al alto rubio, esperando alguna palabra más por su parte.— ¿Algo más o puedo irme? Voy a llegar tarde.

— Sólo quería decirte que lo siento, lo de la fiesta y lo que pasó ayer. En cierto modo tengo parte de culpa de que tu novio me diese una paliza, si llego a saber que estás pillada, no hubiese hecho nada.

— Antes de terminar esta conversación, no pertenezco a nadie por lo cuál; nunca estaré pillada. Tendré pareja, no es lo mismo.—Aclare acercándome al contrario para intentar apartarlo, cosa que no conseguí.— Y no tengo novio, soy libre de hacer lo que quiera, con quien quiera y cuando quiera.

— Pues deberías aclararselo, no parece que él lo tenga muy claro.—Una de sus cejas se alzó y aquella sonrisa con picardía típica desde que lo conocí volvió a su rostro, provocando que yo rodase los ojos.

— No me digas lo que tengo que hacer con mi vida, Hemmings.

— ¿Qué tal si me obligas a no hacerlo?—Murmuró cruzándose de brazos, imitandome. Sabía que no soportaba aquello y se aprovechaba.

— ¿Qué tal si evitas que te parta la cara y me dejas salir?

— ¿Qué tal si me comes la boca y luego te dejo salir?—Dicho aquello, se acercó a mí para tomar mis hombros y empujarlos hacia la pared que quedaba detrás de mí, acercando el rostro contrario al propio.

— ¿No decías que no te acostabas con la primera que se te aparecía?—Contesté esbozando una sonrisa en lo que rodeaba sus hombros para llevar las manos a su nuca, aún tenía la curiosidad del australiano.

Red Lipstick ;; l.hemmings. / rami malek.Where stories live. Discover now