R6. Riki Marcuzzo.

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Para eso estamos los primos, para apoyarnos, ¿cierto?

Me sentía tan mal aquí que tome el primer vuelo que salía con dirección a Italia. Quizás estar lejos me ayudaría a olvidar un poco las cosas, solo quería relajarme y tratar de distraerme. Allá tenía un primo, Riki, así que muy difícil de pasarla bien no sería.

En el aeropuerto ya me esperaba Riki, solo tuve que llevar una maleta ya que cada que nos visitábamos compartíamos ropa porque tenemos las mismas tallas, así ahorrábamos pagar el sobre peso de las maletas al llevar solo cosas personales.

Todos estos días la habíamos pasado muy bien, aunque salíamos con sus amigos, pero no entendía bien el idioma, así que solo sonreía y asentaba con la cabeza. Esta noche habían pensado en ir a una discoteca por mi despedida, era una buena discoteca y lo supuse desde que estuvimos como 40 minutos en el camino, tenía que valer la pena para viajar tanto.

Llegamos y nos pusimos a bailar en círculo a un lado de la pista donde ya había un poco de gente, empezamos a tomar un poco de alcohol y los amigos se empezaron a esparcir por el lugar. Por suerte me encontré con una italiana que hablaba perfecto el español, nos quedamos toda la noche conversando y bailando hasta que tuvo que irse ya que era muy tarde, apuntó su número en mi teléfono y se fue. Voltee a buscar a mi primo y no lo encontraba, se me hizo muy raro que no esté ahí cerca. Empecé a caminar entre la gente, pero no lograba ubicarlo. Llegué hasta el baño y tampoco estaba, cuando salí pude ver a la chica con la que Riki bailaba antes, me acerqué y le pregunté por él, me dijo que te habías ido con otra tipa.

¿Ahora? ¿Qué hacía yo solo aquí?

Llamaba a tu teléfono, pero no escuchaba nada. Así que salí de la discoteca, mala idea, mucho frío y yo sin abrigo. Empecé a timbrarte de nuevo, pero salía apagado. No sabía cómo saldría de ese lugar, estoy muy lejos y ni sé la dirección de la casa.

Empecé a caminar como si conociera el lugar, saco mi celular para ver el mapa para tratar de guiarme, pero dos hombres con navajas me jalan hacia un callejón y me quitan mi celular junto a mi billetera, ahora si estaba totalmente arruinado, incomunicado y sin dinero. Me senté en una banca de un parque, ya o aguantaba más y me quedé dormido.

Unas manos me sacudieron, haciéndome despertar, esa cara se me hacía familiar, pero no lo recordaba bien, a través de señas y gestos logré entender que era un amigo tuyo, fue muy amable en llevarme a casa, si no fuera por esa persona quizás nunca hubiera regresado.

Muy molesto, por la mañana, tomé mis maletas y el dinero que había guardado para irme al aeropuerto, no me tomé la molestia de despedirme porque ni eso merecías.

Zabdiel de Jesús.

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Publicado 29/05/2019

8 Razones|| Zabdiel De Jesús {TERMINADO}Where stories live. Discover now