Nuestro Secreto

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No puedo describir exactamente como pasó o que clase de fuerza nos invadió esa primera noche, cuando en busca de apoyarlo con un par de consejos y unos tragos, Matthew terminó entre mis brazos, besándome como una mujer y aferrandose a mi cuerpo como una puta.

No fue el alcohol, de eso estoy seguro.
Yo jamás me emborracho con unos cuantos tragos, y Matthew apenas habia bebido de lo suyo cuando empezamos a besarnos.
Tampoco fue el ambiente, pues todo era luctuoso y muy gris; apenas y daba ganas de conversar.
La culpa era toda nuestra.

-¿Te arrepientes?- murmuró Matthew con el rostro casi pegado al mío. Nuestros cuerpos desnudos yacían entre la oscuridad, apenas tocados por la tenue luz lunar que se colaba por las cortinas. Yo no le respondí, sólo vi a la penumbra acumulada en el techo de su habitación en busca de respuestas y no paré hasta que, de reojo, noté su carita de preocupación.

-Tranquilo, no le diré a nadie- me giré para verlo a los ojos, un tanto maravillado de lo plateados que parecían y de lo precioso que se veía en conjunto -Supongo que tu tampoco-

-Será nuestro secreto- Matthew habló en un tono consternado pero con perceptibles notas de ilusión en él. Sus ojos brillaban mientras perdía la mirada entre las sombras y yo no lo resistí.
Tomé su rostro con una mano firme. Lo besé. Sentí como su cuerpo se destensaba y como sus manos recorrían mi espalda. Prolongué el beso lo más que pude, para darle el gusto de tocar todo lo que quisiera y cuando por fin nos separamos en busca de aire permanecí estático, sólo acariciando su mejilla.

-Mírate, tan suave y delicado. Jamás haz hecho nada en tu vida- murmuré embelesado.

-¿Y nuestra aventura en Escupitajo qué?- habló en un tono que no distinguí entre ofendido o juguetón.

-Solo estuviste encerrado unas semanas y luego te rescatamos- dejé de acariciar su mejilla y le di un lijero pellizco.

-Según recuerdo, YO fui el que se salió de la jaula sin ayuda de nadie- me devolvió el pellizco pero 2 veces mas fuerte.

-Y al final fuiste con todas las mujeres que te encontraste a presumir como "los venciste a todos antes de escapar"-

-Soy un hombre de damas. ¿Qué esperabas?- me guiñó un ojo grisáceo. Yo tomé eso como una ofensa.

-Pues ya no lo serás más- tomé su cuerpo y lo posicioné debajo del mío, mostrando dominación total sobre él y quedando cara a cara. Él me sonrió satisfecho.

A partir de esa vez él y yo nos pusimos la soga al cuello y lo disfrutamos.

Al principio fue extraño tener que vernos de frente y en compañía de nuestras familias y amigos, sabiendo la gravedad del secreto que cargabamos, más con el tiempo nos adaptamos. Durante el día éramos sólo dos amigos, por las noches y entre cuatro paredes eramos amantes, y tal personalidad no conocía a la otra.

Fácilmente pude haber acabado con esto cualquier día, decirle no y fingir ser un buen hombre, pero la atracción que sentía por Matthew siempre era más fuerte. Como excusa puedo decir que es comprensible:
Él siempre fue bastante alto, tenía las piernas delgadas y finas y los hombros y el pecho firmes. Sus razgos delicados le daban una belleza muchas veces superior a la de varias mujeres y su precioso cabello rubio afresado la enmarcaba a la perfección. En pocas palabras, era precioso, casi perfecto. Y si ninguna mujer se resistía a él, era cuestión de tiempo de que un hombre tampoco...

Me siento pésimo por escribir esto, es casi un suicidio. Aún así, no puedo parar, y tampoco me quiero deshacer de el. Será mejor que a partir de ahora este diario sea el doble de confidencial que cualquier diario regular, no pienso arriesgarme a que quede en manos equivocadas.
Por hoy se quedará en un cajón bajo llave, ya después veré qué más medidas de seguridad puedo poner.




Soy un gran idiota.

El Diario Del Sheriff Thompson (Tommatt/Mattom)Where stories live. Discover now