capítulo 26: Apuestas.

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No fue una sorpresa ganar en las apuestas, Bruno al parecer lo había planeado así. Tampoco fue una sorpresa que en el gran panel eléctrico apareciera primero "Bill", el seudónimo de Billie. Aún después de no haber aparecido por mucho tiempo, los aficionados seguían confiando en que ella podía ganar. Yo también lo creía, aunque muy poco entendía acerca del Drift. Bruno no iba a aparecer hasta la carrera final, no después de haber encendido la furia en Billie. Éramos nosotras solas contra todos ellos, aunque la mayor parte estaba en manos de Billie.

Cuando Billie me soltó la mano para que fuera hacia la plataforma, las piernas me fallaron y por poco pierdo el equilibrio. Pero me mantuve firme, subí la pequeña escalera de metal bajo el griterío y me uní a las otras dos chicas a las que era evidente que no les caí muy bien. No me importaba. Luego de esa noche no pisaría más el suelo de ese lugar.

Todo estaba listo para lanzar la primera carrera de 10 corredores. Quedaban fuera 2 por carrera. De ella quedarían 8, luego 6, luego 2 y la última decidiría el ganador.

La primera carrera comenzaba a las 02:00 am en punto -ahora eran la 01:26-, ni un minuto más ni un minuto menos. Me llamó mucho la atención la forma en que estaba organizado todo, era tan estructurado. El lugar era como un enorme club nocturno. Siempre había imaginado a las carreras clandestinas como sitios feos y oscuros sin ninguna organización más que para la repartición de las ganancias.

Pero Calle Inter era diferente, la zona fabril había sido restaurada, todo el sitio era muy moderno. Había muchas pistas en el lugar, yo creía que existía solo una, pero no. La que se utilizaría esa noche era la principal, delimitada por conos naranjas en algunas partes para que los corredores no se confundieran, y dentro de esa pista estaba el túnel curvo que me daba un poco de miedo.

Cuando las apuestas acabaron, los organizadores volvieron a poner música a tope, esta vez era un rap que nunca había oído. La gente comenzó a dispersarse y a formar pequeños grupos como al principio. A nosotras nos dejaron bajar de la plataforma con la advertencia de que nos quedáramos cerca del lugar. Allí no valía arrepentirse.

Había un sujeto que no apartaba la mirada de mí poniéndome incómoda. El esposo de Ariana dijo que no tenía de qué preocuparme, aquel era Tony, el sobrino de Bruno. Tony, o Anthony, también correría esa noche. Y era más que evidente que estaba disfrutando las mentiras que había dicho su tío.

Durante el transcurso de la noche, la temperatura había ido descendiendo y la ropa que llevaba puesta, los shorts de jeans y la camiseta a tirantes roja no ayudaban en nada. Suerte que Ariana me había traído un abrigo largo. Lo primero que hice al bajar fue ir a buscar a Billie, necesitaba verla y saber que estaba tranquila. Ella debía saber que si algo le sucedía yo me volvería loca.

Me abrí paso rápidamente entre el círculo que rodeaba a Billie, por no decir groseramente porque algunos se estaban propasando demasiado y no se los iba a permitir, y llegué hasta ella.

Estaba muy furiosa, podía percibirlo por la tensión en su rostro. Nunca la había visto de esa manera. Le tomé la mano pero no reaccionó.

-Debes calmarte, Bill.--dijo una chica que estaba a su lado, una chica castaña y bastante atractiva.--Tienes que correr con la cabeza fría.

La chica en cuestión le pasó su cigarrillo y Billie le dio una calada. Me sorprendió verla fumar, puesto que cuando vivíamos juntos nunca lo había hecho.

De hecho, siempre la había catalogado como una chica bastante sana que no tomaba más que cerveza, y muy escasamente.

Oí un chirrido proveniente del centro de la pista. Allí había dos autos, uno estaba en el centro y el otro marcaba un circulo de humo a su alrededor. Pero lo curioso es que el auto número dos giraba de costado, como si se estuviera deslizando.

DestrucciónWhere stories live. Discover now