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Pov. Taehyung.

En cuanto lo reconocí, supe que esta situación se remontaba a muchísimo tiempo atrás.

Estaba enamorado de YoonGi.

Dejé caer el balón y lo dejé allí, en el suelo. Namjoon me preguntó qué me pasaba. Farfullé algo de que tenía que hablar con YoonGi y eché a correr.

Sabía que amor era una palabra muy fuerte para alguien de mi edad, pero era eso, ni más ni menos, lo que sentía. Lo que había entre nosotros.

Y no quería echarlo a perder.

Habíamos tocado fondo, y allí, en lo más profundo, yo había descubierto algo. La verdad.

Corrí como alma que lleva el diablo. Aquel día no pensaba perder por una décima de segundo. Aquel día habría dejado atrás al más rápido de los corredores. Porque en la línea de meta no mr aguardaba un trofeo... sino YoonGi.

Me faltaba el aliento cuando llamé a su puerta. Me daba igual apestar a sudor o que me tomara por loco.

Lo que estaba a punto de hacer era una locura.

Lo que esta a punto de hacer lo cambiaría todo.

Sin embargo, no podía seguir callado. La verdad que llevaba dentro la estaba alejando de mí.

Había llegado la hora de dejarme de tonterías y dar la cara.

—Oh, hola, Tae —me recibió el señor Min en la puerta. No parecía muy contento de verme.

—Hola, señor Min. ¿Puedo hablar con YoonGi, por favor? —apenas reconocía mi propia voz, de tan suplicante como sonaba.

Él suspiró, pero abrió la puerta.

—Está en la parte de atrás.

Crucé la cada y daludé a Alan, que miró sin inmuntarse. Jamás lo había visto tan serio. Aquel momento, comprendí que había metido la para hasta el fondo. Me dirigí hacia la puerta de la terraza. YoonGi estaba sentado en los escalones que conducían al jardín trasero. Casi se me rompe el corazón cuando vi un montón de pañuelos arrugados a su lado. Empujé la puerta de vidrio. Su padre me indicó que no la cerrara.

—Taehyung está aquí —anunció. Él se dio la media vuelta y vi sus ojos enrojecidos-. ¿te parece bien, Yoon?

Nunca había oído a su padre llamarlo de un modo que no fuera YoonGi. Aquello era peor de lo que pensaba.

Él asintió con un cabeceo casi imperceptible.

Entonces oí la voz de Alan.

—Me voy a quedar aquí de pie por si necesitas algo. Lo que sea

Asintió en mi dirección con gravedad, coml informándome de que me derribaría sin dudarlo si le daba motivos.

La lealtad de Alan aún dejaba más en avidencia mi traición. Jamás me había sentido tan avergonzado de mí mismo.

—Hola —dije acomodándome a su lado con suavidad—. Sé que re he dicho esto muy a menudo últimamente, pero lo siento. Me he portado como un idiota integral. Estaba muy confundido respecto a muchas cosas y quería sentirmé más, pero ahora me doy cuenta de que nada de eso importa, nada de todo eso es importante. O sea, sólo me importas tú.

Nunca me había declarado a nadie, pero comprendí que lo estaba haciendo fatal.

—Estaba muy enojado porque, creo, o sea, sé, bueno, que estoy sintiendo algo. O sea, sabes, no sólo siento algo sino... deja que vuelva a empezar.

Yoongo... ¿y si mejor somos amigos? || Taegi|EN EDICIONWhere stories live. Discover now